Por suerte hay bibliografía "peligrosa" que si hace referencia directa a esta patriota, hija de un empresario Gomero (La Gomera, Islas Canarias) de nombre Inocencio Casanova, dueño del ingenio "La Armonía", al que el gobierno español le había incautado sus bienes por su apoyo al proceso libertario cubano. Por otro lado su hija Emilia era la esposa de uno de los más grandes novelistas y activistas políticos cubanos de aquella época, Don Cirilo Villaverde, autor de la icónica novela "Cecilia Valdés o la Loma del Ángel".
No resulta fácil conseguir información de la situación en Cuba de 1850, al menos no tanto como después de 1868, sin embargo se sabe que desde muy joven se comprometió con la independencia y mucho antes de que lo hicieran Francisco Aguilera o Carlos Manuel de Céspedes. De hecho hizo suya la bandera que enarboló el anexionista venezolano Narciso López, quince años antes por lo menos.
Gracias a las múltiples cartas que escribió y que están recogidas en sus apuntes biográficos de la universidad de Chapell, en Carolina del Norte, EEUU, hoy se conoce que en 1869 doña Emilia Casanova fundó una sociedad femenina para apoyar la causa Cubana, "Liga de las Hijas de Cuba", llegando a presentar proyectos en el Congreso norteamericano y utilizando cuantos medios estuvieron a su alcance para conseguir la ansiada libertad o la anexión en todo caso. En una carta enviada a la escritora y feminista argentina Juana Manso, Doña Emilia le decía esto:
“Era yo niña todavía, cuando en una mañana de mayo, el bravo Narciso López plantó delante de la ventana de mi casa en Cárdenas la bandera que había ideado para simbolizar la libertad e independencia de Cuba. Me pareció tan bella, y grande el hombre que la enarbolaba, que desde ese momento juré en mi interior consagrar mi vida a ese fin sagrado y noble.”
Y créalo, la doña llegó a conversar con las más prominentes personalidades hispanoamericanas, norteamericanas y europeas con tal de lograr su objetivo. Como por ejemplo con el presidente de Estados Unidos Ulysses Grant, o su secretario de estado Hamilton Fish y ese, y no otro, ha sido el motivo por el cual la dictadura castrista ha intentado borrarla de la historia Cubana, lo cual logró dentro del territorio nacional.
Con solo investigar un poco en su vida, podrá percatarse lo tremendamente efectiva que era esa señora recaudando apoyo y dinero en los EEUU, hasta sus joyas las puso al servicio de la causa, mientras que por otro lado enviaba infinidad de cartas a personalidades del mundo buscando simpatías y otros aportes. Además, tenía una columna reservada en el periódico "América Latina" de New York, donde publicaba sus artículos y de paso alentaba a sumarse a futuros simpatizantes.
Cuan preocupante fue para España esta mujer, que de todas las cubanas independentistas de aquella época resultó la más atacada por la prensa, y con diferencia. En especial "El Moro Musa" y "Don Junípero", que a partir de 1858 centraba su ataque en Máximo Gómez y en Emilia, como protagonistas de una brutal campaña propagandística del afamado caricaturista bilbaíno radicado en Cuba, Víctor Patricio de Landaluze.
Como firmes defensores de la causa española, estos semanarios publicaban artículos pro españoles e insertaban viñetas de carácter jocoso-satírico. Hacían referencia a cualquiera que consideraran un desafecto a la corona española, haciéndose más virulenta a partir de la revolución del 1868, como por ejemplo contra de Carlos Manuel de Céspedes al que llamaban como "El Sultán de Bayamo".
Aquellos lideres insurrectos y colaboradores eran ridiculizados por este dibujante y coronel de voluntarios, que fue considerado como el pionero de la viñeta humorística cubana, de hecho su obra estuvo presente en una treintena de periódicos y revistas de entonces.
Fue tan efectiva Emilia en su labor separatista, que llegó a entrevistarse con el presidente de Estados Unidos Ulysses S. Grant en la propia Casa Blanca. Fue a raíz de que su padre Inocencio, que desde 1870 era ciudadano estadounidense y poseía propiedades en el "West Farm" de New York, (hoy el Bronx) fue capturado por los Españoles para tratar de intimidarla por medio del chantaje.
El presidente Grant quedó muy impresionado por su valor y actitud, que no solo la ayudó en la liberación de su padre, consiguió que ella y su hermana Carmen le acompañaran el 25 de febrero de 1871 en New York, a raíz que Don Inocencio fuera expulsado de Cuba y le fueran decomisadas el ingenio y las tierras que tenía en Cárdenas.
Lo de este Canario y su amor por el ideal independentista cubano fue mucho. A iniciativa de Emilia, fue capaz de edificar túneles que conectaban su mansión con el canal de Long Island, y de esa forma ocultaban los embarques de pertrechos militares para la guerra en Cuba. De allí salieron no pocas expediciones durante la guerra de los diez años.
Un año después Emilia repitió el viaje. Era el 1871 y las autoridades españolas habían encarcelado a varios estudiantes de la facultad de medicina acusados de profanar la tumba del periodista y coronel de voluntarios asturiano, Don Gonzalo de Castañón, que luego fue muerto a tiros en Tampa a manos de un emigrante Cubano. Esa vez Emilia no tuvo la misma suerte, pues ocho de aquellos estudiantes fueron injustamente fusilados.
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| Caricatura de Emilia de 1859 |
En otro de sus viajes a Estados Unidos se presentó en el congreso para condenar el trato inhumano con los esclavos. Emilia estaba decepcionada de que el gobierno estadounidense continuara apoyando el dominio colonial español en la isla, en vez de ayudarlos a independizarse.
