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LA HUELLA CANARIA EN LA GUERRA DE CUBA (III)


Hagamos un poco de historia primero. Para poner el relato en contexto, hay que decir que en aquellos primeros años fue la provincia de Holguín la preferida de estos emigrantes canarios, que desde que llegaron se vincularon a la actividad del tabaco. En ese momento fue la comunidad con más presencia extranjera, después de la Habana por supuesto. 

Hablamos de principios del 1800 aproximadamente, aunque es bueno que se sepa que Holguín ya había sido fundada muchísimos años antes por el capitán Francisco García Holguín, un español que llegó procedente de la comarca "Cabeza de Buey" en Badajoz, provincia de Extremadura. Dicen los libros que en 1545 - aproximadamente - este oficial fundó la ciudad cuando se separó de Bayamo, y creó entonces su propio cabildo, una entidad gubernamental de tipo religiosa. 

De hecho, actualmente en Canarias se le sigue llamando igual al gobierno local. En 1898 la población de españoles en Holguin estaba compuesta de Canarios, además de gallegos, catalanes y santanderinos de acuerdo a las actas de defunción que aun se guardan en las parroquias. 

Violencia 

Los expertos en historia de esas zonas apuntan que esos Canarios se quedaron en Cuba porque, tras la salida de España derrotada por Estados Unidos, el solo recuerdo de la miseria que le esperaba en su Isla les obligó a ir borrando la posibilidad objetiva de un regreso a la patria. 

Los historiadores De Paz y Abreu Cardet señalan que con el estallido de la Guerra de los Diez Años, es decir a partir del diez de octubre de 1868, la inseguridad se apoderó de Holguín; entre otras cosas porque los insurrectos, que integraban un ejército en ese momento sin logística ni intendencia, se abastecían en buena medida a través de audaces ataques a poblados y ciudades donde habitaban muchos isleños.

Es debido a esto que aquellos debieron armarse y crear grupos llamados "contra guerrilleros", al estar mas expuestos que nadie a la violencia y el descontrol que se generó al comienzo de aquella guerra bastante irregular.

Estos grupos anti guerrilleros, fueron creados debido a las atrocidades cometidas por elementos que, amparados en la lucha por la libertad de Cuba, perpetraban todo tipo de excesos. Algunos de estos grupos estuvieron al mando de dos hermanos nacidos en Tenerife, los oficiales Jose y Emilio March y Garcia de Mesa, naturales de la Laguna, región al norte de la isla. 

En el caso de José, nació el siete de octubre de 1842. Ingresó como cadete en el colegio de infantería de Toledo en junio de 1857. Le ascienden a capitán en noviembre de 1868, es enviado al batallón de cazadores Alba de Tormes. Luego, en octubre del 1869, se marcha a Cuba a solicitud propia como miembro del batallón de Voluntarios de Madrid. 

Con el grado de brigadier, es nombrado en junio de 1882 gobernador militar de Holguín que es cuando se desempeña en estas funciones, en tanto que al término del conflicto ya ostentaba el grado de teniente general. En mayo del 1907 fue designado capitán general de las islas Canarias.

Por otro lado su hermano Emilio nace en el 1844. Ingresa como alumno cadete en la Escuela del Estado Mayor, saliendo como Teniente del cuerpo en julio de 1865. Es destinado a Cuba en enero de 1869, asciende a Capitán del Estado Mayor en febrero de 1870, y a Comandante - por méritos de guerra - en el mes de agosto de ese mismo año. 

En 1896 regresa a Cuba como comandante de una división, aunque en mayo de 1897 tiene que dejar su cargo y regresar enfermo a la península. No obstante una vez recuperado regresa a Cuba en enero de 1898 como Comandante General de Manzanillo y de Bayamo.

Al terminó del conflicto Hispano Cubano se marcha de Cuba en 1904 y lo nombran Capitán General de Zaragoza, y en agosto de 1910 es nombrado Capitán General de Baleares así como de Canarias en 1911. Osea que los hermanos poseían un amplio bagaje militar y de prestigio.

