El bunker de Fidel Castro


Si siempre hubo una preocupación en Fidel Castro, esa fue como salvar su pellejo a la hora buena. Sus artimañas fueron muchas, incluso desde antes de alzarse en la Sierra Maestra. 

Por ejemplo se supo por algunos de los hombres que vinieron con él en el yate Granma desde México, y que luego fueron detenidos por las fuerzas Batistianas al desembarcar en Cuba, declararon posteriormente que jamás lo había visto a bordo a pesar de que sabían que había hecho el viaje.

Luego, ya establecido en la Sierra Maestra, nadie fuera de este macizo montañoso le pudo ver un solo pelo de su barba, hasta que en 1957 "el tragante" del New York Times, el marxista Herbert Matthews, lo visitó en el monte y le sacó unas fotos. Para entonces Castro contaba con alrededor de 30 aprendices de guerrillero, pero el mentiroso de Matthews dijo en su reportaje que vio por lo menos a 500. 

Nunca se supo con exactitud si Matthews se hizo el bobo o lo era en realidad, o que por otro lado Castro logró engañarlo pasándole por delante de su jeta, una y otra vez, mientras daban la vuelta por detrás de unos arbustos, a los 80 y pico de hijos que tenía el mariguanero de Crescencio Pérez escondidos en aquella selva. Aquella prensa norteamericana que 50 y pico de años antes publicaba de todo contra España, ahora se prestaba para el mismo descaro pero en contra de Batista.

En fin, que en una entrevista el general Rafael Del Pino, experimentado piloto cubano y héroe de Playa Girón, así le llamaban en Cuba por su pericia en el combate frente a la traicionada brigada 2506 de Bahía de Cochinos, reveló como y donde se había edificado el primer "bunker" que tuvo Fidel Castro en el medio del corazón de la Habana.

Del Pino, que llegó a ser General, fue nombrado subjefe de la Fuerza Aérea de Cuba. Fue uno de los que gradualmente se fue  desilusionando con el engaño y la traición del sistema comunista, así como la negativa de Castro a implementar reformas políticas. Entonces, en 1987, decidió romper con el régimen y huir con su familia a Estados Unidos en una avioneta Cessna.

El panorama que describió del Pino en su libro presentaba entonces a una Cuba en plena "Crisis de los Misiles", y donde el general jugó un papel muy importante y de muy alta responsabilidad como consejero del bandido en jefe. Aquí les dejamos lo que dijo durante una conversación relacionada con el contenido de este libro...

"Fui enviado para asistir a Fidel Castro sobre la aviación por dos razones, primero yo era uno de los seis pilotos sobrevivientes de la batalla de Bahía de Cochinos, había derribado dos B-26, y junto a otros había hundido varios barcos, o sea, era un hombre de su confianza". 

En cuanto comenzó la crisis los vuelos de la aviación de reconocimiento de Estados Unidos se intensificaron y él quería saber de inmediato en sus recorridos que tipo de avión era éste o aquel. Además preguntaba constantemente que posibilidades teníamos nosotros contra los aviones que pasaban a muy baja altura sobre nosotros. 

Como podrás imaginarte, eso significaba que no podía despegarme un instante del comandante. En los primeros tres días si pude dormir 4 o 5 horas fue mucho. 

P -¿Cómo era el búnker donde estaba Fidel Castro? ¿Me lo puede describir? 

R -El búnker estaba recién terminado. Se encontraba en las márgenes del río Almendares en el corazón de La Habana. Se utilizó un farallón, o sea, un desnivel del terreno de más de cien metros de altura, que facilitó la excavación del túnel. Era un proyecto soviético, muy bien construido, y según nos decían ellos, podía resistir hasta golpes nucleares. 

Se trataba de un túnel con un pasillo de tres metros de ancho por cuatro de alto, en forma de bóveda, todo reforzado con hormigón armado. Cada veinte metros tenía lo que llamábamos gavetas. Estas eran salones de seis metros de ancho por doce de profundidad, también en forma de bóveda, destinados a las diferentes especialidades. 

