Los destinos de España y Cuba estuvieron tan unidos en el siglo XIX y XX, como nadie es capaz de imaginar. Fíjese que un personaje clave en la historia de España como lo fue el general de brigada Emilio Mola Vidal, jefe de los sublevados en el frente vasco cuando la guerra civil, era Cubano por nacimiento y encima emparentado con un jefe rebelde que luchó en contra de España precisamente.
El general Mola fue quien planificó el fallido golpe de Estado que daría lugar a la Guerra Civil, y su muerte accidental siempre ha sido motivo de discusiones y especulaciones en torno al posible atentado realizado por el también general Francisco Franco Bahamonde, quien sería el más beneficiado con su muerte. Nada de esto fue probado jamás.
Entre abril y julio de 1936, junto a Francisco Franco, José Enrique Varela, Manuel Goded, Alfredo Kindelán y José Sanjurjo entre otros, fue de los principales responsables de la organización y levantamiento que puso fin a la república izquierdista. Desde Pamplona, donde había sido destinado por el nuevo gobierno, trazó el plan para el fallido golpe de Estado y dirigió su ejecución en julio de 1936. Sin embargo el golpe fracasó ante la resistencia de las organizaciones de izquierda del territorio.
Los sublevados decidieron seguir con sus planes, y le plantaron cara a los republicanos. En la primavera de 1937, mientras participaba en la campaña de Vizcaya, los republicanos atacaron "La Granja" y el general Mola decidió viajar al frente de Segovia para dirigir personalmente la resistencia. Asumió el mando del ejercito norte, pero el destino quiso que el tres de junio de ese año la avioneta donde viajaba se precipitara en la localidad de Alcocero, en Burgos.
General Mola y su aeroplano detrás |
Según los historiadores, era muy común en aquella época ver al general utilizando el avión para sus desplazamientos y, aunque no existen pruebas del sabotaje, no es menos cierto que su muerte favoreció claramente al militar Gallego.
Lo interesante del caso, y motivo de este post, es contarles que Emilio Mola era Cubano. Nació en el poblado de Placetas, provincia de las Villas en el centro del país, y fue algo que no supimos hasta hace muy pocos años.
La nacionalidad Cubana le viene dada por la sencilla razón de que su padre, comandante de la guardia civil Emilio Mola López, había sido destinado por el ejército español en ese pueblo de Placetas. Allí nació en 1887, fruto de una relación de este guardia y su esposa Cubana y de ascendencia Catalana, Ramona Vidal. Y es aquí donde está el detalle impactante de esta historia.
La señora Ramona era hermana del coronel del ejército libertador Leoncio Vidal y Caro, el intrépido mambí que el pasado mes de marzo (28) se cumplieron 128 años de su caída en combate en Santa Clara. Pues por esos caprichos de la vida el general Emilio Mola fue su sobrino por vía materna. O sea, que su tío era un rebelde e insurrecto traidor a España, ¿y qué podía hacer?, la historia es la que es.
Este valiente mambí había sido seleccionado al frente de una peligrosa y muy arriesgada misión, como fue la toma de Santa Clara en 1896 y que entonces era una plaza muy bien defendida por las tropas Españolas. Sin embargo, debido a su volátil y fogoso carácter, el coronel encontró la muerte en medio de una acción sin sentido donde se inmoló prácticamente.
Por órdenes de Máximo Gómez, Vidal y Caro intentó penetrar en la madrugada del 23 de Marzo en aquella plaza, mientras que el grueso de las tropas insurrectas se hacía de provisiones y pertrechos. Efectuó un innecesario alarde de fuerza cercano al teatro, justo donde se encontraban posicionados los fusileros de la defensa.
No solo cayó él, también su ayudante el cabo Ramón Brito quien fue abatido primero por los disparos de aquellas dos compañías que, al parecer, los estaban esperando. Al tratar de socorrerlo, dos proyectiles impactaron el cuerpo de Leoncio, uno en el pecho y el otro en la frente, mortal por necesidad, y dicen los historiadores que antes de exhalar su último aliento al pie de la farola gritó: ¡"Coño, me han matao"!.
El coronel Vidal y Caro se había incorporado a las fuerzas mambisas el 20 de junio de 1895, y sus grados de coronel los había obtenido apenas 24 horas antes de encontrar aquella innecesaria muerte. Hasta ese día, el de Corralillos se había destacado en varios combates como el de Vigía, el del tren de Caibarién, Cien Rosas, Las Yaguas y Palo Prieto, todas perfectamente recogidas en su diario de campaña. Un busto esculpido en Italia le recuerda, y en una placa el historiador Manuel García Garófalo y Mesa escribió estas palabras:
“Aquí, en la noche del 23 de marzo de 1896, sucumbió heroicamente en defensa de la independencia de la Patria el Coronel Leoncio Vidal”.
Maldita Hemeroteca
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