viernes, 13 de septiembre de 2024

El Casino de color de la Habana


Con la llegada de Fidel Castro al poder en 1959, todos aquellos balnearios de Marianao, fueron cambiando sus nombres en la medida en que fueron siendo expropiados y nacionalizados por el régimen de Fidel Castro.
 
Digamos que el "Casino Español" por ejemplo, de pronto se convirtió en el club social José Ramón Rodríguez" que actualmente se encuentra en una  lamentable ruina, como no podía ser de otra manera. Según ellos esas instalaciones dejaban de ser parte del pasado burgués de nuestro país, para pasar al disfrute pleno de todo el pueblo trabajador. 

En cambio esta vez no nos referiremos al balneario, si no al imponente palacete que tenían los Españoles en la calle Paseo del Prado, o Paseo Martí, esquina a "Animas", en la Habana. En esa esplendorosa vía - la primera asfaltada de la Habana - se erigieron tres de estas sociedades: el Centro Gallego, el Centro de Dependientes y el Casino Español, que fue fundado el 11 de junio de 1869 y edificado en 1914 por hijos y descendientes de españoles y cubanos, en el común esfuerzo de enaltecer y honrar a la entonces nueva patria. 

Fue inaugurado con la presencia del presidente de Cuba en ese momento, el general Mario García Menocal y Deop y a diferencia de los otros centros, como también lo fue el Asturiano por supuesto, el Casino Español tenía un carácter benéfico donde se celebraron las más regias fiestas habaneras de la época. Y así estuvo hasta que quedó expropiado en 1961 y lo convirtieron en el sindicato del arte y espectáculos y luego, en el 1966, en el "Palacio de los Matrimonios de la Habana". (Un dato, ese mismo año fue velado allí el cadáver del gran cantante Benny Moré). 

Igual es cierto que congregó lo más rancio del voluntariado Español y criollo en contra del independentismo. De hecho los voluntarios eran tantos, que llegaron a superar en numero al propio ejercito peninsular, que en esos años era de 22 mil soldados mientras que los cuerpos de voluntarios superaban los 35 mil. No es secreto para nadie que estaban llenos de prejuicios, y que defendían una Cuba Española a como diera lugar. Eran tan hostiles, que en 1869 llegaron a oponerse al capitán general Dulce Garay por su supuesta debilidad con los infidentes cubanos, de hecho fueron ellos los causantes del fusilamiento de los estudiantes de medicina en noviembre del 1871.

¿Pero y la sociedad negra, es que acaso no tenían Casinos?. 

Estamos hablando en un momento en que las autoridades en Cuba, especialmente los voluntarios mencionados, estaban muy pendientes de que la isla no se convirtiera en una nueva república Haitiana, por lo que podía pensarse que a los negros "les tocó bailar con la más fea". Sin embargo, se dio la casualidad que a partir de 1878 se aplicó en Cuba la misma constitución que había en España tras la restauración de 1876, de manera que la sociedad se vio de pronto contagiada y envuelta en un nuevo orden constitucional y organizativo. 

Se emitieron circulares, decretos, reales ordenes y leyes que pretendían crear un clima de distención y dar una apariencia democratizadora, al concederse algunas libertades que posibilitaban un nivel de consentimiento social con tal de conseguir un nivel, aunque fuera mínimo, de estabilidad. Este afán organizativo dio origen precisamente a los Casinos de color.

Cuando hablamos de Casinos, dejamos por contado que el decano indiscutible era el Español, sin embargo vemos como el periódico "La Lucha, en su tirada del 27 de marzo de 1895, destacaba que un exitoso sastre habanero de raza negra, don José Barnabeu, presidía el Casino de Color de la Habana. Pero espere, esto no es todo, este señor era presidente también del batallón de voluntarios de color, así como los "Honrados Bomberos de la Habana" que estaba integrado con miembros de sociedades pro españolas y de cabildos de raza negra.

En estos Casino solo se excluían a los que no tuvieran una conducta moral aprobada y avalada por la sociedad, y en el caso de que por alguna razón de riesgo quedaran inhabilitados de trabajar, se les asignaba una pensión vitalicia acorde de su minusvalía, como rezaba en el reglamento de Honrados Bomberos de esta Isla destinado a apagar los incendios, e incluso cuando se retiraban con veinte años o más de servicio porque ya no eran hábiles para continuar desempeñando sus funciones, conservaban el derecho al fuero y al uso del uniforme. 

