"Maricones y pederastas": Los gays de aquella Cuba del siglo XVIII


El Papel Periódico de La Havana, que estuvo 15 años publicándose favorecido por el nuevo clima cultural que comenzaba a respirarse en Cuba, se erigió como un valioso medio de divulgación de las temáticas que articulaban el pensamiento reformista ilustrado, al estilo de lo que se publicaba en España.

Teniendo en cuenta que estamos hablando del siglo XVIII, (hace 233 años que se publicó el primero), no se puede negar que fue un eficaz laboratorio de ideas dentro del seno de la sociedad colonial Cubana. Fue en este periódico que el 10 de abril de 1791 apareció publicado un texto fundacional titulado “Carta crítica del hombre muger” que, con un incipiente carácter nacionalista, se insertaba en la red discursiva y constitutiva de la sexualidad en la sociedad criolla.

Este, quizás, fue el primero en esbozar nociones de nacionalidad a través de un ordenamiento de las costumbres sociales y prácticas sexuales de aquella época. La autoría se le atribuye al presbítero y teólogo cubano José Agustín Caballero, considerado como el padre de la reforma filosófica en Cuba, aunque la firma – como era la costumbre – era a través de un seudónimo: "El Amante del Periódico".

Este artículo, - escandalizado con algunos individuos al parecer no muy masculinos – comienza diciendo esto: (ortografía de la época) "Poco se necesita para conocer á donde va á parar mi discurso, quando su título (...), está indicando que me contraigo á hablar del torpe y abominable vicio de la afeminación, antiguo Bolero, ó enfermedad que á contaminado á una porcion considerable de hombres en nuestro País.

No parece sino que mal hallados con el favor que les ha dado la naturaleza, voluntariamente quieren desposeerse por sus caprichos estravagantes, del privilegio que gozan, haciéndose indignos del honroso título de Hombres (...)".

"El Amante del Periódico", hace una selección léxica siguiendo una estrategia muy clara; se refiere de manera positiva al grupo al que pertenece y a sus miembros, hombres heterosexuales,  catalogando la hombría como un “honor”. En cambio a los de "la otra acera" les llama, como mínimo, "indignos".

En la manigua redentora hubo de todo, a pesar de que ya se empieza a elaborar los modelos encaminados a la fabricación de sujetos con determinados valores y paradigmas de comportamiento socio-sexual, generados primeramente a nivel individual, y acordes con las bases de la sociedad que se intentaba crear.

"En el campo insurrecto, como un reivindicador de conductas,  el afeminado se traviste a la inversa de lo habitual, o sea, el petimetre de la clásica bomba blanca, se convierte gracias al “ambiente purificador” de los campos de batalla en león, bravo, tigre, héroe, hombre y eso lo integra a la épica nacional liberadora"... General Serafín Gualberto Sánchez Valdivia

En la historia de Cuba, como en muchas otras suponemos, existen numerosas "zonas de silencios". Una de esas zonas es, sin lugar a dudas, el tema de las homosexualidades y los homoerotismos en la Cuba del siglo XIX.

Un elemento importante que soslayan los académicos e investigadores que han escrito sobre este tema desde fuera de Cuba es el lésbico; muy pocos textos lo toman en cuenta, sin embargo la homosexualidad masculina es ampliamente tratada. Esto es debido a que la tendencia en la historiografía cubana ha sido explicar los procesos históricos a través de las guerras, revoluciones y batallas.

El discurso histórico político ha sido una permanente en relación social, cuando nunca lo ha sido si en la vida real. Da igual la Cuba que sea y el tiempo que sea, las distintas opciones sexuales, y no solo los gays y las lesbianas, han existido y existirán toda la vida le guste o no le guste y le pese o no.

En los siglos XVII y principios del XIX comienza en Cuba a afianzarse el concepto de nación. Este proceso los lleva a la instauración de un sistema de valores que determinará una “normalidad” natural y armónica, y la sola transgresión implicaría la entrada al campo de los trastornos y las anormalidades. De esa forma quedaba establecida la supremacía de lo masculino por un lado, sobre lo femenino, andrógino y homosexual, por el otro.

Vea lo que publicaba “Carta crítica del hombre muger” donde se señala lo siguiente: (Texto original de la época)

"Por puntos se aumenta el número de los que quieren hacerse Mugeres en sus trages y acciones con notable detrimento del estado y con gran dolor de los hombres de juicio (...).Si se ofreciera defender á la Patria, que tendríamos que esperar en semejantes Ciudadanos o Narcisillos?

¿Podría decirse que estos tienen aliento para tolerar las intemperies de la Guerra? ¿Cómo han de ser varones fuertes y esforzados, decía Séneca, los que así ostentan su ánimo mugeril y apocado? Desengañémonos, el que se cría con músicas, bayles, regalos y deleites, forzosamente genera en femeniles costumbres".


En 1890, se efectúa en La Habana el Primer Congreso Médico Regional y allí, el destacado médico, antropólogo y criminólogo cubano Luis Montané y Dardé presenta una ponencia titulada “La pederastia en Cuba”.