En aquel congreso proporcionó evidencias que probaban que entre los años 1820 y 1850, Estados Unidos se había opuesto a los esfuerzos para poner fin a esta abominable práctica en Cuba, en una época en que era igualmente ilegal en Estados Unidos. Denunció además, que gracias a ese apoyo era que España le mantenía los precios bajos a los productos que Washington importaba desde de Cuba.
La evidencia confirmó que la Casa Blanca se opuso a las revoluciones cubanas anteriores al 68, entre otras cosas porque temían que una revolución de ese tipo pusiera fin a la esclavitud en la isla. De ahí que sus poderosos argumentos y pruebas no influyeron en un Congreso, al que le resultaba muy provechoso que la isla estuviera controlada por España.
Emilia, y su esposo Cirilo, continuaron trabajando juntos durante el levantamiento del 68 organizando el contrabando de armas y municiones. Uno de los barcos con esas armas fue capturado por los españoles en 1873, y algunos de sus tripulantes fueron encarcelados y otros ejecutados. Dado que el barco había navegado bajo una bandera estadounidense, Washington se mostró indignado con las fuerzas separatistas.
Durante la Guerra de los Diez Años, la casa de los Villaverde en Manhattan fue un importante lugar de reunión para la comunidad Cubana en el exilio. Durante la crisis de 1873, un reportero del "New York Times" la visitó y encontró allí reunidos a muchos partidarios de la independencia, y pudo comprobar que de todos ellos Emilia se había convertido en la líder indiscutible del movimiento.
La Guerra de los Diez Años terminó en 1878 tras la paz del Zanjón. La creciente falta de recursos y las luchas internas entre líderes cubanos terminaron por debilitar la oposición. El general Arsenio Martínez Campos se percató de ello, e ideó un plan pacifista que los patriotas cubanos se vieron obligados a firmarlo. Habían entregado las armas sin conseguir más que salvar su integridad física y algo de dinero como pago.
Sin embargo, tanto el matrimonio Villaverde como muchos otros muchos exiliados continuaron apoyando la lucha hasta que, en 1894, Cirilo fallece en Nueva York. Emilia regresó a Cuba con su cuerpo para cumplir su deseo de ser sepultado allí, e inmediatamente regresó a Nueva York tras el entierro. Al año siguiente los cubanos iniciaron la tercera de las guerras, la del 1895, organizada por José Martí. Entonces Emilia Casanova de Villaverde volvió "a sus andadas".
De inmediato comenzó a recaudar fondos aunque no pudo ver alcanzado su anhelo de victoria. Murió en Nueva York el cuatro de marzo de 1897, justo un año antes de ver como Estados Unidos se decidía al fin a apoyar la causa, e incluso a invadir la isla. Sus restos fueron inhumados en el cementerio de Saint Raymond de Nueva York, pero su deseo fue el de ser enterrada en La Habana junto a su esposo. Su hijo Narciso cumplió su voluntad en 1944.
Solo agregar que con la muerte de José Martí - quien era el que siempre resaltaba las proezas de las mujeres en ese ámbito - las noticias sobre las patriotas fueron desaparecieron dentro de una sociedad enteramente patriarcal, aun cuando en Cayo Hueso habían mil quinientas féminas pertenecientes al partido revolucionario Cubano.
Es más, previo y durante la guerra del 68, ninguno de estos nombres les dirá nada a la mayoría, en cambio mujeres como María de Jesús Ortegosa, Martina Lorda Ortegosa, Teresa Mendoza o Mercedes Valdés Consuegra, estuvieron estrechamente vinculadas con el movimiento conspirativo en Villa Clara en la labor de espionaje. Vaya y pregunte por ellas en Cuba, y verá que casi nadie las conoce.
Como Inés Morrillo por ejemplo, una agente secreta al servicio del mayor general polaco Carlos Roloff, que por su trabajo fue capturada y condenada a muerte. Afortunadamente para ella su condena fue conmutada, por lo que se mantuvo presa en "la Casa de Recogidas" o Prisión de Mujeres de la Habana, hasta que fue firmada la paz del Zanjón.
Heroínas como Eva Adán y Betancourt de Rodríguez, Rafaela Rodríguez de Rodríguez, Angela Malvina Silva, Caridad Agüero Betancourt, Candelaria Cabrera y Calzada, Gabriela de Varona Miranda, Leonor y Concepción García Iñiguez, Angela Malvina Silva, Rosario Morales de los Reyes, Isabel Pérez Cabrera de García, Rosalía García de Osuna, Clotilde Sánchez, Josefina Sarduy, Concha Agramonte, María Aguilar Borrero, Ana Cabrera y Calzada de Pérez, Manuela Cancino, Pastora González, Francisca Marrero, Inés Morillo, Belén Pérez o Cecilia Porras Pita, fueron otras patriotas cubanas que no debemos olvidar.
Maldita Hemeroteca
Fuentes:
--"Emilia Casanova de Villaverde. Apuntes biográficos de la Universidad de Chapell, North Carolina.
--" Ena Curnow / "Emilia Casanova: La patriota cubana y gran amor de Cirilo Villaverde" / “La mujer en la era colonialˮ.
--La mujer cubana, historia e Infra historia, Ediciones Universal, 2000, Miami, EEUU.
-- Noemí Rivera de Jesús: "La contribución de las mujeres y los clubes revolucionario femeninos desde el exilio a la causa revolucionaria".
-- HOOREGO ESTUCH, L. Emilia Casanova, la vehemencia del separatismo. La Habana, 1951.
-- BEERMAN, E. “Un canario en Cuba y Nueva York (1804-1890)”. XII Coloquios de Historia Canario-Americana. Las Palmas, Islas Canarias, 1992.