General Enrique Salcedo (Salamanca 15-7-1871 - El Ferrol 9-11-1936) con medallas y banda ceremonial |
Uno de los temas menos conocidos en Cuba es la historia del general español Enrique Salcedo Molinuevo, quien tuvo una intensa vida militar fuera de España, tanto en la guerra de Marruecos como la de Cuba, donde estuvo destinado entre los años 1895 y 1898 como miembro de la guardia civil.
Entonces el general Salcedo ni imaginaba siquiera cual sería su destino. Basta decir que no murió por las balas ni el machete de los mambises, su muerte - en pleno siglo XX - ocurrió durante la guerra civil y por sus mismos colegas, para más datos.
Entonces Molinuevo había sido nombrado general jefe de la VIII División Orgánica, con sede en La Coruña, por el ministro de la Guerra, el también militar Nicolás Molero Lobo. Por supuesto, no pensaron así varios de sus colegas de manera que el coronel Pablo Martín Alonso, entonces jefe de la VIII Región Militar, le arrestó junto al general Pita el 20 de julio de 1936.
El 10 de octubre de 1913 el cuerpo diplomático cubano en Madrid, en ocasión del 45 aniversario del inicio en 1895 de la guerra por la independencia de Cuba, ofreció una recepción a la que asistieron destacadas personalidades de la sociedad española como políticos, diplomáticos, artistas, intelectuales y por supuesto, militares.
De Martí entrego:
Maldita Hemeroteca
La proclamación de la Segunda República en España le pilla como gobernador militar de Tarragona, en Cataluña, sin embargo a pesar de su amistad con el general José Sanjurjo tanto él, como el general gallego Rogelio Caridad Pita, decidieron no secundar el golpe de Estado ocurrido el 10 de agosto de 1932, cuando entonces se encontraba radicado en el Ferrol, en Galicia.
No se negó por ser republicano ni nada por el estilo, más bien por lealtad a la patria y porque quizás sintió que una sublevación de este tipo conduciría a una sangrienta guerra civil. Ante los hechos, Salcedo dijo:
«Yo, ante la violencia, entrego el mando a Cánovas. Creo que ustedes se equivocan, pero hagan lo que quieran».
Fue llevado en el barco correo "Plus Ultra" hasta el Castillo de San Felipe, donde fue internado para ser juzgado por alta traición. Allí fueron sometidos a un consejo de guerra, entre otras cosas por desobedecer las ordenes del general cubano Emilio Mola Vidal, sí cubano, leyó bien, que por circunstancias de la vida era un sobrino del general mambí Leoncio Vidal.
Conclusión, ambos fueron condenados a muerte y fusilados el 9 de noviembre de 1936. No fue el único militar que resultó fusilado en aquella caótica España por supuesto, igual cayeron bajo las balas del paredón los generales Caridad Pita, Domingo Battet, José Aranguren, Antonio Escobar, Miguel Campins y el de aviación, Miguel Núñez de Prado.
¿Y a que viene todo esto?
Pues sepa usted que este general fue el mismo que, el 21 de mayo de 1895, dos días después de la muerte del líder de la insurrección Cubana José Martí, enviara un telegrama a la capitanía de cuba, desde Santiago, informando a sus superiores de los hechos acaecidos en la localidad de "Dos Ríos" entre el coronel valenciano Ximénez de Sandoval y el jefe de las tropas cubanas general en jefe Máximo Gómez.
Resulta evidente que en el momento de enviar este telegrama, los datos con los que contaba Salcedo no eran muy precisos, y por tanto no fueron similares a los del propio coronel Sandoval. Por supuesto, también maquillaba un resultado a su favor que, a todas luces, no se ajustaba a lo que había ocurrido y que hicieron pensar más de una teoría.
Aquí el telegrama:
No solo Salcedo se inventó sus "globos", Gómez hizo lo mismo por su parte. Basta decir que el dominicano aseguró haber aniquilado 40 solados enemigos, y que al final resultaron solo 7 hombres de la vanguardia.
"Considero resultado político del combate de gran trascendencia. Por confidencias supe gruesa partida se hallaba entre Palma y "Remenganaguas", y dispuse salida columna Coronel Ximénez de Sandoval en su busca, encontrándola entre Bijas y Dos Ríos, orilla derecha Contramaestre, en número de 700 hombres, con Martí, Máximo Gómez, Massó y Borrero.
