jueves, 21 de septiembre de 2023

Relatos lésbicos en la Cuba del siglo XIX.


El 10 de abril de 1791 apareció en el Papel Periódico de La Habana, un texto fundacional titulado “Carta crítica del hombre muger”, con un incipiente carácter nacionalista e insertado en la red discursiva y constitutiva de la sexualidad en la sociedad criolla de ese siglo.

Fue uno de los primeros en esbozar nociones de nacionalidad, a través de un ordenamiento de las costumbres sociales y prácticas sexuales de la época. La autoría se le atribuye al presbítero José Agustín Caballero, filósofo, teólogo y maestro de alumnos como José Antonio Saco, José de la Luz y Caballero o Félix Varela.

Este caballero se sentía mas cómodo firmando esos artículos homófobos con el seudónimo, "El Amante del Periódico", en los cuales se escandalizaba con algunos hombres "no muy masculinos que digamos" de los cuales fue capaz de decir cosas tan feas como estas: (Escrito en español de la época)

"Poco se necesita para conocer á donde va á parar mi discurso, quando su título (...), está indicando que me contraigo á hablar del torpe y abominable vicio de la afeminación, antiguo Bolero, ó enfermedad que á contaminado á una porción considerable de hombres en nuestro País. No parece sino que mal hallados con el favor que les ha dado la naturaleza, voluntariamente quieren desposeerse por sus caprichos estravagantes, del privilegio que gozan, haciéndose indignos del honroso título de Hombres (...).

La palabra “afeminación” es enunciada de un modo peyorativo, utilizada para caracterizar y criticar a los varones que asumen roles y atributos propiamente femeninos. Por supuesto, hay que verlo en rigidez de esta sociedad, donde los patrones de género estaban enmarcados en lo masculino y en lo femenino simplemente. 

Llegaron al extremo de manifestar que.... 

"... ese tipo de individuos "desperdician el supuesto favor y privilegio que les ha dado la naturaleza al haber nacido hombres"

Esto nos permite sobrentender otras actitudes del articulista que van un poco más allá, aunque no las expresa abiertamente, cuando asume como una fatalidad el hecho de haber nacido femenina, porque entre otras cosas no representa ningún valor:

“Dios nos libre quando el hombre dá en afeminarse, que vestido de la condición femenina, es peor que la misma muger, al paso de monstruo que espanta(...)

Las maestras gallegas Marcela y Elisa se casaron en 1901 por la iglesia utilizando un disfraz de hombre. Una vez fueron descubiertas, tuvieron que huir por la represión a que fueron sometidas.

EL CASO DE LA "INGENUA" JUANA LEÓN 

Dicho esto, vemos que en 1822, en la ciudad de Baracoa, ocurrió algo relacionado y que produjo una gran conmoción social; se abrió un expediente criminal en la Comisión de Asuntos Políticos contra una mujer, por haber vestido ropas masculinas y por haber contraído -y consumado- el matrimonio con una tal Juana de León. En un descargo fechado en 1819, la tal Juana declaró lo siguiente: (Lenguaje de la época)

(...) me solicitó compromiso de matrimonio una criatura vestida de hombre, qe. se nomina Henrique Faber y se titula profesor de 74 E.I.A.L. cirugía y dice ser natural de los Cantones de Suiza (...) el matrimonio á qe. me reduje atenida á las circunstancias de horfandad y desamparo en qe. me veía, sin qe. me fuese posible sospechar (...) 

Así fue qe. verificado nuestro enlace usó de mi persona de un modo ese monstruo artificial qe. entonces no pude comprender: pero con todas las ocultaciones con qe. se manejaba en los primeros días qe. estuvo á mi lado, me hicieron sospechar por más qe. se exforsaba no pudo desvanecer mis inquietudes(...) hasta qe. una vez en qe. creyendome dormida se desnudó, pude descubrirle los pechos de una muger(...) los cuales concerbados ocultos bajo de un ceñidor ó faja


Este descubrimiento qe. no esperaba, le obligó á hacerme una confesión de su incapacidad pa. el estado conyugal: del instrumento de qe. se havia valido para consumar su perversa maquinación; y aunque disfrazando siempre la verdadera causa de su impotencia, se humilló hasta el extremo de proponerme las ideas más indignas de toda persona que conserva algun tanto de moralidad(...) 

