El trece de julio del 2024 alguien intentó asesinar a Donald J. Trump en medio de un mitin de campaña. Fue en Butler, Pensilvania, y por fortuna la bala solo le rozó la oreja derecha. Y aunque el atacante murió, también falleció gente del publico entre otros heridos.
Y hablando de magnicidios, con anterioridad Abraham Lincoln fue victima de un atentado en el 1865, igual James Garfield en 1881 y William McKinley en 1901. Ya en el siglo XX el más morboso de todos fue el de John F. Kennedy en 1963, quien cayó muerto en su coche delante de su esposa y de toda la nación.
Luego, en 1968, asesinaron a su hermano Robert, y también lo intentaron sin éxito contra Gerald Ford, en 1975, y contra Ronald Reagan en 1981, aunque este ultimo consiguió recuperarse de los disparos. Eso sin contar que Roosevelt, que ya no lo era en ese momento, recibió un balazo en el pecho en medio de un discurso que llegó a pronunciar completo.
Son mucho más, incluso algunos los sufrieron en repetidas ocasiones, sin ir más lejos Donald Trump, cuando el pasado quince de septiembre -ya elegido presidente-, fue objeto de otro fallido atentado en un campo de golf en West Palm Beach, Florida. Pero tranquilo que eso no es nada...
Existe un ranking confeccionado por la web "World Statistics" donde se recogen, entre otras cosas, los intentos de asesinato a distintos mandatarios mundiales. Por ejemplo aparece el líder de la autoridad al Palestina Yaser Arafat con trece intentos, bastante alejado de los cincuenta y cinco que le hicieron al ex presidente de Albania Ahmet Muhtar Zogolli, y los cuarenta y dos al líder del partido nacional socialista obrero Alemán, Adolf Hitler.
Tambien hubo puros explosivos, una caracola dinamitada en un plato de mariscos, un batido envenenado, el sulfato de talio para "depilarle la barba", el pañuelo con bacterias y hasta el uso de sustancias alucinógenas como el LSD. En referencia a este ultimo, menos mal que fracasó porque si "estando limpio" fue capaz de hacer lo que hizo, imagine de lo que hubiera sido capaz bajo los efectos de una dosis mal calculada de ácido lisérgico.
Incluso se contrataron mafiosos sicilianos como en las películas. Este caso salio a la luz el diecinueve de junio de 1975, cuando el capo mafioso Sam Giancana fue citado para declarar por el Comité de Inteligencia del Congreso, para que explicara su participación en las conspiraciones de la CIA para acabar con Castro. Ese día, cuando salía de su casa de Illinois, fue asesinado a tiros por personas desconocidas. ¿Vendetta?.
El dramaturgo y más grande exponente de la lengua inglesa, el británico William Shakespeare, dijo una vez lo siguiente: "Los cobardes mueren muchas veces antes de su verdadera muerte". La concreta ha sido que en 66 años de dictadura, el régimen tiránico de la Habana han superado ya a catorce administraciones en la Casa Blanca, y eso si que constituye un record a batir.
Sin embargo, ninguno de ellos se aproxima siquiera a los 638 supuestos declarados - pero no probados o más bien inventados - del dictador cubano Fidel Castro, según una relación compilada hasta el año 2007. Y a pesar de que no aportó ni una sola prueba en la mayoría de ellos, el famoso libro de Récords Guinness señala indirectamente a la Central de Inteligencia Americana como la más ineficaz, incapaz, incompetente e inútil del mundo.
Según las declaraciones ofrecidas por el fallecido ex escolta de Fidel a la cadena de Telemundo, Juan Reinaldo Sánchez, la mayoría de esos atentados eran falsos, creados por la misma Seguridad del Estado para producir "ruido en el sistema". Otros, en cambio, si llegaron a planearse, como las famosas píldoras de la difunta Marita Lorenz, la Mata Hari del Caribe, el traje de buceo de neopreno impregnado en veneno, o un bolígrafo jeringuilla igual de venenoso.
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| Marita Lorenz |
Tambien hubo puros explosivos, una caracola dinamitada en un plato de mariscos, un batido envenenado, el sulfato de talio para "depilarle la barba", el pañuelo con bacterias y hasta el uso de sustancias alucinógenas como el LSD. En referencia a este ultimo, menos mal que fracasó porque si "estando limpio" fue capaz de hacer lo que hizo, imagine de lo que hubiera sido capaz bajo los efectos de una dosis mal calculada de ácido lisérgico.
De cualquiera manera, la fantasía egocentrista de Fidel Castro le sirvió para lo que siempre se propuso desde el primer momento que llegó a la Habana en 1959, perpetuarse en el poder, encarcelar, fusilar y obligar al exilio, en el mejor de los casos, a casi tres millones de Cubanos.
Maldita Hemeroteca
FUENTES: Prensa Española







