En el año dos mil, varios presos políticos y de conciencia en cuba fueron excarcelados. Nueve en total, condenados por ejercer su derecho a la libre expresión, de reunión e incluso el delito de leer. Uno de ellos, el señor Orestes Rodríguez Horruitiner, entonces presidente en Santiago de Cuba del movimiento pacifista por los derechos humanos seguidores de Chivas, fue declarado culpable de posesión de propaganda enemiga en 1997 y condenado a cuatro años de prisión.
¿Sabe usted cual fue la "propaganda enemiga" que le encontraron?... pues libros de José Martí, de Máximo Gómez o de Antonio Maceo que, a diferencia de los manipulados por el régimen, eran textos publicados en el extranjero y por autores de otras épocas que, por suerte para ellos, no se vieron amenazados como ahora. Eran obras que contaban historias consideradas por el actual régimen como "peligrosas" o dicho en su argot represivo, "propaganda enemiga".
Los fiscales, que enviaron a Horrutinier a la prisión "La Caoba", en Boniato, alegaron que cualquier libro de estos héroes que fuera publicado fuera de Cuba contenía "desviaciones ideológicas". Recordemos que en el año 2013, el bisnieto del mayor general José Maceo, el señor Marco Antonio Maceo Urguellés, fue desahuciado de su vivienda en la Habana e incluso una buena parte de su colección de textos de Manuel Piedra Martell, ayudante de su tio bisabuelo Antonio, fue destruida por completo.
Hoy, por suerte, muchísimos de esos "textos peligrosos" se encuentran disponibles en la internet. Por poner un ejemplo, usted puede encontrar la sorprendente exculpación que hace Máximo Gómez en su diario de campaña del general Valeriano Weyler. Que aunque lo responsabiliza por el genocidio de pacíficos cometido, mas de 140 mil ciudadanos, rompe una especie de lanza asegurando que no había sido a exprofeso. Ciertamente, Madrid jamás calculó las consecuencias que esta medida ocasionó, más de 140 mil muertos, de los cuales Weyler fue el responsable en gran medida.
Que gracias a un usufructo concedido por el presidente Mario García Menocal, pudo adquirir una casa en la calle Manrique en la Habana por la cual no tuvo que pagar ni un solo duro hasta su muerte. De como el Ismaelillo, José Francisco Martí y Zayas-Bazán, fuera - directa o indirectamente - responsable de la muerte en 1912 de más de tres mil negros cubanos, ex mambises casi todos, masacrados en los campos cubanos. En fin que estas, entre muchas otras que no cabrían en un tratado, siguen siendo un catálogo muy peligroso para el régimen Castrista.
La prueba es que su antecesor Arsenio Martínez Campos se negó, al costo de perder su cargo como capitán general de la isla. Aprovechamos para decir que, nos guste o no, la extensa obra de Weyler, "Mi mando en Cuba", no solo resulta una fuente de información valiosa y poco conocida, es que resulta vital para entender los entresijos de aquellas guerras. Otra cosa es que sea una de las censuradas por el régimen.
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| Artículo aparecido en la página once de la revista "Blanco y Negro" en su edición de 27-03-1897 titulado "A ojos vista". |
Esa literatura peligrosa narra pasajes por ejemplo, de como Gregorio Luperón puso fin a la anexión Dominicana a España en una guerra llamada de Restauración, que costó la friolera de 50 mil muertos y de cientos de dominicanos que tuvieron que marcharse a Cuba, entre ellos Máximo Gómez Báez, como capitán de voluntarios del ejercito español que era y partidario de aquella anexión a España del 4 de marzo del 1861.
Gómez, entre otros que luego llegaron a ser generales mambises, protegieron la anexión monárquica de Isabel II y el presidente del consejo de ministros Leopoldo ODonell, concedida al general dominicano Pedro Santana y Familia. Cuando los Dominicanos recuperaron su patria, gente como Gómez perdieron todos sus bienes en aquella derrota y, por tanto, se tuvieron que marchar a Cuba. En su caso con su madre, sus hermanas y varios de sus otros compatriotas, como Modesto Diaz o Luis Marcano, entre otros.
Al llegar a Santiago de Cuba en 1865, el entonces capitán Gómez esperó que le agradecieran sus servicios prestados a España, sin embargo al cabo de un año entendió que sus antiguos jefes se desentendían de sus ex aliados, y entonces es que decide abandonar el ejército y sumarse al levantamiento cubano de 1868. Por eso es que España lo ha considerado siempre como un traidor.
