jueves, 1 de agosto de 2024

Doña Emilia Casanova: Una vida consagrada a la libertad de Cuba

 Con la "Liga de las Hijas de Cuba", Emilia creo la primera organización política de mujeres exiliadas por la independencia de Cuba.

Si repasara un libro de historia Cubano, de estos que han sido publicados por la dictadura castrista, encontrará que las mujeres que se destacaron en la lucha insurreccional durante el siglo XIX siempre fueron las mismas. Mariana Grajales o su nuera Cabrales, Ana Betancourt, Bernarda Toro, Clemencia Gómez o Marta Abreu y poco más, sin embargo hubo otras que se destacaron igual, o más, que estas más conocidas.

Esta el caso de Doña Emilia Casanova de Villaverde, que a nuestro modo de ver las cosas, nos parece que consiguió hacer muchísimo más que las anteriores. Esta cardenense fue de las primeras que se dedicó en cuerpo y alma a liberar a Cuba del dominio Español e incluso, fue tal su empeño en que no descartó una posible anexión a los Estados Unidos.

Ya por eso la historiografía cubana la ha relegado a un segundo plano, cuando este fue un tema tratado - con acuerdo o no - por el mismo general Antonio Maceo . Fíjese que usted nunca verá un artículo ni una caricatura satírica en ningún medio de la época en contra de Mariana Grajales, a la que probablemente ni conocían, en cambo contra doña Emilia Casanova sí se gastaron ríos de tinta por lo peligrosa que resultaba.
 
Por suerte hay bibliografía "peligrosa" que si hace referencia directa a esta patriota, hija de un empresario Gomero (Islas Canarias) de nombre Inocencio Casanova, dueño del ingenio "La Armonía", al que el gobierno español le había incautado sus bienes por su apoyo al proceso libertario cubano. Emilia era la esposa de uno de los más grandes novelistas y activistas políticos cubanos de aquella época, Don Cirilo Villaverde, autor de la icónica novela "Cecilia Valdés o la Loma del Ángel". 

No resulta fácil conseguir información de la situación en Cuba de 1850, al menos no tanto como después de 1868, sin embargo se sabe que desde muy joven se comprometió con la independencia de Cuba, mucho antes de que lo hicieran Francisco Aguilera o Carlos Manuel de Céspedes. De hecho hizo suya la bandera que enarboló el anexionista venezolano Narciso López, 15 años antes por lo menos. 

Gracias a las múltiples cartas que escribió y que están recogidas en sus apuntes biográficos de la universidad de Chapell, en Carolina del Norte, EEUU, hoy se conoce que en 1869 doña Emilia Casanova fundó una sociedad femenina para apoyar la causa Cubana, "Liga de las Hijas de Cuba", llegando a presentar proyectos en el Congreso norteamericano y utilizando cuantos medios estuvieron a su alcance para conseguir la ansiada anexión. En una carta enviada a la escritora y feminista argentina Juana Manso, doña Emilia le decía esto:

----“Era yo niña todavía, cuando en una mañana de mayo, el bravo Narciso López plantó delante de la ventana de mi casa en Cárdenas la bandera que había ideado para simbolizar la libertad e independencia de Cuba. Me pareció tan bella, y grande el hombre que la enarbolaba, que desde ese momento juré en mi interior consagrar mi vida a ese fin sagrado y noble.”                                                           

Y créalo, la doña llegó a conversar con las más prominentes personalidades hispanoamericanas, norteamericanas y europeas para lograr su objetivo, como el presidente Ulysses Grant y su secretario de estado Hamilton Fish por ejemplo; y ese es el motivo por el cual no ocupa un puesto cimero en el ranking patriotero que muchos conocemos.

Con solo investigar un poco en su vida, verá lo tremendamente efectiva que era recaudando apoyo y dinero en los EEUU, hasta sus joyas las puso al servicio de la causa, mientras que por otro lado enviaba infinidad de cartas buscando simpatías y otros aportes. Además, tenía una columna reservada en el periódico "América Latina" de New York, donde publicaba sus artículos y de paso alentaba a sumarse a futuros simpatizantes.