Recuerdo que primero estaba el centro de comunicaciones junto con los especialistas de claves y códigos. Los encargados de cifrar las comunicaciones y todo tipo de mensajes. Después estaba la gaveta nuestra que la compartíamos el representante de la Marina de Guerra y yo, le seguía el salón de operaciones, donde radicaba el Capitán Flavio Bravo, jefe de Operaciones del Estado Mayor General. 

Allí también radicaba el Jefe de la Inteligencia, comandante Pedro Luis -no recuerdo ahora el apellido y después estaba la gaveta del Comandante en Jefe Fidel Castro, donde radicaba él y el entonces Jefe del Estado Mayor General, el comandante Sergio del Valle.

El búnker tenía una cisterna de agua inmensa que tenía posibilidades de bombear agua desde el río Almendares en caso que se destruyeran las redes de agua y acueductos. Poseía una entrada y una salida, ambas con tres puertas consecutivas blindadas. 

Es decir, la primera, posteriormente a dos metros la segunda, y a otros dos metros la tercera. Parecidas a esas que utilizan las bóvedas de los bancos. Y eran tres porque, en caso de radioactividad debido a golpes nucleares, al traspasar la primera puerta estaba el personal químico para descontaminar y dejar nosotros la ropa que llevábamos puesta. Después de la segunda puerta era donde debíamos recibir la ropa nueva. 

El túnel era en forma de Y griega. La base de la Y era la entrada principal, el extremo derecho de la Y era la salida de emergencia, y el extremo izquierdo terminaba en un elevador que conducía hacia el interior de una casa que se encontraba en la superficie del farallón; es decir en la zona ocupada por el reparto Kohlly, que después de la crisis fue entregado enteramente a los especialistas y jefes rusos hasta el derrumbe y desaparición del imperio soviético.

P - ¿Qué tan cerca estaba de Castro durante la Crisis? (Estaban en el mismo lugar, se comunicaban por teléfono, tenía usted acceso a reuniones de más alto nivel)

R - Castro se movía constantemente, por lo que cada vez que partía del búnker a visitar las unidades militares yo debía viajar en el segundo jeep de la caravana. En una oportunidad que llegamos a la base aérea de San Antonio de los Baños nos encontramos que no había comunicaciones entre las quince baterías de artillería antiaérea emplazadas allí con el puesto de mando de la base. 

Eso era un gran problema pues no había forma de avisar a los artilleros sobre la proximidad de un ataque. Entonces me pregunta si yo tenía idea de cómo poder resolver el problema, y le contestó que nosotros en la Fuerza Aérea no teníamos las posibilidades que tenia la Policía de tener radios microondas en todos los automóviles patrulleros, y que lo poquito que existía en la base eran teléfonos soviéticos de magnetos, de la segunda guerra mundial, que para llamar había que dar vueltas a una manigueta. 

Ahí mismo dio la orden de que llamaran al Ministro del Interior para que enviara 16 patrulleros para situar uno en cada batería y otro en el Puesto de Mando. Me imagino que Ramiro Valdés me debe de haber maldecido por contribuir a reducirle el parque de patrullas de un plumazo. 

P -Se supone que el despliegue soviético respondió a una amenaza de invadir Cuba hecha por Eisenhower. ¿Necesitaba Fidel Castro la presencia soviética en la isla? 

R -Eso fue un cuento para justificar el entreguismo al imperio soviético. Kennedy heredó de Eisenhower los planes de la invasión de Bahía de Cochinos y pudo haber utilizado ese momento para invadir Cuba y no lo hizo. ¿Por qué lo iba a hacer después, basado en una amenaza de la administración republicana anterior? No tiene sentido. 

(Hasta aquí Tomado de cubanalisis.).

En el libro "La vida oculta de Fidel Castro", de Juan Reinaldo Sánchez y Axel Gylden, este ex escolta refugiado en Miami y muerto "de pronto" de un problema pulmonar en 2015 acabado de llegar de Francia donde había lanzado su libro, aseguró que Castro tenía más de 20 lugares donde esconderse en Cuba, entre ellos una isla privada llamada "Cayo Piedra".
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