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EXCLAVITUD EN CUBA Y SUS DIFERENTES TIPOS


Uno de los grandes culpables de la introducción de esclavos africanos en Cuba fue Fray Bartolomé de las Casas. No el principal, pero si uno de los mayores defensores de esta miserable y execrable idea.

Fue él quien le propuso al rey Carlos I sustituir el duro trabajo que hacían los indígenas en las encomiendas, por el de "unos negros más fuertes y resistentes que viven en el África". De hecho, desde antes de 1520 ya llegaron a Cuba los primeros esclavos por la zona de Santiago de Cuba. 

La prueba es que el literato habanero, José María Chacón y Calvo, cifra la fecha de llegada de los primeros esclavos africanos en 1510, según un edicto Real de fecha veintidós de enero de ese año. 

Tanto Rafael Labra como Fernando Ortiz la recogen; e incluso Labra refiere que en 1523 fueron traídos de Santo Domingo, trescientos esclavos y que en 1526 dos genoveses importaron desde Cabo Verde 145, con licencia únicamente para ochenta. Ya para 1527 se dio "pista abierta" para cantidades importantes.

Ese año se autorizaron mil, casi todos de uso doméstico, pero el verdadero desmadre vino después con el desarrollo de la industria azucarera. Pero si bien aborrecible y condenable fue su practica, no menos era la manera como los "clasificaban". Mandingas, Congos, Curros, Ingas, Chalaes y hasta Criollos, pero sobre todo eran considerados como negros, simple y llanamente, "la ultima carta de la baraja" como se suele decir. 

Basta un ejemplo. Para referirse a un blanco se decía el señor o Don Juan; en cambio si era un negro "señor y don" desaparecían, se convertía automáticamente en "El negro Juan", siempre con el identificativo de "negro" por delante.

MANUMISIÓN

La manumisión, desde los tiempos del imperio de Roma, permitía a un esclavo, ya fuera por afecto, favores prestados, méritos, cualidades personales o buena voluntad de su propietario, convertirse en liberto e incluso ser aceptado e incorporado a la alta sociedad. En Cuba también la había desde 1553, 1708, 1768 y 1788. El rey dictó células ratificando el derecho de los esclavos a comprar su libertad y transformarse en libertos. 

MANDINGA O FULO.

Los llamados "Mandingas, Jolofos y Fulos, eran provenientes de la costa occidental de África, de Guinea y Cabo Verde en concreto. Los mandingas tenían la piel muy oscura y sus rasgos negroides eran muy marcados. Igual los secuestraban en Gambia, Senegal, Malí, Sierra Leona o Liberia.

CARABALÍ.

En su gran mayoría procedían de la costa Calabar, al sur de Nigeria, región de desde donde llegaron muchos esclavos desde finales del siglo XVIII y primera mitad del XIX. 

CURRO / HORRO

Ya en el siglo XIX aparece en Cuba un tipo de negro perfectamente diferenciado, el llamado Curro, o en la expresión más común e histórica "negro curro del Manglar", llamados así porque estaban asentados en el barrio habanero de Jesús María.

Eran negros que entraban en la clasificación de HORRO llegados de Andalucía, de ahí que se conocieran como negros curros, y que por lo general pertenecían al hampa criminal Habanera. Existen referencias. En la novela "Cecilia Valdés o La Loma del Ángel, el escritor Cirilo Villaverde los describe de esta manera: 

 “Es el curro el negro o mulato joven, del barrio del Manglar, matón, perdulario, sin oficio ni beneficio, camorrista por índole y por hábito, ladronzuelo de profesión, que se cría en la calle, que vive de la rapiña y que desde su nacimiento parece destinado a la penca, al grillete o a una muerte violenta”. 

LADINOS.

Los negros cristianizados mencionados en los documentos de España, La Española, y el resto del imperio español eran conocidos como Ladinos, vocablo con el que distinguían a los negros que estaban familiarizados con la lengua, religión y cultura en general de Castilla o Portugal, sea por haber nacido o crecido en esos territorios o por un largo contacto con esas culturas.

