domingo, 21 de julio de 2024

Cooperstown y el memorial de la desvergüenza

Ex Club Vedado Tennis. 

Ahora que los ex liga mayoristas Todd Helton, Joe Mauer y Adrián Beltré han sido elegidos para integrar el salón de la fama de Cooperstown, en New York, es hora de hacer un pequeño recuento de otros salones, como el de los cubanos en el exilio, o el de la vergüenza en Cuba, por citar dos ejemplos.

En Cuba había estado funcionando un salón de la fama Cubano en una sala del estadio del cerro, en la Habana, rebautizado después como "Latinoamericano" con la llegada del castrismo. Allí los señores Dr Rogelio Valdés, Agustín Molina, Alfredo Suárez y Antonio Cornejo, colocaron una tarja en el vestíbulo de este estadio, quedando así inaugurado. Recordemos que el beisbol se jugó en Cuba de forma organizada un año antes que se firmara la paz del Zanjón, solo para que vea como ha llovido desde entonces. 

Aquel fue fundado por la Dirección General de Deportes en 1939, siendo el antesalista Rafael Almeida, el primero que tuvo el honor de integrarlo ese mismo año junto a otros nueve peloteros, como Jose de la Caridad Méndez, Armando Marsans, Adolfo Luján, Valentín González, Gervasio González, Luis Bustamante, Antonio María García, Carlos Royer, y Cristóbal Torriente. Y así, cada año, antes del inicio de las actividades, se iban incrementando sus nombres, hasta que en 1960 los dos últimos que tuvieron el privilegio fueron Oscar Rodríguez y Tomás de la Cruz. 

Y claro, cuando llegó al poder Fidel Castro todo en Cuba sufrió un giro muy drástico, y el salón, que no escapó a ese giro, cayó en un limbo que prosiguió en la ciudad de Miami en 1962 que la misma institución continuó con las exaltaciones anuales. Ojo, no confundir con el "Salón de la fama Latino", donde 50 cronistas deportivos de Cuba, Venezuela, Puerto Rico, México, Panamá, Colombia, Ecuador, República Dominicana y Nicaragua, han colocado en "capilla ardiente", a los Cubanos, Liván Hernández, José Canseco y Rafael Palmeiro.

Por citar un ejemplo, en la clase del 1983 en Miami fueron exaltados Orestes Miñoso, el lanzador Camilo Pascual, Alfredo Suárez y Emilio de Armas, y este salón tenía su sede en la calle No 4 y la avenida 14 del Southwest, en Miami, en una casa que fue comprada por un grupo de Cubanos en 1985. Lo sé, porque tengo el privilegio de contar en mi poder con el libro del historiador cubano que quizás haya sido el que más supo de este deporte en los Estados Unidos, periodista Don Ángel Torres.

Según su obra, "La leyenda del beisbol cubano", de 1998, se siguieron exaltando peloteros cubanos hasta el año 1986, con la entrada final de Marcelino Cuco Correa, José Cheo Ramos, Pedro Arango, Orlando Peña, René Monteagudo, Jorge Comellas, Abel Linares, Julio Blanco Herrera, Rafael Inclán, Bernardo Jiménez y Tony Pacheco. No tenemos noticia que fue de este salón ni del de México, donde habían 14 peloteros.  

Al paso de los años, 2014 creo que fue, se reunieron en el otrora club "Vedado Tennis" en la Habana, mal llamado Círculo Social Obrero “José Antonio Echeverría”, un grupo de 25 personas, entre ellos algunos periodistas, y se dedicaron a "refundar", decían, el nuevo salón de la fama del béisbol Cubano. 

No quisieron llamarlo "Salón" al estilo Yankee, lo cambiaron por "Memorial" para que no se pareciera al del enemigo, con lo cual ya empezaba mal la cosa. Es más, separaron a los peloteros en una especie de corral que denominaron "beisbol revolucionario", mientras que los demás, aunque no dijeron donde, les siguieron considerando probablemente traidores o gusanos. Fueron tan ignorantes, que no sabían que ya Miñoso ya había sido seleccionado en el de Miami en 1983, entre otros que ya habían sido electos también. 

Aquella "crema y nata" del periodismo deportivo cubano, tuvo los santos cojones de dedicárselo a los cinco espías presos en Estados Unidos, y como si fuera poco hicieron al dictador Fidel Castro miembro ilustre de su llamada refundación. Le dieron el premio "Martín Dihigo por su labor "en los logros de la pelota Cubana", y hasta uno que reportaba desde Bayamo que mejor me reservo su nombre, no por miedo, si no porque no vale la pena ni mencionarlo, le llamó "Mi eterno cuarto bate". Él sabe perfectamente quien es.

Al final da lo mismo quienes hayan sido, afortunadamente hoy nadie se acuerda de aquel disparate ni de sus refundadores mucho menos, por cierto algunos viven hoy en el exilio y hasta son "destacados youtuberos" anti castristas.  

Por Jorge García
Maldita Hemeroteca

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