Además de Bernabéu, que en su caso también editaba el periódico "El Ojo del Hombre", pertenecían otras personalidades de color como Manuel García Alburquerque, editor también de "El Ciudadano y después "El hijo del Pueblo", Carlos Ochoa Parra, que era Capitán y Francisco Alonso, José de Jesús Fraga, José Pedroso, José Hernández, Ramón Fiallo, Narciso Rodríguez y Ambrosio García o incluso el mulato de origen catalán, Don Rodolfo Fernández de Traba y Blanco de Lagardere, entre otros.

Contrario a lo que pudiéramos pensar, el 3 de junio de 1885 se promulgó en Cuba una circular que autorizaba la libre entrada y circulación de los negros en los parques públicos y en los establecimientos que prestasen servicios retribuidos a la población, donde las autoridades civiles y sus agentes debían velar porque se cumpliese el orden y los buenos modales. Esta Circular fue ratificada el 18 de noviembre de 1887, pero aún así la sociedad de color prefirió tener su Casino en exclusiva y su prensa además.

Amparados por la Ley de Imprenta, donde cada partido político tenía su órgano de prensa y su línea editorial, la de los negros en Cuba, que era preponderante liberal, además del Triunfo primero y al El País después, contaron con La Fraternidad, La Igualdad, y La Nueva Era, pero cuidadito, también estaban representados en la prensa conservadora con El Mandinga, Ojo con el Hombre, La Unión, o La España. La asturiana Eva Canel, literata y periodista que murió en la Habana en 1932, editaba el satírico costumbrista "La Cotorra" a finales del siglo XIX con temas negros y mestizos.

Total aunque más modestos los negros también tuvieron sus Casinos "de color" en la Habana, en este caso presidido por este sastre que, gracias a su nivel económico y prestigio alcanzado por supuesto por su bien montado negocio en la calle Compostela nº 179 el cual rentaba por 34 pesos oro al mes, era parte importante dentro de esa superioridad negra. Tanto él, como su hermano José, pertenecían al cuerpo de Bomberos de la capital, en donde habían escalado posiciones. José era capitán y Casimiro comandante, cargos promovidos por el entonces gobernador de Cuba, el general Ramón Blanco Erenas.

Ese rango constituía una apreciable distinción para los negros y mestizos que, por lo general, sólo alcanzaban la categoría de sargentos. Se llegó a comentar incluso que había sido la recompensa por los servicios prestados al general Arsenio Martínez Campos primero, para quien había quintado (Agrupados en quintos) a los negros y mulatos captados para la guerra, y al general Blanco Erenas más tarde. El senador Martín Morua Delgado, quien lo criticó con saña, relató que aunque sus padres fueron esclavos, se habían preocupado por darles educación. 

Casino Español en Prado, la Habana 

De hecho la caligrafía que se observa en documentos escritos por Bernabeu era excelente. Falleció en 1883 con apenas 54 años. La dirección del Casino pasó a manos de don Federico Canó, natural de Puerto Príncipe y de treinta y siete años, vecino de la Calle Campanario número noventa y siete. Su firma llevaba los tres puntos que formaban el triángulo de los masones. El destacado escritor Santaclareño, Juan Felipe Risquet, señalaba que el tal Canó era director del periódico quincenal "La Caridad". 

Este Casino, que estuvo activo por lo menos hasta la primera década de la republica, tenía en su directiva del 1899 a Miguel Gualba, Victoriano Torres, Agustín Izquierdo, Cirilo Estrada, Ramón Pulguera, Enrique Cos, Julio Safora, Alfredo Vidal Alejo Guillén. Ramón Canals, José León Quesada, Agapito Odiot, Ramón Carmona, Mauricio Sterling, Demetrio Romay, Luciano Conill, Raimundo Hernández, Salvador Moreno, Francisco Zayas, Nicolás Edreira, Simón Camacho, Mauricio Sterling Villaverde, Gregorio Herrera, Nemesio Garcia, Elías Fuentes y Bernardo Valdés. 

UNIDADES DE VOLUNTARIOS

Las poderosas unidades de voluntarios armados estaban integradas en lo fundamental por dependientes del comercio, oficinistas, policías, camareros, mensajeros, estibadores, marineros de cabotaje y jornaleros nacidos en España, reclutados por los mercaderes y los hombres de negocios para defender los intereses de la metrópoli y del comercio en Cuba. A fines de 1895, el número de voluntarios superaba los sesenta mil, aunque su participaron en los combates fue menor.

