Norteamericanos en las guerras de independencia Cubanas
Para la mayoría de los Cubanos, el único norteamericano que tomó parte en la guerra de independencia contra España fue Henry Reeve, apodado el inglesito. Sin embargo muy pocos conocen que mas de 100 ciudadanos norteamerican0s se unieron a las filas insurrectas en Cuba.
Por ejemplo el coronel Charles Gordon. Fue uno de los que estuvo en aquel combate de San Pedro, en Punta Brava, la Habana, lugar donde cayera el lugar teniente general Antonio Maceo el 7 de diciembre de 1896. Tal fue su compromiso, que estando a las ordenes del generalísimo Máximo Gómez entregó su vida en un combate en la ciudad de Morón, en 1897.
Lo mismo pasó con Charles E. Crosby, que en nombre de la Liga Americana para la independencia de Cuba, de la cual era su vicepresidente, quiso observar in situ la situación y redactar un informe al Presidente Mac Kinley. Se brindó además a luchar al lado de las fuerzas mambisas como oficial, toda vez que poseía gran experiencia militar al haber estudiado en la academia Francesa de Saint-Cyr.
En el año 1871 la señora Ana de Quesada y Loinaz, segunda esposa del presidente en armas Carlos Manuel de Céspedes y residente en New York, le pidió personalmente al presidente de los Estados Unidos, Mr Ulysses S. Grant, tomar interés en la intervención de Cuba. Por otro lado el doctor Cosme de la Torriente, auditor de guerra en el Estado Mayor de Máximo Gómez, nos cuenta en sus memorias algo tan impactante como esto:
"... El día 5 de Marzo de 1897, a punto de medio día, llegó al campamento de Máximo Gómez, en la Demajagua, Mr. Charles E. Crosby y allí dijo que era vicepresidente de la liga Americana para la independencia de Cuba, no conocía el idioma español y Máximo Gómez me llamó para que le sirviera de intérprete.
Mr. Charles E. Crosby, para hacer valer su personalidad, exhibió su pasaporte del Departamento de Estado y documentos a su favor expedidos por el cónsul americano Mr. Lee y el vicecónsul de Sagua la Grande. Presentó también dos cartas de introducción, una para el General Ríus Rivera y otra para el Marqués de Santa Lucia, de parte del Coronel López de Queralta, también residente en aquella ciudad.
En aquella reunión el generalísimo Máximo Gómez le expresó a Mr. Grosby que en su sentir, la guerra tendría que resolverse pronto. Que antes de tres meses los Estados Unidos deberían intervenir si querían salvar su comercio en Cuba. Que quizás se le podría pagar alguna indemnización a España para que abandonara la Isla, pero para ello necesitarían la garantía del gobierno de los Estados Unidos.
Que él estaba convencido de que no tenían los elementos suficientes para vencer a España solo con las armas, pero sí con la ayuda del tiempo que traerá su aniquilamiento. España no podrá vencernos desde el momento en que nosotros podemos prolongar indefinidamente la lucha.», dijo el comandante en jefe.
El 16 de julio de 1898, las fuerzas españolas se rindieron y Estados Unidos declaró la victoria. El Tratado de París, firmado el 10 de diciembre de 1898, puso fin a la Guerra Hispanoamericana, garantizó la independencia de Cuba, cedió Guam y Puerto Rico a los EE. UU. y proporcionó un mecanismo para que España vendiera Filipinas a los EE. UU.