SECRETOS: Accidentes rusos en su carrera espacial.


El 6 de junio de 1971 la Unión Soviética lanzó la nave Soyuz XI que consiguió el récord de permanencia en el espacio, entonces de 23 días, aunque su tripulación formada por el ingeniero de vuelo Vladislav Vólkov, el comandante Georgi Dobrovolski y el ingeniero investigador Viktor Patsayev, no pudo contar ni disfrutar ese logro.

Un escape de aire ocurrido el 30 de junio en la pequeña cápsula que los traía de regreso a la tierra los mató a los tres por asfixia. Los cuerpos de los astronautas fueron encontraron sentados en sus respectivos asientos ya sin vida. Como se comprobó después, la causa de estas muertes fue la falta de los trajes presurizados a bordo, ya que al ser muy grandes y pesados no cabían en la pequeña capsula. Ese fallo los pudo mantener vivos, como se determinó después. 

Aún así, al director de entrenamiento, el piloto Nikolai Kamanin, uno de los que siempre abogó por el peligro de no usar los trajes, le costó su puesto y posterior expulsión del programa espacial soviético. Ni la Orden Lenin ni la de Héroe de la Unión Soviética le salvó. Alguien tenía que cargar con la culpa.

Los cubanos jamás nos enteramos de estas muertes, al menos los que vivíamos en la isla cárcel, y no de estas, jamás la dictadura cubana informó de ningún otro accidente en el programa espacial soviético. Y fueron varias no crea. A partir de estas tres muertes el uso de los trajes fue obligatorio. No obstante, estos tres cosmonautas consiguieron que la Soyuz XI fuera la primera nave en acoplarse con la estación espacial Salyut, constituyendo una victoria en la carrera espacial contra Estados Unidos que era lo que la URSS perseguía. 


Con la caída de la URSS se desclasificaron todos estos errores, y entonces se supo que no todo era color de rosas entre los tres pilotos. Las relaciones no eran buenas, más que nada porque siendo Dobrovolski un comandante novato, desplazó en la comandancia de la nave a un Volkov mucho más experimentado. Los dos pilotos discutían a menudo, y lo estuvieron haciendo durante todo el viaje espacial. 

Todo se fue sabiendo en la medida que la antigua URSS se abría en banda informativamente. La misión partió al espacio el 6 de junio y el 7 ya estaban acoplados a la Salyut, de manera que los tres astronautas habían dejado la Soyuz 11 y habían entrado en la estación espacial. De inmediato, las cosas empezaron a andar mal. Al encender el sistema de regeneración de aire sintieron un penetrante olor a humo, por lo que, desde tierra, les aconsejaron pasar aquella primera noche en la Soyuz y no en la Salyut.

Al día siguiente, ya con aire normal en la estación, los astronautas corrigieron la órbita y orientaron los paneles de la Salyut hacia el sol, un trabajo de rutina. Sin embargo re-entrando en la atmosfera fue cuando se produjo el caos. Pero antes había un récord que batir, algo que para el programa era poco menos que sagrado, la permanencia en el espacio, la que se que cumpliría el día 25. 


El 21 de junio, los líderes del programa soviético deciden que la Soyuz 11 regrese entre el 27 y el 30. El 26, ya con el récord batido, Volkov notó el primer problema. Cuando los astronautas entraron en la Soyuz 11 para el viaje de regreso, la escotilla de la nave no cerraba bien: se lo advertía un sensor de alarma. Un portazo - a lo ruso - la dio como cerrada. Fue tan fuerte que se apagó la alarma. ¡Preparen coñac, mañana nos vemos!. Fue lo ultimo que dijeron. 

Los cálculos posteriores determinaron que, a unos veinte segundos de iniciada la fuga de aire la presión en el interior de la Soyuz 11 había descendido tanto, que los astronautas debían estar ya inconscientes. Cincuenta segundos después de la fuga, el pulso de Patsáyev había caído a 42 latidos por segundo. A los ciento diez segundos, los corazones de los tres astronautas se habían detenido. Ninguno de los tres corazones aguantaron la despresurización. 