El trabajo es el resultado de su estudio de antropología física y social realizado en la cárcel de La Habana, donde tomó de muestra a veintiún homosexuales que estaban allí recluidos. Este trabajo constituye el primer intento serio – con marcadas limitaciones – de abordar las disidencias sexuales por parte de la medicina en Cuba.

Aunque su metodología se basa en la obra de Ambroise Tardieu, "Estudio médico legal sobre los delitos contra la honestidad", publicado por primera vez en 1857, Montané analiza la homosexualidad desde la realidad cubana, contrapunteando muchas veces con el propio Tardieu.

Antes de exponer sus consideraciones, Montané apunta sobre la captura durante ese año de un grupo de cuarenta y cinco pederastas (homosexuales) por parte de la policía de La Habana. El eminente científico deja bien definida su postura ante el problema, y parte de la base de que la pederastia es un “vicio asqueroso” y ofrece su concepción del papel que debe desempeñar la medicina, en su búsqueda incesante de la “verdad”.


Montané posee una especie de complejo mesiánico cuando dice lo siguiente:

"Es costumbre que todos los que se ocupan del mismo asunto, confiesen el rubor que les sube á la frente, y traduzcan las indecisiones que han tenido ante la idea de ocuparse de esta perversión sexual, tan asombrosa bajo el punto de vista psicológico. 

Según mi criterio, es un pudor exagerado cuando es el médico el que escribe ó habla, porque considero que, al describir males tan vergonzantes, no tenemos, como hombres del arte, que inquietarnos de lo que puedan tener de repugnantes. La ciencia no tiene, no puede, no debe tener pudor".

Montané sugiere dos categorías de pederastas: los aficionados y los prostituidos. Los aficionados son aquellos que, en su categorización, buscan únicamente la satisfacción personal de sus deseos y pagan el servicio al que se la proporciona. Por otra parte, se encuentran los prostituidos, es decir, todos aquellos que trafican con su cuerpo y viven de la pederastia

Por otro lado resalta la fuerza que tiene la homosexualidad en Europa, Italia por ejemplo, donde asegura que es tal que "amenaza" el mercado de las prostitutas de ese país. Algo similar debió haber pasado en la  Habana, toda vez que el 9 de septiembre de 1888, en el periódico "La Cebolla", órgano oficial de las prostitutas habaneras, en un artículo titulado “Los maricones”, (peyorativo en toda su intención), se afirmaba lo siguiente: 

"Cualquier extranjero que se pasee por las calles de San Miguel y adyacentes, en La Habana, quedará sorprendido al ver unos tipos inverosímiles: de la cintura para arriba son mujeres; pero de la cintura para abajo son hombres; pero de los pies a la cabeza no son hombres ni mujeres (...) Los maricones de San Miguel y otras calles, y casas de prostitutas, ¿deben ser tolerados por las autoridad? Los espartanos no permitían que los niños deformes vivieran: su organización esencialmente guerrera y viril, rechazaba esas criaturas inútiles. ¿La ley no puede corregir lo que la naturaleza se ha burlado en crear?.

La Cebolla y el conjunto de textos sobre la prostitución (a lo cual se le llamó "la polémica de las meretrices") demostró que el discurso sexual se entretejió a fines del siglo XIX con el discurso político y ayudó a comprender cómo fue utilizada la sexualidad femenina para la creación de un discurso de identidad nacional por parte de todos los grupos sociales en un momento histórico tan convulso dentro del nacionalismo Cubano.

NOTA:

Hasta bien entrado el siglo XX se llamaba pederastas y sodomitas a los homosexuales, de hecho en los juicios se hace referencia a hombres que hacían actos carnales contra-natura tipificados y previstos en la figura delictiva de crímenes contra la honestidad o abusos deshonestos, y el sodomita o el pederasta era sólo un sujeto jurídico.

Agregar además, que entre los textos que tocan el tema homosexual podemos mencionar la novela "El ángel de Sodoma" (1928), de Alfonso Hernández Catá, no publicada en Cuba. En la etapa republicana también se puede ver a "Hombres sin mujer" (1928) de Carlos Montenegro.

Años más tarde, en 1944, en la Revista Orígenes, uno de sus directores, José Lezama Lima, publicó dos capítulos de la novela Paradiso (1966), uno de los textos más sobresalientes de la literatura latinoamericana. "La simulación" (1982 ) y "De dónde son los cantantes" (1967) de Severo Sarduy, un autor cubano exiliado en París en 1960, textos donde se visualiza y disemina la imagen del travestismo.

Fuentes: Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, 2013, Alicante España. // Luis Montané. “La pederastia en Cuba”. En: Primer Congreso Médico Regional de la Isla de Cuba, La Habana, Imprenta de A. Álvarez y Cía., 1890. // "Sexualidad disidente en el siglo XIX en Cuba": Abel Sierra Madero (Fundación Fernando Ortiz. Cuba)
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