martes, 10 de septiembre de 2024

CENTENARIO: El misterio de la tarta desaparecida

Panteón del poeta Julián del Casal en el cementerio de Colón en la Habana

Reviviendo una tradición del periódico "El Fígaro", "Casal in Memoriam", la poeta y destacada feminista Cubana, Isabel Margarita Ordext, quien fuera directora de la revista Vanidades, congregó en 1937, año del aniversario 44 de la muerte del gran poeta cubano Julián del Casal, a un grupo de artistas que se dieron cita ante su tumba en el cementerio habanero de Colón.

Así - poco más menos - lo publicaba el Diario de la Marina en un artículo de ese año y donde agregaba además, que varias ofrendas florales fueron depositadas en el panteón y que, como epílogo del homenaje, la señorita Ordext pronunció breves pero elocuentes palabras de devoción al poeta, recitando uno de sus más bellos sonetos.

En el grupo de personas - agrega la nota - se encontraban el Doctor Ramón A. Catalá, Secretario de la Academia de Artes y Letras, el poeta Fernández Arredondo, el comediógrafo y periodista César Rodríguez y diversos representativos de sociedades artísticas de esa época. El artículo está acompañado de una foto en el campo santo. 

Bien.

Pasaron 56 años, y en 1992 un grupo de artistas jóvenes - aprovechando que se cumplía el centenario - quisieron hacer lo mismo pero organizaron varias actividades algo mas abarcadoras. De entrada, una especie de piscolabis en el hotel Inglaterra, donde un refresco de guanábana recordaría la predilección de Casal por esta fruta, fue abortado por la intransigencia del gerente en querer cobrarlo "en dólares". 

Por otro lado, también fracasó un flagrante intento de estafa ordenado por el entonces vice ministro de cultura Fernando Rojas, aquel miserable energúmeno que citaba en el Vedado a fajarse a los piñazos con todo aquel que hablara mal de la revolución. El ya defenestrado intentó esquilmar a varios secretarios de cultura de embajadas "enemigas", y para lograrlo le sugirió a uno de estos jóvenes cobrarles el doble para sacar provecho, y de paso amortizar los gastos del homenaje. Al final, ninguno de estos extranjeros fue a la cita por supuesto.

Y por ultimo, estuvo la noble idea de estrenar una obra dedicada al poeta titulada "Mascarada Casal", dirigida por el holguinero Salvador Lemis. Sin embargo, resultó que una hora antes del estreno, desde el taller de attrezzo les mandaron a decir que las máscaras necesarias para la obra no habían podido terminarse, de manera que la actividad también quedó suspendida hasta nuevo aviso. De más está decir que en aquella sala "García Lorca" del gran teatro de la Habana, solo habían "cuatro gatos". 

Pero es hora cuando viene lo realmente inaudito. (O no)

En una parte de la obra que recreaba una escena de un cumpleaños de Casal niño, se mandó a hacer una tarta (cake), que por tratarse del día del estreno el director pidió que fuese real, con merengue y todo, sin embargo una vez quedó abortada la obra nadie la pudo encontrar. Tal y como sucedió con los restos del poeta, no se supo el rumbo que cogió la dichosa panetela.

Maldita Hemeroteca
Fuente: "Hotel Telégrafo"
"Nuestra Historia": Artículo de La Habana Elegante / Segunda época

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