Los cuerpos tenían un altísimo contenido de nitrógeno en sangre, presentaban hemorragias cerebrales y sangre en los pulmones. Los datos de vuelo revelaron que los tres supieron que iban a morir en cuanto notaron la fuga de aire y el descenso de la presión, aun cuando estaban a 170 km del suelo.


Dobrovolski se había liberado del cinturón de su asiento para dirigirse a la escotilla porque intuyó que la fuga se había producido en aquella puerta mal cerrada. Con el tiempo los expertos concluyeron que no fue tanto la fuga de aire lo que los mató, sino el haber carecido de los trajes presurizados. Con este fracaso el programa Soyuz se abandonó. La estación Salyut, a la que se adjudicaba larga vida, fue devuelta a tierra y amerizada en el Pacífico; el programa espacial soviético se detuvo por años. 

En el programa espacial soviético se modificaron las reglas, no solo la de obligar a todos los astronautas del futuro a vestir trajes espaciales; fueron modificadas también las cabinas para que mantuvieran la presión en caso de alguna fuga; se redujeron las tripulaciones de las naves espaciales a dos astronautas, pero Kamanin, aquel que se había opuesto a que sus muchachos viajaran al espacio tan desprotegidos, fue destituido como jefe del Cuerpo de Astronautas por no haber adiestrado a sus hombres "correctamente para hacer frente a una emergencia como aquella". 

Probablemente quien le sancionó, fuera un peje gordo del partido que no tenía ni puta idea del cosmos. Los cosmonautas Volkov, Dobrovolski y Patsáyev pasaron a ser héroes de la Unión Soviética e integrantes de una lista de muertos que ya encabezaba Vladímir Komarov. En su caso las cuerdas del paracaídas que debía ralentizar su llegada a una velocidad de unos 60 metros por segundo se torcieron, y la nave golpeó el suelo con tal violencia que explosionó por completo. Fue la primera muerte producida en un accidente de vuelo en toda la historia espacial.

Lo que quedó del astronauta Komarov

No obstante la lista de cosmonautas rusos fallecidos es, de al menos, 300, pero durante lanzamientos fallidos o en medio de sus preparativos. Por ejemplo durante una prueba de resistencia efectuada el 23 de marzo de 1961, el piloto Valentín Bondarenko dejó un paño olvidado con restos de alcohol sobre una placa calentadora, y el incendio que se produjo le provocó la muerte. Existe otro misterioso caso, el del coronel Piotr Dolgov, que sin haber sido jamás cosmonauta, en 1962 murió -supuestamente - al saltar en paracaídas a 29 mil metros de altura durante una prueba de trajes espaciales para el programa Vostok.

ABANDONADO EN EL ESPACIO

El 18 de mayo de 1991 el ingeniero mecánico Serguei Krikaliov, partió a bordo de la nave Soyuz para una misión de cinco meses en la estación espacial MIR que orbitaba la Tierra. La misión era más bien rutinaria, el piloto debía hacer algunas reparaciones y actualizaciones a la estación. 

En cambio la URSS, inmersa en ese momento en los cambios políticos que decretaron su derrumbe, se olvidó de regresarlo. El 25 de diciembre de 1991 la Unión Soviética colapsó por completo, y el pobre cosmonauta, que pudo al fin regresar afortunadamente, se tuvo que pasar 312 días en el espacio y darle cinco mil vueltas a la Tierra por culpa de Gorbachov.

Serguei Krikaliov

Eso sí, el primer ser vivo que murió en estos menesteres fue la pobre perrita mestiza Laika en 1957. Treinta años después Oleg Gazenko, uno de los científicos del programa espacial soviético declaraba: "Cuanto más tiempo pasa, más lamento lo sucedido. No deberíamos haberlo hecho. Para lo que aprendimos de esa misión, no justificaba la muerte de esa perra”. 

