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Con gafas, el presidente no electo Osvaldo Dorticos Torrado. // |
¿Sabía usted que desde mediados del siglo XIX ya se registraban en Cuba uno de los índices de muerte por suicidio más altos del mundo?. Los estudios más serios en este tema los hizo el doctor Jorge Le Roy Cassá en 1907, considerado el padre de las estadísticas médicas en Cuba.
Si nos remontamos a la historia libertadora, vemos que el ejercito cubano estuvo repleto de "suicidas". El mayor Ignacio Agramonte, que con su muerte inútil y sin necesidad ninguna, provocó una pérdida de la que nunca se recuperaron. Tambien dicen que fue el escape que encontró Carlos Manuel de Céspedes en los montes de San Lorenzo.
Por otro lado, no se ha podido negar rotundamente la tesis de que fue la vía que encontró el apóstol José Martí en Dos Ríos, porque si no, fue algo muy parecido. Lo intentó también infructuosamente el general Calixto García en San Antonio de Bagá, pero los españoles le salvaron la vida milagrosamente.
El también musico y cantante, Fernando Collazo, puso fin a su existencia de un disparo un lunes 16 de octubre de 1939, el político ortodoxo Eduardo Chibas lo mismo, en el año 1951, delante de sus oyentes y tras un sospechoso internamiento hospitalario que duró once días. Se dijo que el disparo se lo dio con un revolver que había pertenecido al generalísimo Máximo Gómez.
El ex presidente Carlos Prío Socarras, se fue de un tiro en el pecho en 1971 en su residencia de Miami, de la misma manera murió el piloto Pedro Luis Díaz Lanz, el primer jefe de la fuerza aérea que tuvo el castrismo en Cuba, y también primer balsero exitoso en el trayecto a Miami, fallecido en el 2008 por este motivo, a la avanzada edad de 81 años.
Suicida fue la ex miembro del 26 de julio, Haidée Santa María, hermana de Abel, que cayó muerto en el ataque al cuartel Moncada el 26 de julio de 1953. Curiosamente fue la misma fecha que ella escogió para pegarse un disparo en la boca en 1980, (se dice también que el régimen demoró el anuncio dos días por esto mismo).
Entre los menos conocidos, pero sí vinculados con la mermelada castrista, tenemos el del funcionario Javier Varona en 1971, que se disparó luego de haber regresado de la cárcel. Le habían detenido por señalar a Fidel como el principal responsable del fracaso de la zafra de los diez millones, una verdad como un templo.
Según publicó EFE en su momento, «Castro dio la orden de que le cortaran el agua a Boitel hasta que se muriera», citando declaraciones del que fuera su compañero de celda, el activista por los derechos humanos Armando Valladares. Por cierto, junto a este ultimo, fueron los únicos presos que consiguieron escapar del Alcatraz Cubano, el presidio modelo de Isla de Pinos. Fueron detenidos en una costa tres días después, y como represalia, fueron internados en una celda de castigo por ¡un año!.
El juez Félix Pena Díaz, magistrado revolucionario se quitó la vida el 14 de abril de 1959, luego de haber exonerado a 43 pilotos del régimen de Batista y que por un capricho de Fidel Castro fueron juzgados de nuevo y condenados a muerte. El empresario Miguel Ángel Quevedo, famoso director y dueño de la reconocida revista Bohemia, se suicidó de un disparo en Caracas, Venezuela, en agosto de 1969.
La hermana de Vilma Espín, Nilsa, y su esposo Raúl Rivero, se quitaron la vida en 1965, ella en la Habana y él en Pinar del Río. Por otro lado el vice ministro del MININT, Eddy Suñol, se pegó un balazo estando en su casa en julio de 1971. El presidente de paja, Osvaldo Dorticos, hizo exactamente lo mismo en 1983. En su momento se dijo que se encontraba abrumado por la muerte de su esposa, sin embargo también se comentó que había tenido una "fortísima discusión" con el siniestro comandante Ramiro Valdés.
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Fidel Castro hijo. Se lanzó al vacio en 2018 |
Suicida fue la ex miembro del 26 de julio, Haidée Santa María, hermana de Abel, que cayó muerto en el ataque al cuartel Moncada el 26 de julio de 1953. Curiosamente fue la misma fecha que ella escogió para pegarse un disparo en la boca en 1980, (se dice también que el régimen demoró el anuncio dos días por esto mismo).
La Habana fue la ciudad escogida por la chilena Beatriz Allende para terminar con todo, un 11 de octubre de 1977. Era la hija del malogrado presidente chileno Salvador Allende, - dicen que igual suicidado - y se mató mientras se encontraba refugiada en la isla desde 1973.
Mismo modo de morir escogió la señora Laura, la hermana del presidente, al año siguiente, aunque en su caso decidió lanzarse desde el piso 16 del hotel Riviera, en el Vedado, la Habana. De igual modo murió el hijo de Fidel Castro, del mismo nombre, que terminó lanzándose al vacío desde la ventana de un hospital, el uno de febrero del 2018.
