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NAVIDADES EN CUBA: NI COMIDA, NI LUZ, NI FAMILIA


Las fiestas de diciembre son tan antiguas que desde el siglo IV, una vez que los Romanos habían terminado las cosechas, se iban al descanso y a festejar. 

Este periodo coincidía además, con la época del año de menos luz y se combinaba con el culto al dios Saturno. Entonces se celebraban las llamadas "saturnales", una festividad que duraban una semana en la que se hacían grandes comilonas y se intercambiaban regalos.

En Cuba las navidades tuvieron dos etapas, una menos festiva y más religiosa hasta la mitad del siglo XIX, y que luego fue derivando hacia un desmadre donde se comía y se fiesteaba como si fuera el ultimo día en el corredor de la muerte. Y así fue, unos con más o menos opulencia, hasta que llegó un cáncer de color verde oliva y con barbas. 
 
Fíjese en este detalle. En 1960 un años después de la huida de Batista, el "reaccionario Diario de la Marina" enarbolaba su edición de navidad con el siguiente mensaje: “Felices Navidad en Cuba libre", mientras que la contra parte Bohemia, ya en poder de "los piojosos", ripostaba con otro no menos grandilocuente: “Primeras Navidades Socialistas". 

En cambio a pesar de la diferencia que pudiera haber en cuanto a la carga ideológica de esos mensajes, lejos estaban entonces esos dos medios de imaginar siquiera que Cuba pasaría unas navidades, no ya sin libertad ni comida, ¡¡SIN LUZ!!.

A la dictadura castrista no le importa nada. Los apagones no darán tregua en Cuba en estas fiestas asoladas por los prolongados cortes pronosticados por todo el país. Y seguirá siendo así hasta el fin de los días, no del mundo, si no del día en que el pueblo se canse de una vez y les de su merecido. 

Es que ellos mejor que nadie lo saben, y por eso están robando a diestra y siniestra. Ni por asomo, óigalo bien, ni por asomo, invertirán un solo dólar de los ocho mil millones que se calculan son necesarios para echar andar un sistema eléctrico que esta en la ruina total.

LA PROHIBICIÓN 

Luego de 1969, los cubanos tuvieron prohibido celebrar la Navidad. No fue hasta 1997, previo a la visita del Papa Juan Pablo II a la isla, que se retomó de nuevo la celebración.

La historia recoge que en 1969 a Fidel Castro se le antojó hacer una zafra de azúcar de diez millones de toneladas, la mayor de la historia, y con ese propósito “sugirió” que para no interrumpir sus planes las navidades quedaran pospuestas  para una fecha luctuosa como el 26 de julio.

Ni siquiera le importó la manera emocional en que esa decisión suya afectaría a las familias cubanas, de por sí ya separadas por la emigración. Ese fue el motivo que encontró este miserable, culpable de todas nuestras desgracias, para erradicarlas, y cualquiera que se resistiera sería señalado de “diversionista ideológico”. 

No es casualidad que este 24 de diciembre de 2025, Cuba se muestre al mundo como el país con más presos políticos de América Latina. Con la visita del Papa en 1997, el tirano se vio obligado por conveniencia a declararlo nuevamente festivo no laborable. 

En cambio a partir de aquí Castro perdió el juego, y como decía Moreno Fraginals, "La cultura cautiva", el sentimiento navideño comenzó a generalizarse de nuevo en la sociedad cubana a contrapelo de la voluntad política. Y tanto, que hasta el "Papa Noel" terminó por ganarle la partida a los "Tres Reyes Magos" españoles. 

Antes de 1959, la Navidad se celebraba todos los años a la española precisamente, por herencia más que nada de nuestros antepasados. Desde las jornadas previas hasta el seis de enero, eran días mágicos para trazarse metas, hacer compras, decorar los hogares, las tiendas, calles y ciudades rebosantes de luces y color. 

Y fue así aunque solo fuera para reunir a lo que quedaba de familia. Como sucedía en los Saturnales Romanos, en Navidad los pobres se convertían en ricos y los ricos en pobres e incluso, los esclavos se convertían en los señores.