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| Castro al centro en ciudad Mexico, rodeado de sus futuros expedicionarios del yate Granma. // |
En el año 1953, el director de cine mexicano, Emilio "Indio" Fernández Romo dirigió la película "La Rosa Blanca", basada en la vida del apóstol de la independencia cubana José Martí, a raíz de su centenario.
La cinta, que en realidad fue una superproducción que contó con un presupuesto de trescientos diez mil dólares, tuvo como guionista al escritor Mauricio Magdaleno, gran estudioso de la vida del mártir cubano, y a instancias del entonces dictador Fulgencio Batista, gran amigo del Indio, o al menos eso creía.
Entre los actores el Indio contó con Roberto Cañedo como Martí, una entonces jovencita Gina Cabrera que interpretó el personaje de Carmen Bazán, la esposa, mientras que por otro lado la más experimentada Raquel Revuelta le dio vida a Carmen Miyares, la amante que tuvo el apóstol en New York.
Cuando la película se estrenó en 1954 el nieto, César Romero y su madre María Mantilla, hija oculta de Martí en New York, fue entrevistado en esa ciudad por Vicente Cubillas Jr. para la entonces importante revista Bohemia. “Me hubiera sentido orgulloso de interpretar a mi abuelo en la pantalla”. Además lamentó que no se hubiera consultado a su madre o ni siquiera al biógrafo Jorge Mañach, a la hora de conformar la personalidad de José Martí.
Pese al estereotipo que le dio el Indio, más un Don Juan que un patriota, la película, quizás por la misma polémica que desató, fue un éxito de taquilla en los cines Cubanos. Y aunque ya hemos publicado la historia
en este mismo blog, este director - supuestamente amigo personal de Batista - mantuvo escondido en un baño de su casa nada menos que a Fidel Castro, cuando este era buscado por la policía del DF.
Y llegados a este punto, hay una anécdota de la que no a hablado mucho y que esta relacionada con un soborno que le hiciera Castro al que pensó lo iba a liquidar en esa ciudad, nada menos que cincuenta mil pesos. El hecho ocurrió en 1956, en la esquina de Emparan y Puente de Alvarado, en Ciudad de México, cuando fue detenido mientras huía de un supuesto atentado contra su vida, según contó años después el hijo del policía que lo detuvo.
Según este señor, Castro habría ofrecido a su padre y agente Fausto Max Morales, un soborno de cincuenta mil pesos: “Chico, no me mates, te ofrezco cincuenta mil dólares”, mientras agregó que al padre le había parecido una cifra estratosférica, sobre todo para la época, muy propia de un narcotraficante o un contrabandista, que para salir de dudas se lo llevó preso a la entonces oficina de la temida Dirección Federal de Seguridad.
LOS HECHOS
Según reza un informe elaborado por Fernando Gutiérrez Barrios, en ese momento jefe de la Dirección Federal de Seguridad, y que fuera desclasificado en el Archivo General en México, dice lo siguiente....
La noche del 20 de junio de 1956, Castro y varios de sus seguidores habían regresado a la Ciudad de México desde el rancho Santa Rosa, en el vecino municipio de Chalco. Allí realizaban prácticas de tiro, como entrenamiento para un movimiento armado que finalmente iniciaron meses después en el oriente Cubano.
Al llegar a la calle Polanco los cubanos detectaron un extraño movimiento de coches y huyeron hacia la casa de María Antonia González para esconderse, por cierto muy cerca de la dirección de la policía secreta. El encuentro con Morales sucedió a pocos metros de esa casa.
Por supuesto, Castro le contó esta anécdota al "trágalo todo profesional" Ignacio Ramonet, pero jamás le habló de este dinero que, a todas luces, había sido el donado por la tropa de tontos útiles que le sufragaron todo, hasta el viejo Yate con el que regresó a Cuba, y entre los que se encontraban el depuesto presidente Carlos Prío Socarras o el modisto Cristian Dorr, que lo hacía a través de su representante en américa, el empresario y republicano español (dígase izquierdista) José Félix Llopis Lamela, un importante comerciante de tabaco cubano. (
Entrevista en El País.es)
Otro de los donantes fue Ramón Zapico, director financiero de la tienda "El Encanto", fundada en 1888 por dos asturianos, José y Bernardo Solís, e intervenida en 1960 por el "asesino en serie" argentino Ernesto Guevara. Sí, porque aunque le parezca increíble, buena parte de los empresarios de origen español afincados en Cuba financiaron al barbudo, claro sin sospechar que este terminaría por imponer un sistema comunista que a la postre les despojaría de todo.
Maldita Hemeroteca