miércoles, 27 de diciembre de 2023

Adela Azcuy: la mujer de muchas estrellas

En 1870 tres jóvenes rusos que estaban exiliados en Ginebra y que eran simpatizantes de la "Primera Internacional", deciden viajar a Cuba para incorporarse a las fuerzas rebeldes que desde hacía dos años se habían rebelado contra el dominio Español. 

Uno de ellos, el teniente de la reserva del ejército imperial y trabajador de ferrocarriles, Piotr Platonovich Streltsov, de 21 años, relató de esta manera su encuentro con una capitana mambisa en su libro, "Dos meses en la isla de Cuba".

"(…) Durante una de las paradas conocí a una mujer que era capitana del ejército insurgente. Era una cubana de apariencia intelectual, de unos treinta años de edad, con un rostro de rasgos simpáticos y grandes ojos negros. No goza de ninguno de los privilegios a que le da derecho su sexo. Posee su destacamento y lo dirige durante la batalla, pero también ayuda frecuentemente a vendar y curar a los heridos, pues los insurgentes carecen de la necesaria atención médica. 

He conversado con ella durante más de una hora y quedé asombrado por los grandes conocimientos militares que posee. Además, me comunicó datos muy interesantes acerca de la vida y las costumbres de los cubanos. Esta mujer soldado goza del cariño y del respeto de todos, pero en especial la quieren los niños, a quienes presta una gran atención. La prensa norteamericana la llama Juana de Arco, aunque ella no es la única mujer en las filas de los insurgentes y no tiene para estos el significado que tenía la muchacha de Orleans para Francia".

Se refería a la capitana mambisa Adela Azcuy, cuyo verdadero nombre era Gabriela de la Caridad Azcuy Labrador, natural de la zona de Viñales, en Pinar del Río, y nacida un 18 de marzo de 1861. Su fe de bautismo, hallada en la Iglesia Parroquial de la Purísima Concepción de San Cayetano y Viñales, consta en el Libro 2 de ciudadanos de raza blanca, folio 176 y número 580, que fue bautizada el 13 de mayo de 1861 con el nombre de Gabriela de la Caridad. 

Sin embargo a pesar de su historial, en diciembre de 1898 cuando se fue a licenciar y a que le dieran lo que le pertenecía como ex miembro del ejército libertador, le negaron ese derecho y por su puesto la plata correspondiente. ¿El motivo?... ser mujer. Para esta casta de irreverentes machistas no era posible de ningún modo que una mujer fuera una guerrera mambisa como ellos. Pero como sí que lo era, la doña se volvió a vestir como tal y a la Quinta de los Molinos se fue a ver al mismo generalísimo, que ya no lo era, Máximo Gómez Báez en persona, que al verla dicen que exclamó: 

 –¿Quién es esa mujer con tantas estrellas? 

Según un discurso del historiador Armando Guerra Castañeda, pronunciado en Febrero del 1950, fue el general de brigada Antonio Varona quien le explicó quien era Adela y lo que había hecho en la manigua, y tras un relato de sus hazañas, Gómez legalizó su grado. Otro hecho que marcó el machismo imperante en la manigua Cubana, fue el que sitúa al coronel Banegas como eje del asunto. Así lo narra la revista "Vitral: 

Molesto por su incorporación y su resolución de combatir, la envió a defender una cuchilla adonde se dirigían los españoles, y confiesa que lo hizo ¡con la intención de que la mataran!; pero resistió con tanta valentía que, admirado, se lanzó a ayudarla.

De joven Adela Azcuy se había dedicado a la farmacia debido a su matrimonio con el farmacéutico camagüeyano Jorge Monzón Cosculluela, quien fallece de viruela en 1886. Un segundo y fallido matrimonio con el anti independentista español Castor de Moral, un antiguo dependiente de su farmacia, fue lo que marcó su decisión de unirse al ejercito libertador. Cumplió su deseo uniéndose a las fuerzas del brigadier Varona precisamente, que por entonces operaban en la zona de "Minas de Matahambre", en Pinar del Río. 

Gracias a sus conocimientos farmacéuticos, Adela brindó valiosos servicios como enfermera, lo que le valió su primer grado de sub teniente de "Sanidad Militar" el 7 de marzo de 1896. Pero cuidado, que la doña era una experta en el manejo de las armas, sobre todo las de fuego, de hecho tomó parte en la friolera de 49 combates terminando la guerra con los entorchados de capitán, que le fueron otorgados el 12 de junio del año 1896, otorgados por el entonces General de Brigada Pedro Díaz, jefe de la Primera División del Sexto Cuerpo, y ratificado por el lugar teniente general Antonio Maceo el 1 de diciembre de 1896. 

En 1897 la familia del capitán Portales es sorprendida por los guerrilleros, asesinados casi todos menos la madre enferma con una niña de brazos, cuando llegan las tropas cubanas, entre ellas Adela; la madre le pide se ocupe del bebé cuando muera. Así lo hizo. Al llegar la paz, se traslada en 1902 a la localidad pinareña de San Cristóbal y se lleva con ella a la niña Rafaela. En 1911 fue elegida como Secretaria de la Junta de Educación de Viñales y, el 14 de enero del 1913 fallece en La Habana. Su casa de Viñales, convertida en museo, fue el primero de este tipo que se le dedicó a una mujer en Cuba. 

Fuente: Revista Vitral. // Internet.

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