Y aunque la versión difundida por las autoridades soviéticas sostenía que el Sputnik llevaba equipo para eutanasiarla cuando el oxígeno empezara a agotarse, con la caída de la Unión Soviética los propios científicos que habían participado en el programa desvelaron la verdad. Aun así se enviaron al espacio ocho perros más, y excepto Mushka y Pchyolka, tripulantes de la misión Sputnik 6 en 1960, el resto sobrevivió la experiencia. 

Sin embargo... ¿saben como murieron esos dos perros?. En su regreso a la tierra la nave se extravió en el procedimiento de entrada, nadie sabía donde había caído, y los soviéticos, temerosos que alguien les descubriera los datos que traía, la hicieron auto explotar por control remoto. Ugolyok y Veterok fueron los últimos perros del programa espacial soviético en 1966, realizando un vuelo de 21 días a bordo de la nave Kosmos 110. 

El hermetismo sigue. El astronauta ruso Valery Bykovsky, compañero de viaje de la primera mujer que subió al espacio, Valentina Tereshkova, falleció en 2019 y los Rusos ni siquiera se han tomado el trabajo de informar las causas. Se supone que de viejo. Su record de permanencia en el espacio en solitario, aún continúa imbatible.

Incluso tuvieron que pasar 60 años para que conocieran las cusas de las muertes de Yuri Gagarin, primer hombre que voló al espacio y orbitó la tierra en 1961 y del ingeniero de vuelo Vladimir Serioguin, ambos a bordo de un Mig-15 que se precipitó a tierra el 27 de marzo de 1968. A raíz del 60 aniversario de esta muerte, Alexander Stepánov, el jefe de los archivos del Kremlin, reconoció públicamente que había sido un error humano y no técnico y, además, se autorizó la desclasificación de las fotos del accidente. 

Chernobyl casi 40 años después.

El termino, "astronauta fantasma" es aplicable a todos aquellos pilotos que han muerto y no siquiera se saben sus nombres. Por supuesto, la mayoría son achacados al programa Ruso y su secretismo durante la llamada Guerra Fría. Se cree que hubo misiones anunciadas como no tripuladas que si lo estaban, e incluso en 1965 el periódico italiano "Corriere della Sera" publicó unas supuestas intercepciones radiofónicas del cosmonauta Alexei Belokoniov, en noviembre de 1962, que en la tierra nadie escuchó.

Entre los años 1970 y 1989 los soviéticos cavaron un pozo en la localidad de Pechenga, un distrito escasamente poblado de la región de Múrmansk, pero no se trataba de un hoyo cualquiera no, profundizaron hasta la increíble distancia de 12 mil 262 metros, o sea 12 kilómetros y algo. La meta eran los 15. Lo más profundo que había llegado el hombre hasta ese momento era el pozo Bertha Rogers, en Washita, Estados Unidos, a una profundidad de 9.583 metros. Sin embargo, de pronto el hueco fue cerrado y abandonado sin mas ni mas. ¿Qué encontraron los rusos allá abajo?. Aún no se sabe en realidad.

El accidente del 26 de abril de 1986 en la central nuclear de Chernobyl en Ucrania, entonces la Unión Soviética y que hoy está siendo invadida por Rusia, liberó un material radioactivo que fue quinientas veces mayor que la bomba atómica de Hiroshima de 1945, y que fue fruto de la desidia, los descuidos, las omisiones y la negligencia. Ni siquiera hoy se conoce el numero exacto de muertos que produjo este terrible desastre, y aunque se cree que fueron en torno a los 38 mil, lo poco que se conoce fue gracias a aquellas cintas que grabó el científico Valeri Legásov, cuando decidió tirarlo todo al medio y después quitarse la vida.

Maldita Hemeroteca