BOZALES 

Así llamaban a los que no hablaban ni pizca de español, y que en el caso de los más ancianos apenas aprendían lo que se conocía como "media lengua". Entre otras cosas, porque en los barracones no tenían prácticamente contacto con blancos u otros negros, solo capataces y mayorales, y que en algunos casos no eran Cubanos siquiera. Ejemplos: Toro (todo), ngallina (gallina), favó (Favor de Dios), Misuamo (Mi amo), Sumercé (Su señoría), etc.

MAMBOS Y MULEQUES, CRIOLLOS Y RELLOLLOS

Conocidos como Mambos, eran críos que aun dependían de su madre para su sustento hasta los siete años o la dentición, mientras que los Muleques eran niños de doce años cuando mas, destinados al servicio doméstico en sus diferentes áreas, o eran formados en un oficio. De esa forma contribuían con su trabajo a la economía de sus dueños. Estos niños hijos de esclavos nacidos en Cuba recibieron el nombre de CRIOLLOS, a su vez sus nietos serían RELLOLLOS.

COARTADO Y EMANCIPADO

Los esclavos Coartados, eran aquellos que habían cubierto parte del dinero que debía pagar a su amo para ser libre, de manera que su libertad era a medias. En los casos de Emancipados, Fernando VII había firmado un tratado en el que se prohibía a los súbditos españoles ocuparse en el tráfico de esclavos, de manera que los barcos negreros que fueran apresados e incautados por las autoridades, casi siempre inglesas, se les permitía su estancia en Cuba en calidad de detenidos, y a la espera de su libertad. 

Fue la primera vez que en se empezó EMANCIPAR en el idioma español. En 1832 el barco negrero "Aguila" fue apresado en las costas Cubanas con seiscientos esclavos y aportando un dato, les diremos que entre los años 1824 y 1866 un total de veintiséis mil africanos recibieron esta condición de emancipados en suelo Cubano, cifra que resulta ridícula si vemos que más de trescientos cuarenta mil consiguieron entrar de forma clandestina. 

NACIONALIDADES

Otras "clasificaciones", según su zona de origen, podrían ser Lucumíes, Achantís, Angás, Minas, Bibíes, Ararás y Bantúes, Yolofes, Fulaces; Gangaes, Longobáes, Maní, Quisí, Suamos, Brícamos, Motembos, Musundis, Mombasas, Sacuaes, teniendo como Yorubás la más numerosa de todas.

En realidad era muy poco lo que les diferenciaba, quizás la zona o el tipo de religión que practicaban y el mismo carácter de sus culturas, lo que después se pudo ver en la creación de los cabildos donde lo más auténtico de esas naciones pasó a formar parte de la identidad cubana.

INGA

"El que no tiene de Inga, tiene de mandinga". Así rezaba un refrán muy popular y que hacía referencia a los negros INGA, (INCA) que básicamente fueron llevados al sur de nuestro continente, en concreto a Perú. Incluso entre ellos se hacían diferenciar también, pues en ese caso había otro que decía: "En Cuenca todos tenemos algo de INGA, pero no de Mandinga.

Solo agregar que posiblemente el origen de la palabra CHECHE, (Hacerse el cheche) venga de un tipo de negro habanero "echao pá lante" , bravucón y pendenciero, una caricatura que fue representada por primera vez por la compañía de Bufos Habaneros en el Teatro de Variedades, en su función del día 26 de julio de 1868.

Añadir además, que para tener una idea del crisol racial de los cubanos, bastaría echar un vistazo a la insólita lista de CASTAS que puede ver aquí en este enlace, y que apareció publicada en Cuba el 14 de noviembre de 1842. 

Biblioteca Enrique J. Varona, edificada en 1963.

Una muestra de aquel racismo la tenemos en las mismas instituciones. Por ejemplo en el municipio Marianao, al oeste de la Habana, ubicada en las intersecciones de las calles 100 y 45/43, existe una biblioteca que destaca por su avanzada arquitectura a pesar de la época en que fue edificada.

Fue bautizada con el nombre de alguien que ha sido considerado como racista por sus ideas, el doctor Enrique José Varona, catedrático y vice presidente de la república durante el periodo de Tomás Estrada Palma. Además, la facultad de ciencias pedagógicas de Cuba tambien lo lleva. Al menos eso se ha dicho.

