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DE MAMBISES A HACENDADOS: LIQUIDACIÓN DE BIENES

Entierro del general Calixto García Íñiguez. 

Una vez finalizada la guerra en Cuba, se procedió a la elección de delegados que se reunieron el 24 de octubre de 1898 en Santa Cruz del Sur. Estuvieron presididos interinamente por el lugarteniente general Calixto García Iñiguez y luego por el presidente electo por la Asamblea, el general Domingo Méndez Capote. El tema principal de la reunión fue: 

DESMOVILIZACIÓN, ENTREGA DEL ARMAMENTO Y REPARTO DE LOS HABERES DE GUERRA. 

Esta comisión llegó al acuerdo de enviar el diez de noviembre de ese año una delegación a Washington, para coordinar los subsidios suficientes que, en calidad de préstamo y con la garantía de las rentas de Cuba, permitiera que los miembros del ejército libertador volviesen a sus hogares cubiertos debidamente por un merecido retiro.

A tal efecto la asamblea eligió al general Calixto García como presidente, al coronel José R, Villalón como secretario y a los señores vocales, general José Miguel Gómez, coronel Manuel Sanguily y doctor José Antonio González Lanuza, quienes llegaron a Washington en los primeros días de diciembre y allí y durante toda su estancia, fueron objeto de una franca hospitalidad y cortesía por parte del presidente William Mc Kinley.
 

Como es bien conocido, desgraciadamente Calixto García no regresó vivo a Cuba de ese viaje, pues enfermó de neumonía falleciendo el once de diciembre. 

El 19 de mayo el brigadier general y jefe de estado mayor, Adna R. Chaffee, dio a conocer los artículos convenidos por el gobernador general de la Isla, Mayor General del Ejercito de los Estados Unidos John R. Brooke, y por el general en jefe del ejército libertador Cubano, Máximo Gómez, para efectuar el reparto de los tres millones de pesos concedido por el presidente McKinley en calidad de préstamo, ya que los cubanos no aceptaron el dinero como donativo.

PROCESO

En la historiografía se ha tendido a confundir ambos momentos como uno solo y no fue así. El licenciamiento ocurrió en la medida que se desarticulaba la propia institución armada, lo que fue publicado en la Gaceta Oficial el diez de mayo de 1899.

Este proceso de desmovilización y pago de haberes, que dicho sea de paso contó con 473 integrantes de nacionalidad Española, (el 21% canarios 158), se hizo en dos etapas distintas. La primera se caracterizó por la desmovilización de las tropas y la entrega de las armas, mientras que la segunda estuvo relacionada con el pago que debido al tiempo que demoró la primera, se retrasó varios años.

Se estipuló que a cada individuo, ya fuera clase o soldado, que hubiese estado en servicio el 17 de julio de 1898 o con anterioridad a esta fecha - y no desempeñara en ese momento algún cargo público - recibiera un sueldo fijo mensual de 75 pesos en moneda de los Estados Unidos, cantidad que sería entregada por pagadores norteamericanos llevando implícito la respectiva entrega del equipo y de las armas. La entrega comenzó el 27 de mayo, y en total se pagaron dos millones 554 750 dólares.

EL ARMAMENTO

En el artículo IX quedaba establecido que el armamento se trasladaría a la Habana o a Santiago de Cuba, y se conservarían como recuerdos al cuidado de armeros nombrados por el general en jefe del ejército cubano. De esta manera el ejército cubano quedaba liberado de cualquier función, y cada uno de sus miembros pasaba desde ese momento a ser personal civil de una República que nació en 1902 con una deuda con aquellos soldados, sus merecidos haberes de guerra. Aún así hubo militares cubanos - y no pocos - que no se fiaron de este desarme. 

Ni entregaron las armas ni recibieron la paga, y ojo que no fue solo una decisión de tipo individual si no colectiva en algunos casos, como la que decidió el regimiento de caballería de la brigada norte Habanera al mando del general Rafael de Cárdenas, y del teniente coronel Quirino Zamora. Aquellas armas y bandera del regimiento fueron enterradas en una cueva de las lomas habaneras, aunque posteriormente el propio teniente coronel Zamora las donó al museo de armas de la ciudad. 