Me ofreció desaparecerse á fin de qe. nadie supiese de su paradero, ni el público llegase á trascenderla (...) Este desempeño me pone ya en la necesidad de solicitar la declaratoria de nulidad de mi matrimonio, y el castigo que merecen sus excesos para que sirva de escarmiento, y en lo susecibo no sacrifique á otra infeliz como á mi haciendo escarnio de las mas sagradas insituciones de nuestra augusta religión y orden social(...).

Era evidentemente que de tonta la Juana tenía muy poco, y obviamente su acusación esta enfocada en ver como sacaba tajada de todo esto, sabiendo que en casos de homosexualismo además de la cárcel se embargaban todos los bienes a favor de la "afectada". No por gusto hace énfasis en los calificativos de "monstruo y perverso". Llama la atención el tiempo que le llevó a Juana enterarse de que Enriqueta no era un hombre cuando se encontraba a su lado.

LA VERDADERA ENRIQUETA
 
El nombre de la mujer gay llevada a juicio era Enriqueta Fabert, de 32 años de edad, viuda de Juan Bautista Renau, un oficial francés que resultó muerto en una batalla en la guerra contra Alemania. Según ella la muerte de su esposo la llevó a vestirse de hombre e irse a estudiar a París, donde culminó los estudios de cirujana. 

Lo que ella expresó tenía sentido y era completamente veraz: de haberlo hecho sin cambiar su identidad nunca hubiera podido ejercer la profesión, ya que muchas de estas carreras y oficios estaban vedadas para las mujeres. De hecho en Cuba las mujeres no tuvieron acceso a la universidad hasta 1887, gracias al decreto del 5 de junio de ese año. Hasta entonces, algunas mujeres se disfrazaron de varones para conseguir su objetivo. 

Durante el proceso a que es sometida Enriqueta Fabert, se dispone el embargo de sus bienes y se le reduce a prisión. Las conclusiones del fiscal fueron muy elocuentes: 

"Si tratara el ministerio de prolongar su alegato [el de la Fabert] á la celebridad de la causa, nunca concluiría pr. qe. ni nuestros códigos y autores criminalistas, se ve tratada la materia, seguramente pr. qe. no fue posible, qe. la naturaleza produgese una criatura como la Fabé, y asi es lo bastante la actuación, pa. aplicarle la pena de doce años de obras públicas y destierro qe. señala el art. 688, cap. 5; part. 2ª. del código penal”.

Esta aberrante conclusión demuestra fácilmente que los homosexuales no tenían cabida en aquella sociedad. Sin embargo, ¿cómo se explica entonces que le hicieran competencia a las prostitutas de la Habana?. 

Prostitutas de una Habana de principio de siglo XX.

Observe aquí como el 9 de septiembre de 1888, en el periódico "La Cebolla", tabloide oficial de las prostitutas habaneras, se pública un artículo titulado “Los maricones”, en el cual se afirmaba esto: 

"Cualquier extranjero que se pasee por las calles de San Miguel y adyacentes en La Habana, quedará sorprendido al ver unos tipos inverosímiles: de la cintura para arriba son mujeres; pero de la cintura para abajo son hombres; pero de los pies a la cabeza no son hombres ni mujeres (...) Los maricones de San Miguel y otras calles y en las casas de prostitutas, ¿deben ser tolerados por la autoridad?. 

Sabido es que no pocas meretrices de entonces compartían techo, e incluso cama, con muchos de estos "sodomitas o pederastas", términos jurídicos que se usaban en aquella época para referirse a los gays, incluso se les llamó de esa forma hasta bien entrada la mitad del siglo XX. Las prostitutas los usaban como "criados sin paga", a cambio de que limpiaran, fregaran y hasta lavaran la ropa. Un negocio redondo. 

Desgraciadamente tenemos que admitir que la homosexualidad, tanto masculina como femenina, sigue produciendo cierto rechazo en nuestra sociedad. Esta temática se trata con eufemismos o simplemente no se trata, y cuando se aborda, la mayoría de las veces se hace sobre la base de los prejuicios y exclusiones. 

Como ejemplo de esto está la sociedad Cubana de hoy, que aunque a experimentados algún adelanto en el tema, continúa manifestando rechazo, segregación e incluso burlas como practicas de un inexplicable sexismo. Y ojo, no solo dentro de la isla, fuera de ella también, lo cual resulta mucho más triste. 

Fuente: "Sexualidad disidente en el siglo XIX", de Abel Sierra Madero / Sociedad Antropológica de la Isla de Cuba / Benjamín de Céspedes: "La prostitución y Racismo en  Ciudad de La Habana".

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