Pero no se "jale" los pelos ni le salte al cuello de nadie, solo tiene que buscar un libro de corte profundamente racista escrito por del doctor Benjamín de Céspedes en 1888, "La prostitución en la Ciudad de Habana", y comprobará que Varona le dedicó un extenso prólogo.

Y aunque en sentido general ese libro podría constituir una obra excepcional por los datos que aporta, deja entrever que la prostitución es propia de un bajo escalón social, en el cual el cruce y "degradación" de raza sería el principal culpable. Sostener estas hipótesis con basamentos médicos y antropológicos, hoy sería inadmisible.

Céspedes fue capaz de asegurar, por ejemplo, que la mayoría de las prostitutas que había en la Habana eran extranjeras, Canarias y negras, en cambio omite a las blancas Cubanas, cuando las cifras de ese año 1887 arrojaban que el 56% eran del patio. Por otro lado Varona fue de la opinión de que solo si el negro se instruía merecería el respeto como persona. 

Claro, se podría leer que se trató de una idea enfocada a la necesidad de integración y culturización de esa raza, "Ser culto es la única posibilidad de ser libre", como decía José Martí, sin embargo no dejaba de sugerir que los negros eran seres faltos de educación y civilización. No es a veces lo que se dijo, si no como se dijo.

Es más, su amigo Gustavo Enrique Mustelier, autor de otro libro que ha sido considerado como el más racista que se haya publicado en la isla, "La extinción del negro; apuntes político sociales" de 1912, no se cortaba un pelo en afirmar que, aunque condenaba la esclavitud, estaba convencido de que "el negro trajo a Cuba de África elementos anti-sociales que han corroído el alma nativa produciendo verdaderos estigmas en el cubano" (página 23).


No digo que ellos, incluso entendemos que fueron visiones de un problema en determinada etapa de nuestra historia, pero analizando sus textos no nos extraña para nada que más de tres mil negros, y eso por lo bajo, hayan sido exterminados por el ejercito constitucional cubano al mando del general "Chucho" Monteagudo, que como jefe de estado mayor se integró a su lado al ilustre "Ismaelillo". (Sí el padre llega a verlo se vuelve a morir de nuevo, pero de tristeza). 

Como si fuera poco, Mustelier publicó su libro precisamente cuando las cárceles se encontraban repletas de negros y mestizos que tuvieron la suerte de quedar vivos. Otros de sus buenos amigos era el conservador Eduardo Dolz y Arango, redactor del diario El Día, y que pregonaba a los cuatro vientos cosas como estas: 

"Cuba está resuelta a ser una sociedad blanca, una sociedad predominante y decididamente blanca, una sociedad de civilización y factura francamente caucásica". 

Otro racista y de la misma finca, Jose Ingenieros, fue "huésped ilustre" de Varona en uno de sus viajes a Cuba. Ahora bien, como ambos - Céspedes y Varona, así como la mayoría de esa retahíla de racistas aquellos - fueron partidarios de la libertad de Cuba, de manera que "esas boberías propias de la época" se las han perdonado.

Como dato le diremos que según el escritor y ensayista cubano, Manuel Moreno Fraginals, desde 1790 hasta 1820 entraron en Cuba un total de 225,574 esclavos, mientras que desde el 1821 hasta 1860 el número alcanzaría los 356,215 y 375,602. 

Existen otras "gavetas con cucarachas" que pocos se atreven a abrir, sobre todo en estos últimos tiempos que están corriendo en la isla, nos referimos a la alimentación de los esclavos. No sabríamos asegurar cuantos millones de Cubanos no conocen hoy cual es el verdadero sabor del bacalao o el tasajo, que para los esclavos conformaban su dieta casi a diario, como lo dictaba el artículo trece del reglamento de esclavos de 1842. (Pichardo 1977). 

E incluso, aunque suene aun más trágico, los niños tenían por ley su leche asegurada "hasta la dentición". Por otro lado existía el permiso para la cría de animales, así como una especie de conuco donde cultivaban sus propios productos, que luego las mujeres vendían en las tiendas locales.

De esa manera ahorraban una parte del dinero para comprar su libertad. Aún así, nadie podría poner en duda que la esclavitud violó los más elementales derechos de los seres humanos. Y si bien fue abolida en 1886, la condición de los negros cubanos distó de progresar y aun sigue distando.

Maldita Hemeroteca
Fuentes citadas en el texto