sábado, 7 de septiembre de 2024

CONDE DE VILLANUEVA: Cubano pá rato.

Fuente de la India en la Habana. 

Ser un Grande de España significa estar en poder del grado máximo de la nobleza española y llevan asociado el tratamiento de Excelentísimos Señores. Así ha sido desde que fuera creado en tiempos del rey Carlos I en el siglo XVI. Y aunque los ducados lo traían ya incorporados, también se podía acompañar con el de marqués, conde, vizconde, barón y señor.

En la actualidad hay hay 2772 títulos nobiliarios, ninguno concedido por su majestad Felipe VI, que están en poder de 2199 nobles, en cambio solo 417 de ellos ostentan la Grandeza de España, y el ultimo se concedió en 2008 por el entonces rey Juan Carlos I, hoy rey emérito. Dicho esto, uno de esos privilegiados fue un Cubano, Don Claudio Martínez de Pinillos y Cevallos, primer conde de Villanueva, que alcanzó su fama y reconocimiento en Cuba como tesorero que fue del Ejército y la Hacienda por un cuarto de siglo.

Si de algún Cubano hay que hablar bien es de este, aunque  apenas se le nombra. Su familia eran emigrantes llegados de Logroño, en Galicia en el siglo XVIII, y con los años llegó a ser una de las figuras más prominentes de la primera mitad del XIX. Lo digo porque por lo general el tratamiento de buenos cubanos solemos dejarlo para los independentistas, pero sepa que entre los que sirvieron a la corona los hubo igual de grandes que significaron mucho para el desarrollo de nuestro país, como lo fue sin duda este señor.

De hecho, tuvo la vista larga que no tenía nadie de fomentar el intercambio comercial con EEUU, y gracias a su gestión, las exportaciones de tabaco, que eran de 70 mil arrobas en 1829, aumentaron hasta diez veces en 1835. Sin embargo, en aquellos barcos que llegaban procedentes de los puertos de Portland, Newport o de Boston cargados de mercancía, también nos llegó la muerte.

Fue en los primeros días del mes de septiembre de 1833, que el conde de Villanueva creó las primeras cuarentenas en los puertos debido a la cantidad de cólera que padecía los Estados Unidos por aquellos años. El entonces intendente Pinillos estableció que los barcos procedente de EE UU y sus mercancías, se desinfectaran con soluciones de vinagre y cloruro rebajado con agua.

En aquella época existía la creencia de que la enfermedad se transmitía de persona a persona, sobre todo los pobres e indigentes que cargaban con la mayor culpa, pero en cambio no sabían que su propagación era debido a una bacteria que contaminaba el agua y los alimentos. Sin embargo, ya para el mes de febrero de 1833 el cólera se cobraba sus primeras primeras víctimas en la Habana, entre ellas el administrador apostólico del Obispado de la Habana, don Pedro Varela Jiménez y el pintor francés Juan Bautista Vermay de Beaumé, el fundador de la academia San Alejandro, quienes murieron el día 28. 

Ya para el 20 de abril los fallecidos superaban las ocho mil personas, 435 de ellas perecieron de golpe el mismo día 28 de marzo. Esta fue la primera de las tres grandes epidemias de Cólera que padeció Cuba, las otras dos ocurrieron el 30 de marzo de 1850, que en cuatro años mató a mas de seis mil personas, cinco mil tuvieron que ser enterradas en el cementerio de Atarés, mientras que la tercera se disparó en 1867 en momentos en que La Habana tenía una población de 199,022 habitantes, de ellos 1772 casos se contagiaron y 859 murieron.

Don Claudio Martínez de Pinillos y Cevallos, primer conde de Villanueva

Fue por esa relación tan estrecha que tuvo con los Estados Unidos, que el bueno de Pinillos se opuso tajantemente a la trata de esclavos en Cuba, que habían que tenerlos bien puesto para posicionarse de esa forma en aquellos años. De hecho el Capitán General don Miguel Tacón y Rosique fue uno de los que le saltó al cuello acusándolo de "contrabandista", mientras que el marqués contrarrestó con el de negrero que era aún peor.

Unos dicen que sí, otros que no, pero connotados traficantes de esclavos de la época como Manuel Pastor, el banquero Joaquín Gómez, Jose Buenaventura, José Antonio Portuondo y el catalán Francisco Marty i Torrens, que tenía su base negrera en Isla de Pinos, fueron los mejores amigos de Tacón. No solo eso, el capitán general no entendía que en Cuba hubiera ferrocarril primero que en España, por ese motivo también odiaba a Pinillos.

El conde fue el creador del ferrocarril de Bejucal, localidad cercana a la Habana, donde rodó no solo el primer tren de Cuba, también de España y de toda la América excepto los Estados Unidos. Una de aquellas locomotoras fabricadas en Inglaterra, llevó el nombre de "Villanueva". Un dato curioso, al precio de veinte reales para la primera clase y cinco para los de tercera, setenta cubanos hicieron el primer tramo debut desde la estación Garcini en Oquendo, entre las calles Maloja y Estrella.

Dos meses después de este viaje, ocurrió el primer accidente ferroviario en la historia de Cuba. Es que el tramo era muy accidentado, de hecho hubo que hacer un puente para que cruzara por encima del río Almendares. Luego, el 19 de noviembre de 1838 y tambien por iniciativa del conde de Villanueva, se creó un tramo más plano entre la Habana, Bejucal y Guines, donde se cavó el primer túnel de Cuba que tuvo una distancia de 325 metros. (Ojo al dato)

No por gusto la terminal de trenes que entonces funcionaba en el área donde está enclavado el Capitolio Nacional llevó su nombre, aunque en 1912 se trasladó para la calle Egido y no sabemos si se mantuvo llamando así. Igual hay que acreditarle la construcción del primer acueducto habanero en 1835, el Fernando VII, que hasta entonces era tan solo una vulgar zanja. No nos extraña la cantidad de epidemias. 

Por ultimo, destacar que a él se le debe que la Habana pudiera presumir de dos bellísimas fuentes, la de los Leones edificada en 1836 a un costado de la Plaza de San Francisco de Asís, así como la de La India, al año siguiente, ubicada a un costado del Parque de la Fraternidad. Ambas fueron encargadas por el Conde de Villanueva a Italia, y fueron obras del cincel del maestro Giuseppe Gaggini.

Siendo senador vitalicio regresó a España en 1851, y en una de las sesiones del congreso del 23 de diciembre de 1852, le dio un derrame cerebral y falleció en el acto. De su matrimonio con María Teresa Ugarte y Risel, celebrado en La Habana el 22 de septiembre de 1827, nació su único hijo, Claudio. Como dice un chiste televisivo aquí en España. "No digo que me lo superes, tan solo iguálamelo, y tendrás Cubano pa rato".

Nota al Margen

En el casco colonial de la Habana existía un pequeño hotel que también llevaba su nombre, lo buscamos y se sigue llamando igual. 

Maldita Hemeroteca
Fuentes: Diario de la Marina 1931
Academia de Historia de España

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