Muy poca gente en Cuba conoce que si Gómez pudo establecerse como agricultor en la zona de Bayamo, fue gracias a un préstamo que le había concedido su ex compañero de armas en San Cristóbal, el capitán Valeriano Weyler, un pasaje que se narra en el volumen III de la obra "Compendio de la historia de Santo Domingo", de la autoría del militar e historiador dominicano José Gabriel García, otro libro muy tóxico para la dictadura castrista probablemente.
En este tipo de libros se entera uno que Gómez contó en determinado momento con la ayuda de la oficialidad Española, aunque en su caso se mantuviera reacio al dinero cash ofrecido por el general Arsenio Martínez Campos, y que no todos rechazaron por igual. De hecho el general Antonio Maceo fue uno delos beneficiados con el salvo conducto y los medios navales ofrecidos para abandonara la isla hacia Jamaica.
No es de extrañar que fuera Antonio Maceo precisamente, quien rechazara un intento de emboscada y asesinato contra Martínez Campos. Solo tiene que leer la carta enviada por Maceo a su todavía amigo Adolfo Flor Crombet, fechada en marzo del 1875, donde totalmente indignado le escribe lo siguiente:
"Llegó a mi conocimiento que pretendían que yo trancase al General Campos el día de la conferencia; lleneme de indignación cuando lo supe, y dije que el hombre que expone el pellejo a las balas y que puede en el campo de batalla matar a su contrario, no apela a la traición y a la infamia, asesinándolo, y que aquellos que quisieran proceder mal con ese señor, tendrían que pisotear mi cadáver, no quiero libertad si unida a ella va la deshonra".
Si no llega a ser por estos "peligrosos textos", muchos cubanos de esta generación jamás lo hubieran sabido. Por otro lado nada se habla de las buenas relaciones del mayor general Calixto García Íñiguez, e incluso de su madre Lucía, con la alta oficialidad española. Se puede entender entonces como pudo Calixto salvar su vida luego de intentar quitársela con aquel disparo auto propinado en la cara.
Nunca se ha preguntado por que los españoles no aprovecharon la perfecta ocasión para dejar que Calixto se desangrara en aquella acción de San Antonio de Bagá, cuando se vio acorralado por el teniente Ariza durante la guerra chiquita. Pues no, Calixto no murió, y no fue por un milagro, no murió porque fue evacuado rápidamente a Santiago de Cuba, en donde fue intervenido en el hospital "Príncipe Alfonso".
Como que le fue concedida la gracia que no tuvieron muchos, de poder residir con su madre, esposa e hijos, en la capital de España durante su deportación de 1878. Que allí en Madrid daba clases como profesor de inglés, y que llegó a trabajar en un prestigioso banco incluso. Que su hijo Oscar, fruto de su matrimonio con doña Isabel Vélez Cabrera, se pudo graduar en 1887 de cirujano dental. Que a su regreso de Francia, y con el capital necesario, pudo abrir un gabinete dental propio y fundar, además, la primera revista estomatológica de España. Nunca lo sabríamos si no fuera por estos "perniciosos textos".
Muy poca gente en Cuba conoce que si Gómez pudo establecerse como agricultor en la zona de Bayamo, fue gracias a un préstamo que le había concedido su ex compañero de armas en San Cristóbal, el capitán Valeriano Weyler, un pasaje que se narra en el volumen III de la obra "Compendio de la historia de Santo Domingo", de la autoría del militar e historiador dominicano José Gabriel García, otro libro muy tóxico para la dictadura castrista probablemente.
En este tipo de libros se entera uno que Gómez contó en determinado momento con la ayuda de la oficialidad Española, aunque en su caso se mantuviera reacio al dinero cash ofrecido por el general Arsenio Martínez Campos, y que no todos rechazaron por igual. De hecho el general Antonio Maceo fue uno delos beneficiados con el salvo conducto y los medios navales ofrecidos para abandonara la isla hacia Jamaica.
No es de extrañar que fuera Antonio Maceo precisamente, quien rechazara un intento de emboscada y asesinato contra Martínez Campos. Solo tiene que leer la carta enviada por Maceo a su todavía amigo Adolfo Flor Crombet, fechada en marzo del 1875, donde totalmente indignado le escribe lo siguiente:
"Llegó a mi conocimiento que pretendían que yo trancase al General Campos el día de la conferencia; lleneme de indignación cuando lo supe, y dije que el hombre que expone el pellejo a las balas y que puede en el campo de batalla matar a su contrario, no apela a la traición y a la infamia, asesinándolo, y que aquellos que quisieran proceder mal con ese señor, tendrían que pisotear mi cadáver, no quiero libertad si unida a ella va la deshonra".