Cuan preocupante fue para España esta mujer, que de todas las independentistas de aquella época resultó la más atacada por la prensa con diferencia, en especial en "El Moro Musa" y "Don Junípero", que a partir de 1858 centraba su ataque en los desafectos cubanos, destacando Máximo Gómez y Emilia como protagonistas de una brutal campaña propagandística del afamado caricaturista bilbaíno radicado en Cuba, Víctor Patricio de Landaluze.

Como firmes defensores de la causa española, estos semanarios publicaban artículos pro españoles e insertaban viñetas de carácter jocoso y satírico referidas a cualquiera que consideraran un desafecto a la corona española, haciéndose más virulenta a partir de la revolución del 1868 en contra de Carlos Manuel de Céspedes, al que llamaban "El Sultán de Bayamo". 

Aquellos lideres insurrectos y colaboradores eran ridiculizados por este dibujante y coronel de voluntarios, que fue considerado como el pionero de la viñeta humorística cubana con una obra que estuvo presente en una treintena de periódicos y revistas de entonces. Sin embargo, Emilia era tan efectiva en su labor pro separatista, que llegó a entrevistarse incluso con el presidente de Estados Unidos Ulysses S. Grant en la propia Casa Blanca. 

Fue a raíz de que su padre Inocencio, que desde 1870 era ciudadano estadounidense y que poseía propiedades en el "West Farm" de New York, (hoy el Bronx) fue capturado por los Españoles para tratar de intimidarla por medio del chantaje. El presidente Grant quedó muy impresionado por su valor y actitud, que no solo la ayudó en la liberación de su padre, consiguió que Emilia y su hermana Carmen le acompañaran en New York el 25 de febrero de 1871 cuando fue expulsado de Cuba.

Fíjese quien fue este Canario, y su amor por el ideal independentista cubano, que fue capaz de edificar, a iniciativa de su hija, unos túneles que conectaban su mansión con el canal de Long Island, y de esa forma se ocultaban los embarques de pertrechos para la guerra en Cuba. De allí salieron no pocas expediciones para la guerra de los diez años. A Inocencio le fueron decomisados el ingenio y las tierras que tenía en Cárdenas, Matanzas. 

Un año después, Emilia repitió el viaje. Era el 1871 y las autoridades españolas habían encarcelado a varios estudiantes de la facultad de medicina acusados de profanar la tumba del periodista asturiano Don Gonzalo de Castañón, muerto a tiros en Tampa a manos de un emigrante Cubano. Esa vez Emilia no tuvo la misma suerte, pues 8 de aquellos estudiantes fueron injustamente fusilados.
 
Caricatura de Emilia de 1859

En otro de sus viajes a Estados Unidos, se presentó en el congreso para condenar el trato inhumano con los esclavos en Cuba. Emilia estaba decepcionada de que el gobierno estadounidense continuara apoyando el dominio colonial español en la isla, en vez de ayudarlos a independizarse.

En aquel congreso proporcionó evidencias que probaban que entre los años 1820 y 1850, Estados Unidos se había opuesto a los esfuerzos para poner fin a la esclavitud en Cuba, una época en que esta abominable práctica era también legal en Estados Unidos. Denunció además, que gracias a ese apoyo era que España le mantenía los precios bajos a los productos que Washington importaba desde de Cuba. 

La evidencia confirmó que la Casa Blanca se opuso a las revoluciones cubanas anteriores al 68, entre otras cosas porque temían que una revolución de ese tipo pusiera fin a la esclavitud en la isla. De ahí que sus poderosos argumentos y pruebas no influyeron en el Congreso, ya que para los Estados Unidos resultaba muy provechoso económicamente que la isla estuviera controlada por España. 

Emilia, y su esposo Cirilo, continuaron trabajando juntos durante el levantamiento del 68, organizando el contrabando de armas y municiones. En 1873 uno de los barcos con esas armas fue capturado por los españoles, y algunos de sus tripulantes fueron encarcelados y otros ejecutados. Dado que el barco había navegado bajo una bandera estadounidense, Washington se mostró indignado con las fuerzas separatistas. 

Durante la Guerra de los Diez Años, la casa de los Villaverde en Manhattan fue un importante lugar de reunión para la comunidad Cubana en el exilio. Durante la crisis de 1873, un reportero del "New York Times" visitó la casa y encontró allí reunidos a muchos partidarios de la independencia, y que de todos ellos Emilia se había convertido en la líder indiscutible del movimiento. 

