“Vivir como Carmelina” es uno de los refranes más conocidos en cuba. Se trata de una expresión muy usada desde la etapa republicana, y hoy día sigue estando en boca del cubano por su genial connotación, y porque es aplicable a aquellas mujeres a las cuales la suerte les acompaña en un buen vivir sin que ello se deba a su propio esfuerzo.
Lo dice la madre a la hija que no es dada a los quehaceres hogareños, el marido a la mujer holgazana, el envidioso a la vecina que viste bien viste, etc... En fin, que pocos son los que no la han han pronunciado en algún momento de su vida. Sin embargo, como suele suceder con temas del pasado, el personaje que dio pie al refrán no tienen un origen certero.
Parece que como otros, este no vino de nuestra madre patria en el paquete idiomático, ni se formó junto a nuestra identidad nacional. Es que revisando publicaciones de las primeras décadas del siglo pasado, o del anterior, no la hemos encontrado de manera que sea de finales de le época republicana.
Revisando páginas en la red y algunos pocos escritos que sobre el tema, hemos podido encontrar la discutida identidad de su protagonista, y es atribuida a una señora llamada Carmelina Arechabala que era nieta del fundador de la gran fábrica de licores que existió en Cárdenas desde 1878, el ron Havana Club.
El hecho de que dicha fábrica haya publicado a inicio de los años cuarenta una revista de tirada mensual con el nombre de “Gordejuela”, (el poblado de origen de su fundador Don José Arechabala y Aldama), donde nos muestra sus instalaciones y los más diversos detalles relativos a la fabricación del producto que la distinguía, también hacía referencia a la vida social y las variadas actividades de la cúpula que la dirigía.
Revisando páginas en la red y algunos pocos escritos que sobre el tema, hemos podido encontrar la discutida identidad de su protagonista, y es atribuida a una señora llamada Carmelina Arechabala que era nieta del fundador de la gran fábrica de licores que existió en Cárdenas desde 1878, el ron Havana Club.
El hecho de que dicha fábrica haya publicado a inicio de los años cuarenta una revista de tirada mensual con el nombre de “Gordejuela”, (el poblado de origen de su fundador Don José Arechabala y Aldama), donde nos muestra sus instalaciones y los más diversos detalles relativos a la fabricación del producto que la distinguía, también hacía referencia a la vida social y las variadas actividades de la cúpula que la dirigía.
Eso nos ha permitido revisar cientos de páginas en busca de la imagen de esta supuesta mujer, y los hechos que rodearon su vida. Esta fábrica fue algo así como el corazón de la ciudad de Cárdenas. Con sus cientos de trabajadores, las instalaciones que construyó y el auge que le infundió su terminal marítima, se puede decir que de su suerte y progreso dependió en gran parte el desarrollo de esa ciudad.
Por ello no es de extrañar que los integrantes de la familia que la conformó fueran patrones para ese pueblo, y que sus vidas o actuaciones estuvieran constantemente de boca en boca de sus ciudadanos. Y en este caso Carmelina, como heredera y representante de esta gran familia, se haya ganado en un momento determinado esa distinción al ser considerada como ejemplo de una supuesta buena vida.
Decimos que injusta porque según el juicio que nos ha transmitido la investigación que hemos hecho sobre su vida no fue Carmelina el mejor ejemplo de quien lleva una buena vida sin grandes responsabilidades
No es menos cierto que Cuba fue un país donde existieron cientos de tontas de capirote, primeras damas, esposas o amantes de políticos y magnates, hijas de aristócratas que rodeadas de grandes lujos y en la más completa ignorancia, pasaron por la vida sin saber que pasaron. Si acaso para ilustrar las páginas de las revistas sociales.
María del Carmen Arechabala y Arechabala era nieta del fundador Don José Arechabala y Aldama, hija de Carmen Arechabala y Hurtado de Mendoza (conocida como Doña Carmela) y de Don José Arechabala Saínz. En Madrid contrajo matrimonio con el cardenense Dr. Miguel Ángel Arechabala y Torrontegui, hijo de Ramón Arechabala y Saínz (sobrino del fundador Don José) y Catalina Torrontegui y Garteiz, graduado de abogado en la Universidad de la Habana en 1925.
María del Carmen Arechabala y Arechabala era nieta del fundador Don José Arechabala y Aldama, hija de Carmen Arechabala y Hurtado de Mendoza (conocida como Doña Carmela) y de Don José Arechabala Saínz. En Madrid contrajo matrimonio con el cardenense Dr. Miguel Ángel Arechabala y Torrontegui, hijo de Ramón Arechabala y Saínz (sobrino del fundador Don José) y Catalina Torrontegui y Garteiz, graduado de abogado en la Universidad de la Habana en 1925.
Ambos como podemos ver estaban lejanamente emparentados. Con el tiempo su esposo llegó a ser director de la Compañía, cargo que desempeñó con acierto y humildad hasta que el 21 de septiembre de 1946, cuando falleció a los 42 años de un inesperado infarto cardíaco mientras se encontraba en su residencia de descanso en la playa de Varadero. Entonces el matrimonio tenía dos hijos.
A partir de entonces y hasta que pudimos seguir su rastro a través de los artículos de la revista, la vida de nuestra protagonista transcurrió entre los usuales deberes de madre y la asistencia a diversas actividades benéficas, religiosas, culturales, etc. siempre patrocinadas por la fábrica.
Maldita Hemeroteca
Fuente: DE GORDEJUELA A
MATANZAS Y CÁRDENAS
1862-1878

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