Si no llega a ser por estos "peligrosos textos", muchos cubanos de esta generación jamás lo hubieran sabido. Por otro lado nada se habla de las buenas relaciones del mayor general Calixto García Íñiguez, e incluso de su madre Lucía, con la alta oficialidad española. Se puede entender entonces como pudo Calixto salvar su vida luego de intentar quitársela con aquel disparo auto propinado en la cara.
Nunca se ha preguntado por que los españoles no aprovecharon la perfecta ocasión para dejar que Calixto se desangrara en aquella acción de San Antonio de Bagá, cuando se vio acorralado por el teniente Ariza durante la guerra chiquita. Pues no, Calixto no murió, y no fue por un milagro, no murió porque fue evacuado rápidamente a Santiago de Cuba, en donde fue intervenido en el hospital "Príncipe Alfonso".
Como que le fue concedida la gracia que no tuvieron muchos, de poder residir con su madre, esposa e hijos, en la capital de España durante su deportación de 1878. Que allí en Madrid daba clases como profesor de inglés, y que llegó a trabajar en un prestigioso banco incluso. Que su hijo Oscar, fruto de su matrimonio con doña Isabel Vélez Cabrera, se pudo graduar en 1887 de cirujano dental. Que a su regreso de Francia, y con el capital necesario, pudo abrir un gabinete dental propio y fundar, además, la primera revista estomatológica de España. Nunca lo sabríamos si no fuera por estos "perniciosos textos".
Conocemos de sus frecuentes visitas a la oficina del ex capitán general de Cuba en 1887, Manuel de Salamanca y Negrete, ubicadas en el paseo de la "Castellana" en la capital española. En una de ellas coincidió personalmente con el coronel Federico Esponda Morell, sin duda el oficial español que con más fiereza combatió a los mambises. El creador de las tres célebres unidades que resultaron legendarias en la guerra de los diez años, "Los Murciélagos", "Los 12 Apóstoles" y "Los Jíbaros", en resumen, su encarnizado enemigo en "Melones" con el cual no dudó en estrechar su mano.
No sé si conoce también que fue Salamanca y Negrete que, aun sabiendo que era mentira, autorizó el retorno a Cuba de Antonio Maceo que alegaba motivos "personales y familiares". De hecho la llegada a la Habana de Salamanca como capitán general de la isla fue motivo de fiestas, pero por esa supuesta "flojera", así como su férreo compromiso por acabar con el bandolerismo criollo y la corrupción y el nepotismo español, fuera lo que selló su misterioso destino.
Aunque su certificado de defunción reza: "Muerte por fiebre amarilla Biliosa de los países cálidos", se sospechó que fue envenenado el seis de febrero de 1890 en el propio edificio de los capitanes generales de la Habana. Negrete fue sepultado en el cementerio de Colón, aunque desconocemos si sus restos fueron trasladados posteriormente a España. No eran pocos los que querían su muerte, su propio hijo liquidó en un duelo a uno de sus mayores críticos, el director del Diario Universal de Madrid, Augusto Suárez de Figueroa.
Debido a esa manipulación, nos cuesta imaginar que en determinado momentos de sus vidas aquellos hombres, disfrazado de iconos emancipadores e incorruptibles, se quedaron desprovistos de tales poderes y que incluso, indefensos, tuvieron que bajar la cabeza apremiados por las circunstancias.
Desde discrepancias en la Asamblea de Guáimaro en contra de la posición caprichosa de Carlos Manuel de Céspedes de imponer un mando centralizado político-militar por encima de las ideas democráticas y civilistas. De como en Palo Quemado quedó depuesto en sesión extraordinaria del 16 de 1870. Saber, por ejemplo, que el general Julio Sanguily y Garrite eran en realidad un espía y un oportunista, que fue acusado incluso del desastre de la Fernandina y del fracaso del levantamiento occidental planeado con tanto trabajo por José Martí.
Del pedido de Martí a Tomás Estrada Palma para que a toda costa mantuviera alejado a Julio Sanguily del levantamiento. "Conozco el hombre y no es bueno", decía el apóstol. Como estupefactos nos quedamos al conocer aquellas proposiciones sexuales que le hizo al escolta matancero Ricardo Batrell y Oviedo, ayudante del mayor general Pedro Betancourt, y que fueron narradas por él mismo en su diario de campaña.
