No nos da pena decirlo. Nos acabamos de enterar ahora porque razón aquella céntrica zona comercial de Miramar, sobre todo hacia la calle 3ra y 42, se le conoce como "La Copa". Y es debido a una obra del escultor cubano José Oliva Michelene, que evidentemente le dio ese nombre.
"La Copa de Michelene", que fue así como se le conoció cuando fue edificada en la década de los años treinta, fue un encargo del entonces ministro de Obras Públicas Carlos Miguel de Céspedes, en el segundo gobierno del ex brigadier Gerardo Machado. (Suma y sigue).
Esta escultura neo renacentista y de gran valor artístico ambiental, fue construida en piedra de Jaimanitas y ornamentada con paisajes mitológicos. Se halla justo en la convergencia de la famosa Calle 42 y la no menos Quinta avenida, y ha servido para identificar la zona en la que se haya enclavada. ¡Claro!
Además de escultor, Michelene fue pintor y se reconocen como obras suyas "Paisaje”, “Sol y Flores”, “Cabeza de Hebreo” y “Estudio” y una de las más importantes de su catálogo, “El entierro de Cristo”. El artista falleció en el asilo Masónico el veintitrés de diciembre de 1967, a los setenta años de edad.
Al ingenio y talento de este escultor Jaruqueño, Cirilo José Oliva Michelene, graduado de la prestigiosa escuela de arte habanera "San Alejandro", se le deben otras obras como el busto a Carlos Manuel de Céspedes, que se encuentra en Bellas Artes en la Habana, así como parte de la decoración del Capitolio Nacional.
No cabe duda que la Quinta Avenida fue la vía escogida para mostrar la fastuosidad de una Cuba que despegaba social y económicamente, aunque ajena quizás al batacazo económico que se avecinaba, "La gran depresión" del 1929. La fuente de las Américas; La Torre del Reloj; Las Iglesias de Santa Rita y de Jesús de Miramar; e incluso, la fastuosa mansión "del techo verde" a la salida del túnel de Miramar, son una prueba indicutible. Siempre se aprende algo.
Por Jorge García
Maldita Hemeroteca
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