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ARROYO HONDO: PRIMEROS TIROS QUE VIO MARTÍ EN CUBA

Arroyo Hondo, provincia de Guantánamo, Cuba. // 

Se ha dicho que José Martí tuvo su bautizo de fuego el día que murió en Dos Ríos, y en realidad no fue así. Antes de ese fatídico día el apóstol vio silbar las balas sobre su cabeza el como él mismo lo describe en su diario de campaña el veinticinco de abril, y en una carta que le envía a su amante Carmita Miyares a New York. 

¿Donde?, en Arroyo Hondo, Guantánamo, el once de abril de 1895, a pocas horas de haber desembarcado por Playitas de Cajobabo, y a diez días de haberse producido el primer desembarco en Duaba, también en Guantánamo, con más de veinte expedicionarios que llegaron en la goleta "Honor". Pasa que ante aquella andanada Martí se limitó a presenciarla, y a ponerse a buen recaudo como pudo. 

Según refleja el apóstol en esa carta, (y en su diario) desde el desembarco el grupo había caminado "161 kilómetros 138 metros, pasando por los caseríos del "Makey", "Santa Rita", "Platanal", "Las Lajas", "La Laguna" y el río "Jatibo" hasta llegar a "Malabé". Y aunque no combatió, aquella balacera pudo haber sido el fin del apóstol y de todos los que le acompañaban.

Entre ellos el generalísimo Máximo Gómez y su paisano el coronel Marcos del Rosario, Francisco "Paquito" Borrero Lavadí, el capitán César Salas, de extensa familia mambisa, el brigadier Ángel Guerra Porro y Luis González Pineda, que viajó junto a su hijo y diecisiete miembros más de su familia. 

El grupo fue acosado por una columna española conjunta de seiscientos hombres pertenecientes al regimiento Simancas No 64 al mando del cual se encontraba el teniente coronel Joaquín Boch, así como doscientos voluntarios y guerrilleros dirigidos por el temible comandante Pedro Garrido que les perseguían, e incluso llegaron a estar a pocos kilómetros de ellos.

José Martí a Carmen Miyares: “No soy inútil ni me he hallado desconocido en nuestros montes; pero poco hace en el mundo quien no se siente amado.”

Estas fuerzas españolas habían dado de baja al general Flor Crombet, e intentaron infructuosamente darle caza a los hermanos Antonio y José Maceo, que junto a los tenientes coroneles Agustín Cebreco y Adolfo Peña, así como los comandantes Silverio Sánchez Figuera y José C. Palacios, habían conseguido ponerse a salvo. 

Después de haberse despedido del teniente coronel Félix Ruenes y sus hombres, el día 18 de abril el general Máximo Gómez contaba con un grupo de treinta expedicionarios. Al parecer los cubanos se encontraban perdidos, según lo relata el propio Martí en la citada carta a la señora Miyares. Sin embargo, la fortuna quiso que un recompuesto José Maceo y en unión de las fuerzas de Periquito Pérez y Victoriano Garzón, sumaron los trescientos mambises que fueron en su ayuda, 

Les llegó justo antes del ataque del teniente coronel Bosch. En aquella acción el fuego se extendió hasta horas del mediodía. Existe además un reporte del periódico World de New York, donde el reportero le hizo una entrevista a Antonio Maceo en Songo la Maya, en la cual el general le cuenta lo sucedido con lujo de detalles.

“[José] Maceo apostó a sus hombres dentro de la espesura, a lo largo de la ribera del [Arroyo] Hondo, el cual, en este punto, es un torrente de unos treinta pies de ancho. El Coronel [sic] Bosch se acercó temprano en la mañana por la ribera del arroyo, y, al recibir el fuego de los rebeldes, llevó a sus hombres hacia una posición en un cañaveral. El fuego continuó hasta la 1:00 pm. 

Como de costumbre, los españoles desperdiciaron demasiadas municiones innecesariamente, y cuando se les acabó, José Maceo cargó, (al machete) cruzando el río, y [él y sus hombres] hicieron estragos con sus machetes entre los contrincantes. Los regulares españoles estaban reforzados por 200 voluntarios de Guantánamo. Los hombres del Coronel [sic] Bosch se retiraron, una vez que dispararon sus municiones. Esta es una falta [común] de los españoles". 

Como resultado de este combate murieron catorce españoles, según el parte, mientras que los mambises sufrieron la perdida - según ellos - de tres hombres y catorce heridos. Entre los que fallecieron estuvo Justo Trabas y el coronel Arcid Duverger Lafargue, uno de los lugartenientes de Maceo de origen francés que había desembarcado días antes por Duaba, que se resultó abatido por las balas al exponerse más de los necesario. Esta valerosa acción del León de Oriente, de Periquito y de Garzón, evitó la captura, y muy probablemente la muerte, de aquellos veintiséis hombres.

CAIDA DE BOSCH 

El destino quiso que dos meses después, el trece de mayo, el teniente coronel Joaquín Bosch y Abril cayera muerto en el combate de Jovito, donde igual se encontraban los hombres de Antonio Maceo y Periquito Pérez. Por los españoles tambien cayeron el medico primero Eveherardo Ruiz Martínez y los guerrilleros, sargento Antonio Rodríguez Castelló y el cabo Alejandro Rodríguez Ruiz, el resto de los catorce caídos ese día fueron soldados. Este combate, junto a los de Peralejo y Sao del Indio, marcaron un antes y un después en la guerra. necesaria.

Maldita Hemeroteca
Fuentes: 

--Guerrero, Rafael. Crónica de la guerra de Cuba, Volumen I. Barcelona, 1895, capítulo XXI (páginas 106-114); entierro del teniente coronel Bosch en las páginas 129-131.
--Reverter Delmás, Emilio. La guerra de Cuba, Tomo I. Sexta edición. Barcelona, 1899. Parte Primera, capítulo XVIII; Parte Segunda, capítulo I.
--Cuba y su historia. Combate de Arroyo Hondo.