Marchaban, según se asegura, a pasar Cauto para seguir Tunas y Príncipe. Combate duró hora y media, siendo enemigo desalojado de sus posiciones y rechazado, huyendo subdividido tres fracciones, siendo perseguido, muerto titulado presidente república cubana, José Martí, cuyo cadáver ha sido recogido é identificado, á pesar empeño retirarlo.Enemigo tuvo, además, 14 muertos vistos y muchos heridos, cogiéndosele las armas y correspondencia de Martí, del titulado comandante de estado mayor, 37 caballos muertos y 11 útiles con monturas. Por nuestra parte cinco muertos y siete heridos. Aseguran prisioneros que Máximo Gómez y Estrada han sido muertos ó herido, faltando comprobación de esto, que procuraré obtener por medios posibles.Salcedo.El gobierno colonial pagó factura de ocho pesos ($8.00) por el ataúd en que fue inhumado Martí en el cementerio de Santiago de Cuba. La factura está firmada por el capitán Salustiano Saíz y tiene lugar y fecha en Remanganaguas, 23 de mayo de 1895.
De hecho, el propio Sandoval desmintió que en dicha avanzada participaran tanto hombres citando la cantidad de 12 soldados y un sargento, los que fueron sorprendidos por el rápido e inusitado ataque donde cayeron cuatro y otro tanto resultó herido. Que el resto se replegó contra atacando posteriormente con las dos compañías por la derecha del río.
Desgraciadamente José Martí, que con anterioridad había sido duramente acusado por varios patriotas de "poco sacrificio", quiso dar aquel día un ejemplo en un bautismo para el cual no estaba ni medianamente preparado. En fin, la historia que ya conocemos. Pero más allá de las imprecisiones que hayan tenido uno u otro bando, en aquella escaramuza del potrero de Dos Ríos, ni siquiera fue un combate, significó la pérdida irreparable del hombre que más necesitaba la patria vivo en ese momento.
LA VIDA SIGUE
¿Sabe quien estaba entre estos últimos?, nada más y nada menos que José Ximénez de Sandoval y Ballange, así como el general de división Juan Manrique de Lara y Jiménez de Melgar, que estuvo casado en Puerto Príncipe (Camaguey) con la cubana Clara González Hernández y que, una vez finalizada la guerra de los diez años, marchó a España con los grados de coronel.
Ximénez de Sandoval, que era graduado de la escuela de alférez de la Habana, se había criado en Cuba con su padre, un militar destacado en la provincia de Pinar del Río, con lo cual tenía hasta el acento pinareño. De ahí que fuera muy conocido entre los cubanos.
Ese mismo año 1913, el ya teniente general se dirigió a la embajada cubana y entregó al funcionario Justo García Vélez, hijo del Lugarteniente General Calixto García Íñiguez, (Y de nuevo Calixto y su curiosa relación amor - odio con los españoles) varias pertenencias que llevaba encima José Martí el día de su muerte, que habían sido conservadas por Ximénez desde aquel combate.
Entre esos objetos figuraba un recorte de periódico de 1895, donde el coronel Ximénez hacía referencias al traslado, tratamiento y posterior entierro, del cadáver de Martí en el cementerio de Remanganaguas, localidad de Santiago de Cuba, y primer entierro que tuvo el apóstol. El acta de recepción del Archivo Nacional de Cuba lo refleja de esta manera:
- Objetos encontrados en el cadáver de Martí (5)
- Objetos recogidos en Dos Ríos después del combate en que murió Martí (4)
- Otros objetos de las guerras de independencia (8)
- Documentos capturados a insurrectos entre 1895-1896 (35)
- Periódicos y revistas de la insurrección cubana (20)
De Martí entrego:
- 1.- Un corta plumas de dos hojas y cabo de hueso manchado de sangre.
- 2.- Un par de lentes de acero con sus correas.
- 3.- Un cuaderno pequeño manuscrito con tapas de cartón, con las instrucciones para los Consejos de Guerra en el campo revolucionario, precedido de una pequeña historia de la Administración de Justicia. Este cuaderno, según referencia del general Ximénez de Sandoval, fue escrito por Carlos Manuel de Céspedes.
- 4.- Una cinta de seda azul acompañada de un papel escrito con lápiz, que dice como sigue: “Martí, no tengo un recuerdo que darte, así quito la cinta de mi cabello que tiene todo el fuego de tantos pensamientos y un color de nuestra bandera y eso solo te llevarás de tu hermana, Clemencia Gómez”.
- 5.- Una escarapela cubana bordada con cuentecitas blancas y azules, perteneciente a Carlos Manuel de Céspedes.