jueves, 11 de enero de 2024

GUERRA DE CUBA: De Dominicana no solo llegó el merengue


Se conoce que durante el gobierno del general Luis de las Casas, iniciado en 1790, se advirtieron en Cuba los primeros movimientos independentistas. En la residencia del propio general se reunían los hombres más destacados de entonces, miembros de la Sociedad Patriótica de Amigos del País, y sus ideas iban preparando ese ambiente.

No obstante, en 1791 fracasó una revolución de gente de color, encabezada por José Antonio Aponte. Entonces cada levantamiento terminaba en un fracaso tras otro. El 4 de julio de 1851 José Joaquín de Agüero inició una revolución en la hacienda de San Francisco del Juncal con unos 40 hombres. 

La mala organización hizo fracasar la empresa, y los jefes fueron fusilados el 12 de agosto y en días sucesivos. El mismo 12 de agosto el venezolano Narciso López volvió a desembarcar en la isla y, luego de sostener varios combates hasta que fue abandonado por los suyos y capturado por los españoles.

Narciso fue ejecutado mediante el garrote vil, Durante el gobierno del general Valentín Cañedo se descubrieron varias conspiraciones. El 22 de marzo de 1855 fue ajusticiado en el garrote uno de los que más soñaron con la independencia cubana: Ramón Pinto y tan solo días más tarde murió otro conspirador: Francisco d´Strampes.

Para 1868, momentos en que Cuba estaba bajo la comandancia del Capitán General D. Francisco Lerchundi y como jefe de operaciones el general D. Blas Villate, conde de Valmaseda, Carlos Manuel de Céspedes decide irse por encima de Vicente Aguilera y levantarse en armas con 140 hombres y 200 esclavos. 

Lo de Bayamo fue otro fracaso más. Céspedes fue derrotado en Yara el mismo día 11 por una columna enviada por el gobierno y se retiró a su finca de "Palmas Altas" seguido de 12 hombres. Allí se reunieron con él Luis Marcano y Máximo Gómez, que se dedicaban al corte de la madera, seguidos de unos 300 campesinos. La gaceta oficial de la Habana calificó aquella movida como de "ridícula calaverada".

Sin embargo puede que los Españoles desestimaron un tipo diferente de guerrero que ya se encontraba dentro del país y con el que no contaban....  Los "Mambises" Dominicanos. Es más, si no llega a ser por la presencia de estos estrategas en aquellos inicios del levantamiento, se hubiera acabado todo "como el rosario de la aurora" o, como la "fiesta del guatao", dicho en buen cubano. 

De hecho los Españoles enviaron hacia Bayamo una columna de socorro desde Santiago de Cuba. Esta columna fue sorprendida en las "Ventas de Casanova", en Santiago de Cuba, por alguien que les era bien conocido, don Máximo Gómez, del que recibieron algo de lo que conocían perfectamente también, la primera carga al machete. Se dispararon las alarmas.

Los "rebeldes" cubanos no sabían nada del noble arte de la guerra. Todos aquellos organizadores del levantamiento de Bayamo eran hacendados que se habían dado la buena vida, otra cosa es que sintieran el legítimo derecho de ser libres. Fueron los bravos y experimentados guerreros dominicanos los que tuvieron un peso enorme en aquellos primeros enfrentamientos contra el ejército Español. 

De hecho hasta el nombre mambí tiene origen dominicano. Los españoles ya habían llamado mambises a los dominicanos que lucharon en la guerra de la Restauración en contra de la anexión, y lo hicieron en términos peyorativos. Otra cosa es el significado de patriota que luego le dieron los cubanos.

Su origen en Cuba viene dado por esto precisamente, ya que los primeros alzados Cubanos les recordaban las cargas al machete de los dominicanos, como un tal Eutimio Mambí, uno que desertó de las filas españolas para pelear en la guerra de parte de los independentistas.

Esta teoría ha sido respaldada por varios historiadores, entre ellos el pintor y ensayista guantanamero Regino Boti, quien trabajó como auxiliar administrativo en un ingenio en Dominicana y posteriormente fue fundador en Guantánamo del partido conservador.

Es que, partiendo desde bien atrás, ¿de donde era el cacique Hatuey?.

Se sabe que en 1512 este indio huyó de Dominicana y recaló en las costas de Yara en Cuba. Allí se convirtió en cacique y continuó desafiando a España y en este caso a Diego Velázquez, lo que le costó la vida de la forma mas horrible quemado en una hoguera. Por cierto fue el propio Velázquez quien confirmó que fue en Yara, Bayamo, y no en Baracoa.

Del generalísimo Máximo Gómez no hace falta ni abundar, pero si de alguien que nació también en Baní, el brigadier del ejercito español Modesto Díaz Álvarez, que mas tarde llegó a ser mayor general del ejército Cubano. 

Céspedes, que de guerra no sabía ni donde estaba parado, le puso los entorchados de teniente general y enseguida los de mayor general, no por gusto se convirtió en jefe del cuerpo de ejército oriental. Por esa misma experiencia que tenía como guerrero, fue de los que tuvo vista larga de que aquello no daba para más, aceptando la paz ofrecida por Martínez Campos. 

