En un libro del historiador gallego Julio Le Riverend, publicado en 1974 y titulado "La Historia Económica de Cuba", aparece el siguiente fragmento
"Según información posterior a la Paz del Zanjón, en 1862 habían en Santiago de Cuba cuatro trapiches que quedaron abandonados o convertidos total o parcialmente en potreros, y de los 11 que habían en 1878, solo tres sobrevivieron y para eso porque eran eran posteriores a la guerra. por otro lado Torres Hasqueti, el cronista colonial de esa región y José Ramón Betancourt, diputado liberal a las Cortes Españolas en los años 80, coinciden en afirmar que sobre un total de 100 ingenios existente en 1868, solamente perduró uno".
Sin embargo bajo este panorama la zafra cubana llegó a las seiscientas mil toneladas molidas en 1868 pese a la tea incendiaria de Máximo Gómez. Años más tarde, con el comienzo de la guerra de 1895, Gómez continuó con la necesidad de actuar en contra los que además intentaban desconocer su existencia, y les obligó, mediante el artículo tres de su circular fechada el 1 de julio de ese año, a realizar labores en fincas azucareras bajo amenaza de destrucción.
Incluso el propio lugarteniente Antonio Maceo le escribió a los hacendados de su zona pidiéndoles, en nombre del alzamiento, que abonaran quinientos pesos en cualquier banco de Londres o Nueva York en condición de préstamo, con un interés del 4 % anual, como si fuera una república, a cambio de que sus propiedades fueran respetadas. En caso de no cooperar, se dispondría la total destrucción de sus bienes.
Total que bajo este clima de inseguridad, destrucción y miedo, se da inicio a la ultima guerra y... ¿sabe usted cuantos centrales azucareros molían en toda Cuba el día que cayó el general Maceo en Punta Brava, pues 361, y según el "Civil Report" del mayor general Leonard Wood, gobernador militar de cuba, de los 572 que habían moliendo en la zona occidental, 479 fueron destruidos por los mambises quedando en pie solo 83.
En resumen, en Cuba lo que había era un verdadero desastre ocasionado básicamente por el general Máximo Gómez, sobre todo en aquella importante zona occidental, por demás la más industrializada del país, así como en Cuba en general. Tanto fue así, que del millón 264 toneladas que se molieron en 1895, apenas se alcanzaron las 225 mil en las zafras del 1896 y del 1897.
Y algo de cierto hubo en todo esto, teniendo en cuenta que en el libro "Revolución de Yara 1868-1878 del historiador y general de brigada mambí Fernando Figueredo Socarrás, uno de los que se opuso fervientemente al pacto de Zanjón y que apoyó a Maceo, asegura que mucha de la "tea incendiaria" que se aplicó en occidente fue más bien por despecho y castigo al poco apoyo que recibió allí la invasión.
Para mayo del 1925, Cuba pudo echar andar al fin y tras resarcir sus deudas por la buena, noble e incorruptible gestión del presidente Don Tomás Estrada Palma, la zafra culminó con niveles estratosféricos, sin precedentes vaya. El monto de la cosecha - exactamente 5 386 303 toneladas métricas – excedía en más de un millón lo producido durante la campaña anterior.
Y para no extender tanto el asunto, en 1959, vísperas de la llegada de la plaga verde oliva, la isla tenía 156 centrales operativos y producía cinco coma seis millones de toneladas. Dicho todo esto, observe ahora este dato que es demoledor.
Con el paso de los años llegamos al 2025, y los datos de la reciente finalizada zafra son de terror y espanto, de hecho no superó siquiera las 150.000 toneladas, lo que supone una cantidad menor a la alcanzada el año pasado y, según EFE, este es el peor resultado en más de un siglo. ¡O sea, apenas un poco más de lo molido en plena guerra del 95!.
La cifra es aún peor que las estimaciones independientes publicadas hasta la fecha, que ya de por sí eran bastante modestas, y hablamos de un producto que durante décadas fue pilar fundamental de la economía cubana, primera exportación nacional y fuente de orgullo. De "desastre" calificó estos datos un antiguo responsable del desaparecido Ministerio de la Industria Azucarera, que pidió mantener el anonimato.
Les dejamos un dato de propina que pone de manifiesto el estado lamentable en que se encuentra Cuba en estos momentos. El censo de 1825 arrojó que en la isla habían mil ingenios moliendo, más de dos mil cafetales a plena producción, setenta y seis algodonales, sesenta cacahuales, tres mil cien potreros, cinco mil seiscientas vegas y catorce mil estancias y sitios de labor. Nada de eso existe hoy.
Maldita Hemeroteca