Decíamos que una de las principales misiones que le fueron asignadas a estos grupos anti insurgentes fue combatir la delincuencia en la zona Holguinera. Sobre todo la de capturar a uno de los asesinos mas brutales que hubo en aquella zona, Abelardo Rodríguez. Este individuo, que había nacido en en 1868 en el propio Holguín, se había unido a las fuerzas libertadoras mambisas siendo muy joven.

Bajo las ordenes del general Antonio Maceo integró una de las numerosas guerrillas que, teniendo como escenario la intrincada manigua, llevaban a cabo una eficiente guerra irregular contra las entonces inexpertas tropas españolas. Fue una etapa de la guerra terrible, donde casi siempre los prisioneros terminaban siendo ejecutados y en ese caso Abelardo destacaba una crueldad excesiva y con una particularidad, un odio visceral contra los Canarios. 

El boca a boca contaba que su madre había sido maltratada por un marido de esta nacionalidad. Debido a las criticas que le hicieran sus superiores, en especial Maceo, que ya no sabía ni que hacer con él, decide abandonar el ejercito libertador y fundar su propia banda de malhechores. 

A partir de ese momento los asaltos a campesinos y terratenientes se hacían cada vez más frecuentes, sobre todo las que eran propiedad de los canarios que, tras que un trabajo duro y sin límites, les había hecho acumular cierta riqueza. Se aprovechaban del bienestar obtenido por estos esforzados labradores. Se cree que debido a esto es que un número considerable de isleños prestó sus servicios a la causa Española. 

Una parte de ellos integraron estas tristemente célebres anti-guerrillas, por supuesto motivados por el odio y la sed de venganza contra bandoleros de este tipo como Abelardo Rodríguez. Basta decir que en medio de sus fechorías, casi siempre cometidas en la zona de Gibara, si alguna de sus víctimas era de origen Canario, entonces le daba muerte sin ningún tipo de compasión.

De hecho se cree que fue la primera vez que, tanto el ejercito Español como el libertador Cubano, se fijaron un mismo objetivo, la captura de este brutal asesino.

Fueron los Españoles los que le localizaron y le sorprendieron mientras disfrutaba de una siesta en casa de una amante guajira. Ante los ruidos de la emboscada logró escapar y alcanzar el monte, pero en un descuido una rama de un árbol le pegó fuerte en la cabeza mientras corría mirando hacia atrás, y eso hizo que -medio atontado- terminara siendo capturado.

Y aunque los Españoles debieron tener ganas de terminar allí mismo con aquel asesino, se aguantaron y le respetaron la vida. Fue sometido a un juicio justo y por el cual desfiló un mar de testigos como era de esperar. Al final lo condenaron a muerte por fusilamiento, y dicen los que lo vieron que ningún miembro de aquel pelotón falló su disparo.

Un total de veintidós Canarios murieron en combate en aquella guerra.

Como dato adicional diremos que, según aseguró el coronel y doctor en ciencias, el historiador Militar Raul Izquierdo Canosa, en su libro la Guerra de Cuba de 1895 a 1898, hubo un total de dos mil quinientos cincuenta isleños lucharon en el ejercito Español, mientras que quinientos cincuenta lo hicieron en el mambí, y cinco de ellos alcanzaron el alto grado de General en sus distintas variantes.

Las cifras nos dicen que diez oficiales españoles que sirvieron en la causa Cubana alcanzaron altos grados, y de ellos cuatro eran Canarios. Ahora de esos cuatro, tres llegaron a ser generales un mérito que muchos oficiales Cubanos no alcanzaron jamás, como el coronel Manuel Sanguily por ejemplo. En total fueron treinta y tres oficiales extranjeros los que alcanzaron el grado de General en aquel conflicto. 

Por Jorge García
Maldita Hemeroteca
Fuente: Prensa Española