La Guerra de los Diez Años terminó en 1878. La creciente falta de recursos y las luchas internas entre líderes cubanos terminaron por debilitar la oposición. El general Arsenio Martínez Campos se percató de ello e ideó un plan pacifista. Los patriotas cubanos se vieron obligados a firmarlo, confirmando con ello que la isla seguiría tal y como estaba. Habían entregado las armas sin conseguir más que salvar su integridad física y algo de dinero como pago.

Sin embargo, el matrimonio, y otros muchos exiliados cubanos, continuaron apoyando la lucha por la independencia hasta que en 1894 Cirilo Villaverde fallece en Nueva York. Emilia regresó a Cuba con su cuerpo para cumplir el deseo de su esposo de ser enterrado allí, e inmediatamente regresó a Nueva York después del entierro. Al año siguiente los cubanos iniciaron la tercera de las guerra de independencia contra España, la del 1895 organizada por José Martí, y Emilia Casanova de Villaverde volvió "a sus andadas".

De inmediato comenzó a recaudar fondos, aunque no pudo ver alcanzado su anhelo de victoria. Murió en Nueva York el 4 de marzo de 1897, justo un año antes de ver como Estados Unidos se decidía al fin a apoyar la causa cubana, e incluso a invadir la isla. Sus restos fueron inhumados en el cementerio de Saint Raymond de Nueva York, pero su deseo fue el de ser enterrada en La Habana junto a su esposo. Su hijo Narciso cumplió su voluntad en 1944. 

Solo agregar que a la muerte de José Martí - quien era el que siempre resaltaba las proezas de las mujeres en ese ámbito - las noticias sobre las patriotas fueron desaparecieron dentro de una sociedad enteramente patriarcal, aun cuando en Cayo Hueso habían 1,500 mujeres que pertenecían al partido revolucionario Cubano.

Es más, previo y durante la guerra del 68, ninguno de estos nombres les dirá nada a la mayoría, en cambio mujeres como María de Jesús Ortegosa, Martina Lorda Ortegosa, Teresa Mendoza o Mercedes Valdés Consuegra estuvieron estrechamente involucradas en el movimiento conspirativo en Villa Clara, haciendo disímiles trabajos de espionaje. Vaya y pregunte por ellas en Cuba y verá que casi nadie las conoce.

Como Inés Morrillo por ejemplo, una agente secreta al servicio del mayor general polaco Carlos Roloff, que por su trabajo fue capturada y condenada a muerte. Afortunadamente para ella su condena fue conmutada, por lo que se mantuvo presa en "la Casa de Recogidas", (Prisión de Mujeres de la Habana) hasta que fue firmada la paz del Zanjón. 

Heroínas como Eva Adán y Betancourt de Rodríguez, Rafaela Rodríguez de Rodríguez, Angela Malvina Silva, Caridad Agüero Betancourt, Candelaria Cabrera y Calzada, Gabriela de Varona Miranda, Leonor y Concepción García Iñiguez, Angela Malvina Silva, Rosario Morales de los Reyes, Isabel Pérez Cabrera de García, Rosalía García de Osuna, Clotilde Sánchez, Josefina Sarduy, Concha Agramonte, María Aguilar Borrero, Ana Cabrera y Calzada de Pérez, Manuela Cancino, Pastora González, Francisca Marrero, Inés Morillo, Belén Pérez o Cecilia Porras Pita, son algunas de las patriotas cubanas que no debemos olvidar.

Maldita Hemeroteca 

Fuentes: 

--"Emilia Casanova de Villaverde. Apuntes biográficos de la Universidad de Chapell, North Carolina.

--" Ena Curnow / "Emilia Casanova: La patriota cubana y gran amor de Cirilo Villaverde" / “La mujer en la era colonialˮ.

--La mujer cubana, historia e Infra historia, Ediciones Universal, 2000, Miami, EEUU.

-- Noemí Rivera de Jesús: "La contribución de las mujeres y los clubes revolucionario femeninos desde el exilio a la causa revolucionaria".

-- HOOREGO ESTUCH, L. Emilia Casanova, la vehemencia del separatismo. La Habana, 1951.

-- BEERMAN, E. “Un canario en Cuba y Nueva York (1804-1890)”. XII Coloquios de Historia Canario-Americana. Las Palmas, Islas Canarias, 1992.

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