Raúl Chirino fue otro revolucionario que, tras sostener una entrevista con Fidel Castro, optó por un final violento. Así mismo, y casualmente tras otra conversación con el propio Castro, el comandante Augusto Martínez Sánchez se disparó en el pecho con su pistola. Y aunque logró salvar su vida, no pudo evitar el olvido que le vino después.
También el hijo de Menelao Mora, de nombre Alberto. Se dijo que por la vergüenza de verse encarcelado por ser defensor del poeta y escritor Heberto Padilla, otro que se "suicidó moralmente" echándose encima toda la mierda que le fue posible. El miembro del Comité Central del Partido, Jesús Manuel Suárez Estrada, fue encontrado colgado de un árbol en las inmediaciones del "Parque Lenin".
---VEA AQUÍ EL SUICIDIO DEL DOCTOR SUPERVIELLE---
Más llamativos fueron los de Rafael Álvarez Cueto, jefe de Finanzas, y Enrique Sicard, jefe de Inteligencia, casualmente ocurridos tras los juicios del general Arnaldo Ochoa y demás implicados en la causa No 1. Aunque nunca se dijo, en 1994 el funcionario Jorge Enrique Mendoza, ex director del periódico Granma, lo intentó infructuosamente.
No corrió la misma suerte su colega de profesión Jorge López, "Yoyi", director del periódico Juventud rebelde y vecino mío, que luego de pegarse un tiro falleció tras un largo periodo hospitalario. Yoyi fue una buena persona y un entusiasta del beisbol, muy querido entre los "chamas" del barrio "Los Quemados", en Marianao, la Habana.
No podemos pasar por alto el disidente y huelguista de hambre Orlando Zapata, fallecido en febrero de 2010 tras pasarse 86 días sin ingerir alimentos, cuando apenas tenía 42 años. El once de mayo de ese año, las Naciones Unidas condenaron al régimen castrista por la muerte de Zapata. Fue un caso muy similar al de otro preso político, Pedro Luis Boitel, en 1972.
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Reinaldo Arenas. Se dijo que fue de una letal dosis de medicamentos y whiskey, que ingirió el 7 de diciembre de 1990 en su apartamento de Manhattan. |
Según publicó EFE en su momento, «Castro dio la orden de que le cortaran el agua a Boitel hasta que se muriera», citando declaraciones del que fuera su compañero de celda, el activista por los derechos humanos Armando Valladares. Por cierto, junto a este ultimo, fueron los únicos presos que consiguieron escapar del Alcatraz Cubano, el presidio modelo de Isla de Pinos. Fueron detenidos en una costa tres días después, y como represalia, fueron internados en una celda de castigo por ¡un año!.
Por ultimo dicen que fue el final escogido por el escritor disidente Reinaldo Arenas en New York, en medio de unas condiciones agravadas por la enfermedad del SIDA. Son muchos más, pero esta es una pequeña muestra, si se puede llamar así. En su obra "Quo tendimus" del año 1907, el doctor Le Roy Cassá apuntó que la tasa de suicidios en Cuba era de 2,2 por cada cien mil habitantes.
Según sus estudios, el 30% de los suicidas eran de la raza negra, de ellos un 38% mujeres y solo el 3% hombres, mientras que los blancos alcanzaron una tasa del 9 %, en este caso 27 mujeres y 8 hombres. Ya para el 1957, en el ocaso de la república, esa tasa ya había aumentado hasta los 13.1, de hecho se llegó a sobrepasar ocho veces la de México por ejemplo, un país que superaba diez veces en ese momento la población de la isla.
Los especialistas concuerdan que el aumento de la tasa de suicidio va relacionado -directamente- con el deterioro de la conciencia y la pérdida de valores. Es que lo estamos viendo desde hace años en Cuba. El inicio de los años 80 fue un periodo donde se alcanzó la mayor tasa con 23,2, en cambio en el año 2023 esa tasa se disparó con el suicidio de 71 mujeres y 56 hombres, convirtiéndose en la décima causa de muerte en Cuba.
De acuerdo con las últimas estadísticas disponibles, la actual tasa de suicidios está en los 14,11 por cada 100.000 habitantes, una cifra que se encuentra por encima de la media a nivel mundial, que es de 9,49. La Organización Panamericana de la Salud (OPS) ubicó a Cuba en el séptimo lugar en la región y cuarta entre las naciones caribeñas.
La mayor cantidad se da entre las personas que pasaron los 60 años, y en especial los hombres en un 70%. Sin embargo, la palabra suicidio es un vocablo que no forma parte del idioma de la dictadura castrista; y no es de extrañar en un país donde todo en salud pública se camufla.
De hecho, y según fue publicado en el libro "Un cementerio que agoniza", de Rodolfo Torres y Magalys Cabrales, el certificado de defunción que se encuentra en el registro del cementerio de Colón, recoge que el fusilado general Arnaldo Ochoa murió de "anemia aguda" en 1989, lo que fue corroborado por el escritor Enrique del Risco en una reciente entrevista en Youtube. Del Risco aseguró haber visto ese documento mientras estuvo cumpliendo el "servicio social" en el famoso cementerio capitalino.
Por Jorge Garcia
Maldita Hemeroteca
Fuentes citadas en el texto