Xavier Cougat. La rumba cubana le lanzó al estrellato en EEUU

Descubrió a Charo Baeza. Bautizó a Rita Hayworth y apadrinó a Nina. Se casó cinco veces - una de ellas con la vedette Cubana Rita Montaner - y de todas se divorció. En la imagen Cugat con Abbe Lane en Hollywood.

No sabemos a ciencia cierta si fue un rumbero o un virtuoso de la música clásica, pero sí que la versión más feliz del significado de la palabra "emigrante" la protagonizó este Español que se llamó Xavier Cugat, que conquistó con su música hasta la meca del cine norteamericano.

Conoció a Enrico Caruso –que le escuchó tocar el violín con pantalón corto en el Teatro Nacional de La Habana y le animó a ir a Nueva York- y a Rodolfo Valentino durante el rodaje de "Los cuatro jinetes del apocalipsis". Participó en películas como Escuela de sirenas, trabajó con Carmen Miranda y Chaplin, y vendió millones de discos. Su actuación diaria en un club de Chicago se la pagaba el mismísimo Al Capone – que le llamaba Cugie - los sábados con un talón.

En una breve escena del mítico film ”El Padrino II”, se ve al hijo juerguista y manirroto de don Vito Corleone, Fredo, festejando la llegada de su hermano Michael a Nevada. En la juerga frustrada y apenas comenzada, estaba previsto que actuara una orquesta del catalán Xavier Cugat, en aquellos años en la cresta de la ola de las grandes bandas norteamericanas que imponían sus ritmos en las glamurosas fiestas.

Con Abbe Lane se casó en 1950. / Con 12 años tocaba el violín en la Orquesta Sinfónica del Teatro Nacional en la Habana.

El documental titulado “Sexo, maracas y chihuahuas” retrata la vida de Cugat, un inmigrante atípico, cuya familia tomó el camino del exilio en 1900 rumbo a Cuba, donde el joven Xavier empezó a destacar como virtuoso del violín, pero también como un empedernido don Juan.

Tanto, que a los 18 años llevó al altar a una hermosa cubana-catalana e irlandesa llamada Rita Montaner, quien acabaría siendo una estrella de revista musical. La encontró en un viaje a California, aunque ya había sido condiscípula suya cuando tocaba en La Habana. 

Surgió el amor y contraen matrimonio formando otro dúo, siempre de música clásica y siempre con un progresivo éxito consiguen hacer una gira por Europa. Sin embargo se llegó a decir que la cubana llegó a eclipsarlo, e incluso que muchos le llamaban en son de mofa como el marido de la Montaner

Aquella unión llegó a su fin y, tras separarse, Xavier se unió profesionalmente a la hija de un bailarín sevillano llamada casualmente Rita, pero que convenientemente cambió de apellido y pasó a llamarse -nada mas y nada menos que - Rita Hayworth. 

Rita Montaner
De la mano de las dos Rita y de otras hermosas damas, como la mexicana Dolores del Río (Carmen Castillo), Cugat entraría por la puerta grande en los Estados Unidos esgrimiendo un repertorio de música caribeña, que escenificó en el Waldorf Astoria de Nueva York. 

Más tarde se unió con el gran Cole Porter, en cuya compañía creó tonadas inolvidables como “Begin the Begin”.

Transcurría el año de 1935 cuando tras divorciarse de la Castillo, tuvo relación con otra bella mexicana, Lina Romay y grabó varios temas junto con el cantante cubano Miguelito Valdés. La siguiente de sus conquistas (conocidas) sería la despampanante modelo Lorraine Allen, con la que convivió durante tres años. Esta relación terminó abruptamente al ser sorprendido, en el propio lecho matrimonial, con una linda jovencita 32 años más joven.

Según la leyenda, en el proceso de divorcio tuvo que intervenir el mismísimo Al Capone, amigo del músico catalán, quien hizo al abogado de su esposa Lorraine una proposición que no pudo rechazar, al mejor estilo de don Vito Corleone. Años después, aquella jovencita se había convertido ya en una actriz y cantante de éxito, Abbe Lane, (Me lo dijo Adela) con la que Cugat -naturalmente- acabaría casándose en 1950 tras lanzarla al estrellato mundial.

Los movimientos de cadera y la voz sensual de Abbe se tornaron conocidísimos en España, país al que viajó la pareja en numerosas ocasiones. Parecía que Cugat había encontrado al fin su pareja ideal, aunque los cotarros de turno seguían asociando al músico con señoras de gran belleza, como la brasileña Carmen Miranda, o la rubia platino Lana Turner. 

Pero fiel a su fama de calavera incorregible, Cugat se topó, en 1964 con una españolita, de Murcia, de nombre Rosario Molina, una intérprete de coplas que llevó a Estados Unidos donde, convertida en Charo Baeza, terminó en estrella en Las Vegas. Naturalmente, su maestro, locamente enamorado de su obra, no dudo en convertirla en su quinta esposa. 


Pero Cugat había iniciado el camino de vuelta a su Barcelona natal. Eso sí, con el equipaje repleto de reconocimiento universal, gracias a los numerosos éxitos conseguidos con sus composiciones musicales, sus intervenciones en los filmes de la época, y su sentido de lo comercial intacto. 

Gracias a eso, supo asociar su apellido a anuncios publicitarios con turrones, pipas e incluso boinas vascas. Cugat volvió a casa en plena transición española de la dictadura a la democracia. Se estableció en España (en el Ritz de Barcelona) pletórico de ideas nuevas que demandaban socios arriesgados, no era un hombre rico: mucha parte de su fortuna se había filtrado por el desagüe de los costosos litigios en divorcios. 

Nunca se posicionó en contra de la dictadura de Fidel Castro, pesar de que este acabó en la isla con lo que era su negocio. Incluso, allí en el cementerio de colon en la habana, dejó los restos de sus padres. Con Franco en España tampoco se atrevió, pues parece que el poder había sido una fórmula que siempre le había funcionado muy bien. Regresó a su patria cuando ya contaba 70 años.

Es bueno aclarar que además de sus cinco bodas y su música llena de ritmos caribeños, Cugat destacó también como caricaturista de éxito, colaborando con varias publicaciones. Sin duda Cugat fue un hombre de extraordinario talento, trabajador como pocos, increíble olfato para los negocios en fin, un genio como pocos. Sin embargo falleció olvidado en Barcelona el 27 de octubre de 1990, aunque el paseo de la fama de Hollywood le recuerda con su genial música y sus faranduleras estrellas.

Condensado de la prensa española.

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