La composición de aquel ejercito era de la siguiente forma: 22 Mayores Generales

--23 Generales de División
--68 Generales de Brigada
--205 Coroneles
--395 Tenientes Coroneles
--724 Comandantes
--1 116 Capitanes
--1 136 Tenientes
--1 847 Subtenientes o Alférez
--1 784 Sargentos Mayores
--2 294 Sargentos Segundos
--2 468 Cabos
--41 492 Soldados.



Por un lado el pago fue un símbolo de bienestar para los miembros del ejercito, mientras que por otro se transformó en una vía de enriquecimiento. Las inversiones económicas que generarían estos ingresos en la economía del país desatarían el interés para los sectores privados ante la posibilidad del aumento del consumo.

Además resultó muy beneficioso para los oficiales tras la posibilidad de convertirse en nuevos propietarios, e insertarse en la entonces sociedad emergente cubana. Los veteranos, convertidos con la guerra en hombres valerosos y admirados, poseían una cuota de prestigio y carisma ante el resto de la sociedad.  No importó la procedencia social que tuvieran ni su instrucción previa a la guerra, para muchos de ellos este pago los situó en un estatus social diferente al que antes tenían. 

Ascenso a teniente coronel de Francisco Franco Ortiz

Un ejemplo fue el teniente coronel Francisco Franco Ortiz, de Banes, quien participó como jefe del primer batallón del regimiento Holguín en la toma del fuerte de la "Loma del Hierro". Ortiz recibió la suma de 7 970,66 pesos, y a pesar de ser analfabeto pudo comprar haciendas y ejercer el comercio en la zona como un hombre acaudalado. 

Tuvo la suerte de ser ascendido por Calixto García el 18 de agosto de 1898, el mismo día en que estando hostigando a las tropas españolas al mando del general Luis Feira, el Army norteamericano anunciaba el fin de las hostilidades. Como es lógico, este ascenso significó mas dinero a la hora devengar sus haberes. De hecho, fue el oficial de Banes de mayor graduación y el de más tiempo activo. Falleció el 16 de junio 1921. Sus restos reposan en el cementerio de "Los Berros", en el mismo Banes.

Otro ejemplo...

El 11 de julio de 1918 el general, y presidente de la República, el ingeniero Mario García Menocal, aprobó la Ley de Pensiones para los miembros del Ejército Libertador y su Cuerpo Auxiliar Civil. Esta ley reconocía el derecho a una pensión anual no solo para los miembros, si no también para sus familiares en caso de fallecimiento del combatiente.

Esta ley tenía en cuenta también a los oficiales que habían sido mutilados durante el servicio activo otorgándole el 20 % por encima de la cuantía fijada, siempre y cuando el monto no sobrepasara los mil pesos. En caso de que fuera un familiar, la cantidad correspondería al 75% de la reglamentada. 

Como podrá observar, el gobierno Cubano supo corresponder lo mejor que pudo al sacrificio de aquellos hombres que lo dieron todo por la libertad. Tengamos en cuenta que en aquellos tiempos una caballería de tierra en zonas holguineras de Tacajó, Bijarú o Guiral, por citar un ejemplo, tenía un precio de 75 pesos, de manera que con una cantidad de mil pesos se podían adquirir fácilmente más de trece caballerías de tierra. 

Un soldado podría comprar cinco caballerías con su pensión, o sea que para nada quedaba desamparado. Sin ir más lejos, se dio el caso del propio mayor general Mario García Menocal quien ostentó ese alto grado y, una vez instaurada la República en 1902, se dedicó a administrar el Central Chaparra en Puerto Padre, negociando “favores” directamente con el gobierno local. Aún faltaban once años para que se convirtiera en el tercer presidente de la joven república.

Como mismo ofrecía los postes para el alumbrado local, Menocal gestiona una ley en el senado como la que llevó a construir la aduana del puerto. No fue nada casual que cuando decidió postularse como candidato a la presidencia, fueron los habitantes de ese pueblo sus más entusiastas votantes. Es justo decir que se daban también los primeros pasos para la instauración de un caciquismo político, que al final llenó de descrédito la naciente democracia isleña. 

Maldita Hemeroteca 

Fuentes: El ejército libertador cubano: Ni tan pobres, ni tan olvidados // Cordoví Núñez, Yoel. Review of Radiografía del Ejercito Libertador 1895-1898. Cuban Studies, vol. 37, 2006. // EL LICENCIAMIENTO DEL EJERCITO LIBERTADOR EN 1899 Por Rolg de Leuchsenrlng / Revista Carteles.