jueves, 2 de marzo de 2023

De activistas y terroristas, según como se mire

Fulgencio Batista (traje oscuro) con el General Francisco Tabernilla a su derecha y el coronel Julio Sánchez

Nadie pone en duda el legítimo derecho que tiene el pueblo de querer cambiar un país, un sistema o su dirigente, vaya el mismo que le niega el Castrismo al suyo desde hace 64 años, lo que no puede bajo ningún concepto es poner en riesgo la vida de los demás - y sin importarles quien sea - por tratar de conseguirlo. Esto, en cualquier parte del mundo, se le llama terrorismo. 

Hacen 66 años que dos jóvenes del movimiento 26 de julio en Santa Clara, entonces Las Villas en Cuba, Julio Pino Machado, de 24 años y Agustín Gómez Lubián Urioste de 19, (aunque a pesar de su corta edad ya era jefe de acción y sabotaje en aquella zona), quedaron destrozados al explotarle una bomba artesanal dentro del coche donde viajaban.

Ambos jóvenes se disponían a colocar el artefacto dinamitero en algún punto planificado, pero a la altura de las calles "Buen viaje" y "Maceo", muy cerca del parque Vidal, la bomba se accionó fatalmente. En la detonación resultó herida en un brazo además la joven estudiante Gladys Pérez García Marel, de solo 20 años, que debió acompañarlos con la misión de disimular en el trayecto.

Reportajes "in situ" de la revista Bohemia 

Según se dijo iba a ser colocada a un costado de la sede del gobierno provincial, con lo cual la persona que estuviera transitando por allí en aquel momento hubiera sufrido las fatales consecuencias. Como se suele decir injustamente, esas posibles personas hubieran sido el daño colateral provocado por estos "valientes luchadores anti Batistianos" que ojo, para los Castristas y sus simpatizantes no fueron terroristas.

El parte policial aseguró que aquella bomba no era la única, pues ya habían colocado otra en el edificio comercial "El Cristal", de la calle Maceo y esquina a Independencia. En declaraciones vertidas por Gladys, la chica herida, el tal Agustín la había invitado a bailar al Club Deportivo, quedando en ir a buscar a una amiga para que los acompañara. ¿Cierto o no, quien lo sabe?. 

Que al llegar a la calle de Independencia y Maceo, siguió diciendo esta chica, se encontraron con Julio Pino Machado que montó en el coche, un Dodge matricula 79078, con un paquete en la mano que casi inmediatamente explosionó. Incluso pudo haber causado mas víctimas, ya que el coche, sin control, se estrelló contra un poste de la luz eléctrica.

El reporte hecho por la revista Bohemia, titulado "EL DRAMÁTICO SUCESO DE SANTA CLARA", de J. Lorenzo y Oscar Iborra, fue publicado en su sección de "TERRORISMO". 

"Bohemia no puede pasar alto hechos de esta naturaleza, sin elevar una vez mas su voz de repulsa y condena para los que así proceden. Hechos como los del sábado último,- añadía -, tienen que merecer la repulsa de toda la ciudadanía y no sólo-de los que resulten afectados en una forma u otra por la colocación de estas bombas, es que la única victima de estos atentados es Cuba que ve aterrada cómo se están escogiendo caminos de destrucción, de sangre y de muerte".

Obviamente, Bohemia se refería a todos los atentados que estos terroristas, a los que el odio los había convertido en asesinos, ponían en toda la Habana, como el que destruyó totalmente un expositor y su vidriera de una peletería de Galiano y San Miguel; y que afectó también a la tienda de objetos de arte "La Estrella", zona esta de muchísimo público circulante.

Esta era la misma revista donde su dueño Quevedo, amigo de Fidel Castro, enemigo abochornado después según se dijo, publicaba también en 1957 cosas como estas del puño y letra del mayor terrorista que ha tenido Cuba en toda su historia, Fidel Castro.