Y ya no hablemos de infidelidades. La de Calixto García en Madrid con la española Paula Ruiz, con la cual tendría un hijo llamado Raimundo Domínguez Eguaraz, o de Carlos Manuel de Céspedes, que mientras le escribía ardientes cartas de amor a su exiliada esposa Ana de Quesada desde San Lorenzo, "se aliviaba" con una guajirita menor de edad de la zona. La de Antonio Maceo en Jamaica con la señora Amelia Marriatt, con la que tuvo a su hijo "Antoñico". De como el general José Lacret y Morlot afirmó que fue "el malo malísimo" de Estrada Palma quien costeó la niñez, e incluso la carrera universitaria de este chico, así como el posterior traslado a Cuba.
Aunque su certificado de defunción reza: "Muerte por fiebre amarilla Biliosa de los países cálidos", se sospechó que fue envenenado el seis de febrero de 1890 en el propio edificio de los capitanes generales de la Habana. Negrete fue sepultado en el cementerio de Colón, aunque desconocemos si sus restos fueron trasladados posteriormente a España. No eran pocos los que querían su muerte, su propio hijo liquidó en un duelo a uno de sus mayores críticos, el director del Diario Universal de Madrid, Augusto Suárez de Figueroa.
Debido a esa manipulación, nos cuesta imaginar que en determinado momentos de sus vidas aquellos hombres, disfrazado de iconos emancipadores e incorruptibles, se quedaron desprovistos de tales poderes y que incluso, indefensos, tuvieron que bajar la cabeza apremiados por las circunstancias.
Desde discrepancias en la Asamblea de Guáimaro en contra de la posición caprichosa de Carlos Manuel de Céspedes de imponer un mando centralizado político-militar por encima de las ideas democráticas y civilistas. De como en Palo Quemado quedó depuesto en sesión extraordinaria del 16 de 1870. Saber, por ejemplo, que el general Julio Sanguily y Garrite eran en realidad un espía y un oportunista, que fue acusado incluso del desastre de la Fernandina y del fracaso del levantamiento occidental planeado con tanto trabajo por José Martí.
Del pedido de Martí a Tomás Estrada Palma para que a toda costa mantuviera alejado a Julio Sanguily del levantamiento. "Conozco el hombre y no es bueno", decía el apóstol. Como estupefactos nos quedamos al conocer aquellas proposiciones sexuales que le hizo al escolta matancero Ricardo Batrell y Oviedo, ayudante del mayor general Pedro Betancourt, y que fueron narradas por él mismo en su diario de campaña.
Y ya no hablemos de infidelidades. La de Calixto García en Madrid con la española Paula Ruiz, con la cual tendría un hijo llamado Raimundo Domínguez Eguaraz, o de Carlos Manuel de Céspedes, que mientras le escribía ardientes cartas de amor a su exiliada esposa Ana de Quesada desde San Lorenzo, "se aliviaba" con una guajirita menor de edad de la zona. La de Antonio Maceo en Jamaica con la señora Amelia Marriatt, con la que tuvo a su hijo "Antoñico". De como el general José Lacret y Morlot afirmó que fue "el malo malísimo" de Estrada Palma quien costeó la niñez, e incluso la carrera universitaria de este chico, así como el posterior traslado a Cuba.
Que gracias a un usufructo concedido por el presidente Mario García Menocal, pudo adquirir una casa en la calle Manrique en la Habana por la cual no tuvo que pagar ni un solo duro hasta su muerte. De como el Ismaelillo, José Francisco Martí y Zayas-Bazán, fuera - directa o indirectamente - responsable de la muerte en 1912 de más de tres mil negros cubanos, ex mambises casi todos, masacrados en los campos cubanos. En fin que estas, entre muchas otras que no cabrían en un tratado, siguen siendo un catálogo muy peligroso para el régimen Castrista.
Maldita Hemeroteca.
PD:
IMPRESIONANTE MISIVA DEL GENERAL ARSENIO MARTINEZ CAMPOS AL LUGARTENIENTE ANTONIO MACEO...
"Cristo, 29 de abril de 1878, Sr. Antonio Maceo. Muy señor mío y de toda mi consideración: He recibido la expresiva carta de usted, del 27 y no hay motivo para las gracias que usted me da. Yo tengo prevenido de que cuando llegue la familia de usted sea atendida con toda consideración”.
“La casualidad ha hecho que caiga en mis manos una carta que usted dirigía, el 4 del pasado, al Sr. Flor Crombet, y los sentimientos caballerescos que en ella manifiesta usted, anatematizando un proyecto contra mí, me han improvisado vivamente, y desearía tener ocasión de estrechar la mano de usted como amigo pues que he sido enemigo leal”.
“Se repite de usted con toda consideración s.s.q.b.s.m.”
Arsenio Martínez de Campos”