Los bomberos eran históricamente unidades coloniales uniformadas integrados por personas de todas las clases y razas de la sociedad, quienes asumían funciones de vigilancia y protección en los pueblos. Pese a ello, se requirió de todo el poder de un general como Valeriano Weyler, para poner una unidad de hombres de color al servicio de la Corona. Siguiendo la estrategia que el general Camilo García Polavieja usó en 1890, en Santiago de Cuba Weyler movilizó en noviembre de 1896 a 300 bomberos negros y mulatos comandados por un coronel de esa raza, en su campaña contra el lugarteniente general Antonio Maceo en Occidente. 

Además, en su extenso libro de 5 tomos, "Mi Mando en Cuba, señaló sobre esa unidad lo siguiente: “Se escogieron 30 hombres de color (...) para formar mi escolta, como medida política, y para dar yo una prueba de confianza a esa raza tan adicta a España. En otros, designé al sargento negro Pedroso, “de gigantesca estatura y hercúlea fuerza” para mandar la escolta. Cuando regresó triunfante a La Habana después de la muerte de Maceo, y rodeado por sus bomberos negros, Weyler manifestó que había impresionado tanto al Casino Español de la Raza de Color que sus miembros solicitaron de nuevo permiso para organizar un batallón de esta raza.

El escritor castrista Miguel Barnet - en su libro "Biografía de un Cimarrón" - cita que aquellas guerrillas pro españolas, que dicho sea de paso, reclutaban tanto a cubanos negros, como blancos e incluso voluntarios españoles, eran guerrilleros que provenían de las zonas rurales, mientras que el brigadier mambí Bernabé Boza Sánchez, en su diario "Desde Baire hasta la intervención Americana", llegó a señalar que eran "criminales sacados de las cárceles". 

Y si bien es cierto que en ocasiones asolaban los pueblos, para finales del 1899 apenas se contabilizaron cuatro mil en toda la isla, pues ya para entonces la gran mayoría se había apuntado "al caballo ganador" de Máximo Gómez y Calixto García, quienes los recibían "con los brazos abiertos". Boza, que por cierto en 1904 llegó a ser alcalde de la localidad Habanera de Santa María del Rosario en el Cotorro, en cambio fue de los mambises que apoyó a Tomás Estrada Palma en su intento por reelegirse. 

Y aunque la mayoría de aquellos Casinos no rebasaron el siglo XIX, circunscribiéndose a la región habanera únicamente, no hay duda que sus miembros aspiraban a lograr un progreso social que descansaba, de forma esencial, en la educación y las buenas costumbres. De hecho a pesar de no coincidir con las posiciones políticas de destacadas figuras como la de Juan Gualberto Gómez por ejemplo, sí compartieron espacios públicos y privados porque todos, a su manera y estilo, aspiraban legítimamente mejorar el bienestar de su raza. 

A diferencia de los que preferían alzarse en la manigua, estos defendían los intereses de la administración colonial, pero al menos de ese modo conseguían formar parte de un pequeño sector que estaba convencido que la educación era el único modo de alcanzar, no solo la abolición, si no los derechos civiles, aunque fuera bajo la administración española. 

Y sí, por supuesto, no es secreto para nadie que los Casinos de Color era un andamiaje concebido por España para separarlos, pero a diferencia de los que preferían alzarse en la manigua, estos preferían defender los intereses de la administración colonial consiguiendo formar parte de un pequeño sector elite, dentro de un país viciado por la trata primero, y por el esclavismo después. Tontos no eran. Sabían perfectamente cual era el final que le deparaba a los otros negros en el ejercito libertador. 

¿O es que acaso piensa usted que todos los mambises negros, que ni siquiera eran considerados como tal, eran Maceos, Moncadas o Quintines Banderas?. No amigo, si no fuera así nunca hubieran existido esas divisiones. Las palabras de Bartolomé Masó en este sentido, no dejan ninguna duda de cual era el verdadero sentimiento de algunos líderes - y no pocos - dentro de aquel ejercito rebelde: 

“Nuestros negros (...) son mayormente trabajadores sin educación, nada preparados para desempeñar posiciones. Ellos tendrán los derechos del ciudadano, como es el caso en los Estados Unidos, y con suficiente empleo no darán problemas. La población de Cuba está compuesta por un tercio de color, o mulatos o negros. Pero algunos gravemente predicen el futuro de Cuba como el de un segundo Haití o Liberia — una república negra. Nuestros negros trabajarán como antes en los campos de caña y no veo ninguna razón para prever problemas con ellos". 

Adentrándonos en estas historias, por muchos oculta y manipuladas, se va entendiendo perfectamente el porque de aquel brutal alzamiento de 1912. 

Maldita Hemeroteca. 
Fuentes citadas en el texto

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