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| Uno de los diplomáticos americanos afectados por los incidentes de salud, vivió supuestamente en esta casa en La Habana. (Cortesía NBC News) // ... |
Era una noche fresca en La Habana con la temperatura muy cerca de los veinte grados, y el diplomático y su familia se estaban sintiendo muy bien en Cuba. Estaban todavía asentándose en su nuevo hogar, una casa cómoda de estilo español en el frondoso reparto que un día se había hecho llamar "Country Club", antes de que las familias adineradas lo abandonaran en los primeros años de la Revolución.
“Estábamos verdaderamente encantados de estar allí”, recordó el diplomático. "La música, el ron, los puros, la gente y un momento muy importante para la diplomacia ya que ocho meses antes, en marzo de 2016, el presidente Barack Obama había aterrizado a lo grande en la ciudad de la Habana para conmemorar el acercamiento histórico de los dos países, prometiendo además el enterramiento del “último vestigio de la Guerra Fría en las Américas”.
Según este artículo, algunos oficiales estadounidenses aseguraron que para Moscú ayudar a a la Habana a descarrilar el acuerdo trabajosamente logrado durante la administración del presidente Barack Obama, esos misteriosos rayos podrían haber constituido un golpe maestro de la geopolítica. Y parece que sí, pues desde que Donald Trump desarmó esos acuerdos, las "escandalosas cigarras de la Habana se han quedado mudas".
En cambio semanas después de la elección de Donald Trump, ese acuerdo estaba repentinamente en duda. Fidel Castro acababa de morir, abriendo un nuevo capítulo en la saga castrista. El diplomático no podía haber imaginado un momento más fascinante para llegar.
Mientras el sol se deslizaba sobre el estrecho de la Florida aquella tarde de finales de noviembre, el diplomático abrió las puertas del salón que daba al nuevo jardín tropical de la familia. El aire cálido de la noche invadió el salón, acompañado por un estruendo casi abrumador.
---“Era molesto hasta el punto que tenías que entrar en la casa y cerrar todas las puertas y ventanas y encender la tele”, recordó el diplomático.
---“Pero no me preocupé mucho del asunto. Pensé, “Estoy en un país extraño, y los insectos aquí hacen ruidos fuertes”.
Unas noches más tarde, el diplomático y su esposa invitaron a la familia de otro funcionario de la embajada americana que vivía muy cerca. Al atardecer, mientras charlaban en el patio, el mismo ruido ensordecedor se levantó otra vez en el jardín.
--- “Estoy bastante seguro que son cigarras”, dijo el primer diplomático.
--- “Esas no son cigarras”, insistió su vecino. “Las cigarras no suenan así. Es un sonido demasiado mecánico”.
El colega había estado escuchando los mismos ruidos en su casa, a veces durante un periodo de una hora o más. Después de que se quejó en la oficina de vivienda de la embajada, dos trabajadores de mantenimiento cubanos fueron enviados a echar una ojeada. Buscaron si había algún tipo de desperfecto eléctrico e inspeccionaron el jardín para ver si había insectos raros, pero se fueron sin encontrar nada fuera de lugar.
En febrero, el estruendo nocturno empezó a disminuir y días más tarde se fue del todo.
No fue hasta un viernes a finales de marzo, cuando el diplomático se dio cuenta de que podría estar enfrentándose a algo más peligroso que unos insectos. En el trabajo aquel día, un compañero de la embajada con quien tenía amistad le llevó a un lado y le dijo que se iba de Cuba inmediatamente.
Un hombre de aspecto atlético en la treintena, el compañero dijo que acababa de estar en Miami, donde especialistas médicos habían diagnosticado que estaba teniendo una serie de problemas, incluyendo una severa pérdida de audición. A finales de diciembre, dijo, había sido golpeado por un fenómeno extraño e inquietante, una especie de rayo poderoso de sonido agudo que parecía estar apuntado directamente hacia él.
Según un artículo del New York Times de septiembre del 2018, la esposa de uno de los miembros del personal de la embajada en la Habana dijo que había echado un vistazo afuera de su casa, después de escuchar los sonidos perturbadores, y vio una camioneta alejarse a toda velocidad.
El lunes siguiente el amigo del diplomático le hizo escuchar una grabación del ruido: sonaba muy parecido a lo que él había escuchado en su jardín.
El diplomático, quien habló de su experiencia bajo el acuerdo de que no se revelara su nombre, dijo que él y su mujer no habían sentido ningún indicio de enfermedad o lesión. Sin embargo, a los pocos días se pusieron de camino a Miami para ser examinados por especialistas médicos.
Con otros veintidós americanos y ocho canadienses, serían diagnosticados con una amplia gama de síntomas parecidos a los de una conmoción cerebral, desde dolores de cabeza y nauseas, a pérdida de audición y de paso fueron arrastrados también a una disputa internacional en la que la Administración Trump usaría para revertir el curso de las relaciones de Estados Unidos con Cuba.
Condensado de Propublica