Sergio González, uno de los mayores terrorista conocido como "El Curita"

"Nosotros no somos perturbadores de oficio, ni ciegos partidarios de la violencia, la patria mejor que anhelamos se puede realizar con las armas de la razón y la inteligencia".

Con los años, entrevistado por el "aguanta todo" Ignacio Ramonet en su "Biografía a dos voces", el muy cínico fue capaz de decir lo siguiente ...

 “Hubo algún caso aquí en que la gente del Llano puso alguna bomba, porque había un Movimiento [Revolucionario 26 de Julio]. Algún caso en que pusieron una bombita aislada, pero nosotros no queríamos, estábamos en desacuerdo”.

Hoy el parque que fue edificado en el área de la antigua plaza del mercado "El vapor", que desde 1818 ocupaba toda aquella área comprendida entre las calles de Reina, Dragones, Águila y Galiano, hoy lleva el nombre del mayor terrorista que había por aquellos años entre los integrantes del 26 de julio, Sergio González, alias "El Curita".

Lo de "Curita", no era porque iba repartiendo fe, si no porque debajo de su falsa sotana llevaba las cargas de muerte escondidas hasta que un buen día de marzo recibió lo suyo. La policía acabó cazándolo y, como sabía perfectamente lo que le esperaba, (Se había fugado del penal "El Principe") presentó resistencia y fue acribillado a tiros en la Calzada de Vento.

La historiografía Castrista dice que el día antes de su muerte había sido contactado por un emisario de Fidel Castro para que "subiera a la loma", (que casualidad) al considerarse el peligro que corría. Y es curioso, ya que no se entiende el porque no haya hecho lo mismo con Frank País que lo tenía mucho mas cerca en Santiago de Cuba. 

Del mismo modo hay una tarja colocada en el cine-teatro América, ubicado en la calle Galiano, también en la Habana, que recuerda como el 3 de septiembre de 1957 murió destrozada la terrorista de 19 años Urselia Díaz Báez, otra de las integrantes de aquel movimiento que, según el tirano, "utilizaba las armas de la razón y la inteligencia".


Ese día de septiembre de 1957, aquellos asistentes al cine ni se imaginaban lo que esta señorita pretendía. Aquellos inocentes de lo que se les venía encima, tuvieron la grandísima suerte que la bomba le reventara la vida a una tía que no había sentido ninguna consideración por ellos. 

Menudas eran "las buenas acciones ciudadanas" que, según esa ignominiosa tarja que está situada en la fachada de cine, era su mas querido deseo. Sin embargo, no tuvieron la misma suerte Mercedes Díaz Sánchez del Águila, una pobre mujer que sufrió la ira de estos asesinos al explotar una bomba colocada el Ten Cents de Galiano y San Rafael, en el mes de Agosto de ese mismo año 1957,

Tampoco la pobre Eusebia Díaz Páez, de solo 19 años, que igual quedó destrozada por otra que estalló en el teatro América, ni tampoco el niño de 12 años Luís González García. Solo agregar que en algunos sitios se ha señalado a la chica que perdió el brazo con una bomba en el cabaret Tropicana como una víctima, cuando en realidad había sido la terrorista. De hecho con los años fue entrevistada y prefirió "no tocar el tema". 

No sabríamos decir con exactitud cuantos "daños colaterales" costó aquella violencia terrorista del 26 de Julio contra Fulgencio Batista en las calles Cubanas, perpetradas por aquellos "valientes jóvenes que supieron dar su vida por una revolución" que nadie les pidió que hicieran.

Ahora bien, para el castrismo terroristas si fueron aquellos malditos centroamericanos que pusieron las bombas en los hoteles de la Habana, donde perdió la vida el colaborador italiano Fabio DiCelmo, terroristas si fueron Orlando Boch y Posada Carriles, o los que vertieron hace poco pintura roja sobre los bustos de José Martí.

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