Luis Gerónimo Marcano, quien junto a su hermano Félix comandó a un grupo de 300 hombres en la toma de Bayamo, el mismo secretario de Céspedes era dominicano, Manuel de Jesús Peña y Reinoso, que además fue de los privilegiados que presenció el triunfo Cubano porque vivió hasta 1915 en Cuba.

El experimentado jinete y gran conocedor de caballos, Marcos del Rosario Mendoza, que con casi 40 años lo dejó todo en Dominicana y se alistó con los Cubanos. José Martí le enseñó a escribir su nombre pues era analfabeto. Con este señor pasó un hecho curioso, y es que a Máximo Gómez no le gustó para nada su incorporación a la causa Cubana, ni a él tampoco le gustaba la presencia suya. (A saber que había pasado ahí.)

De hecho, una vez confesó que Máximo Gómez hizo todo lo posible porque no se embarcara, pero él se mantuvo firme. Sin embargo, fue después el propio Gómez quien escribiría esto: “Marcos es compañero inseparable y hombre en toda la extensión de la palabra; es el tipo verdadero de la pureza, la lealtad y el valor probados”. Terminó la guerra con los grados de coronel.

En 1922, estando viviendo en el Viso, en Dominicana, fue invitado por el gobierno Cubano para trazar la ruta Martiana y, gracias a él que señaló los lugares exactos, quedó trazada. Sin embargo no pudo morir ni ser enterrado en su tierra ya que, para 1944, viajó de nuevo a Cuba a operarse los ojos en el hospital militar de Marianao, y de allí no salió vivo. Su cadáver fue enterrado en el panteón de los héroes en la necrópolis de Colón en la Habana.

Comandante Lorenzo Despradel, alias Muley, quien fuera secretario de Máximo Gómez y luego miembro destacado del partido liberal Cubano en la república. Desde el periodismo se enfrentó políticamente al mayor general y presidente Gerardo Machado. Se le conocía como "Crispín" en sus publicaciones humorísticas.

General de brigada Enrique Loynaz del Castillo, quien batiera el cobre en Cuba en mas de 60 combates y que fuera el padre de la desatacada poetiza Dulce María. Fue jefe de estado mayor en las Villas bajo el mando del mayor general Serafín Sánchez y mas tarde sustituyó a Quintín Banderas en la jefatura de ese ejercito. Además fue su inspector interino. Durante la República fue representante a la cámara por Camagüey entre los años 1902 y 1906 y embajador en varios países.

La misma Mariana Grajales, sin ir mas lejos, porque dígame usted que hubiera pasado si sus hijos los hubiera concebido en dominicana y no en cuba. Incluso los dos abuelos de los Maceo José Grajales y Teresa Cuello eran -por ende- también dominicanos.

Allí, en dominicana, estuvo José Martí en tres ocasiones y allí conoció a su gran amigo Federico Henríquez y Carvajal. Fíjese si era su amigo, que Martí le confió su testamento político, lo que se conoce como “Esto es aquello y va con aquello” en relación con los dos países. Total que no sabríamos decir la cantidad de dominicanos que murieron peleando en Cuba, y que hoy nadie sabe ni recuerda quienes fueron y donde están sepultados. 

Se calcula que solo durante la guerra del 1868, más de 80 "mambises" habían llegado de Quisqueya, y 3 de ellos alcanzaron el grado de Mayor General; 3 el de General de Brigada; 9 el de Coronel; 7 el de Teniente Coronel; 12 de Comandante; 6 de Capitán; 4 de Teniente; 1 de Alférez, y 2 el de Sargento. Ello significa que la mitad de los combatientes dominicanos conocidos, llegaron a ostentar grados de oficiales en aquel Ejército Cubano. 

Es que durante ese mismo levantamiento de 1868, cuatro de los seis territorios orientales levantados contra España estuvieron al mando de jefes dominicanos: Modesto Díaz en Bayamo, Luis Marcano en Manzanillo y Máximo Gómez, ascendido a general por la acción de Pinos de Baire, en Holguín y Jiguaní. 

Como pasó con el generalísimo Máximo Gómez, en su gran mayoría estos dominicanos llegaron a Cuba a mitad del 1865 como parte de las tropas españolas evacuadas desde Santo Domingo, tras la derrota de España en la Guerra de Restauración (1863-1865) ya que casi todos, por no decir todos, pertenecieron al ejército anexionista como voluntarios.

Quien iba a pensar entonces que 155 años después, Cuba se convertiría es un estado dominado por un sistema familiar Castrista y totalmente fallido, sumido en el caos social, económico y encima marcado por la mas cruel represión política, mientras que Dominicana se ha transformado, según los inversores de Morgan Stanley, en una de las economías emergentes más atractivas del Caribe.

Puntos de Vista: Fuentes: Luis Sequera Martínez. Historial de las unidades de Ingenieros en Ultramar (campaña de 1898). Madrid, 1999. Historia Militar de España, Prensa Dominicana. Biografías de lideres dominicanos en la guerra de Cuba. Internet en general. 

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