sábado, 14 de septiembre de 2024

LAS ESTATUAS: El falso mito.

Máximo Gómez en la Habana

Es muy común que en plazas y parques de muchísimos países existan monumentos erigidos a la memoria de sus héroes, como ha sido en Cuba por supuesto, y aunque la mayoría de las veces honran a militares, muchas han sido dedicadas a notables civiles también, aunque es cierto que los primeros son mayoría. 

Sin embargo, puede que no sepas un detalle, y es que esas imágenes tienen un supuesto "código secreto" un tanto desconocido. Este supuesto código nos dice que debemos guiarnos por la posición que adopta el corcel en su diseño. Digamos, en caso de que el caballo tenga una de las patas delanteras no apoyada en el suelo, cualquiera de las dos, eso significa que el jinete fue herido en alguna batalla y que luego falleció a consecuencias de las heridas. 

Por otro lado, si la bestia está relinchando con las dos patas delanteras en el aire, equivaldría entonces a que falleció en combate en cumpliendo de su deber, pero en caso de que el equino mantenga las cuatro patas apoyadas en la base, entonces el recordado habrá muerto de forma natural, en tiempos de paz, o de cualquier otra razón ajena a las contiendas bélicas. 

Sin embargo, hemos visto que este precepto no siempre se cumple con el rigor que se supone. Por poner dos ejemplos, vemos que la estatua del rey Alfonso XII situada frente al estanque del parque "El retiro", y que por su grandiosidad es el más importante de cuantos existen en Madrid, presenta a su caballo con las cuatro patas apoyadas en la base, lo cual se entiende que "El Pacificador", como le llamaban, murió de tuberculosis en 1885, en cambio la ecuestre de Felipe V fue tallada con una pata de su caballo en el aire, a pesar de que la muerte de este monarca se produjo de un derrame cerebral en 1746.

En la actualidad el origen de esta norma, por llamarla de alguna manera, sigue sin estar muy bien definido que digamos. Unos dicen que se originó en Inglaterra y que fue adoptado durante la Guerra Civil Americana, pero en realidad no parece existir una explicación que convenza, ni mucho menos que se respete. Puede incluso que varíe, según el contexto histórico y cultural que había cuando se realizó. No sabríamos decir si en Cuba sucede en algún caso parecido, pero sí que hay varios aquí en España. 

La de Felipe IV, por ejemplo, erigida en el siglo XVII y situada en una hermosa fuente en la plaza de Oriente de Madrid, se puede observar que su caballo tiene las dos patas delanteras en el aire, pero lejos de que su muerte fuera en combate, "El Grande", como se le conocía, murió en 1665 víctima con 60 años víctima de la disentería. (Otros dicen que cazando, pero para el caso es igual.)

Ecuestre de Carlos III en Madrid.

Se cuenta que fue un deseo suyo para que fuera igual a la de su padre, el rey Felipe III "El Piadoso", que por cierto, es considerada como la primera en la historia con un caballo en esa posición. Evidentemente, la de Felipe III en la Plaza Mayor de Madrid tampoco cumple con el precepto, ya que muestra a su potro con una pata levantada, cuando se conoce que murió enfermo a los 42 años.

También hay que tener en cuenta una cosa, que cuando estas estatuas fueron esculpidas quizás el códice ni siquiera se conocía, sobre todo si damos por hecho la teoría de que haya sido entre el 1780 o el 1790 en Estados Unidos. De hecho la de Felipe III data del 1616, mientras que la de su hijo, que fue fiel a la imagen de un cuadro de Diego Velázquez, es de 1606 en Florencia. 

Tenemos el caso de la ecuestre de Carlos III en Puerta del Sol en Madrid, de la que fue su alcalde además. Este monumento lo representa con su corcel con la pata delantera derecha apoyada en el pedestal, cuando en realidad "El Ilustrado" falleció en su dormitorio real en 1788. Bajo su mandato, dicho sea de paso, los Ingleses ocuparon la Habana por siete meses, y a España le costó ceder la Florida con tal de recuperarla. 

Además, fue quien ordenó la fabricación en la Habana de la Catedral, la Real Casa de Correos, la Alameda de Paula, el Palacio de los Capitanes Generales y la fortaleza de la Cabaña y realizó el primer censo de 1774. Fue por eso que una de las principales arterias capitalinas llevó su nombre, y aunque el dictador se lo manchó con el de Salvador Allende, el pueblo le siguió llamando como debía.

La ultima del general Francisco Franco, que luego de estar situada por 35 años en la rotonda a la entrada del Ferrol, su pueblo natal, y que terminara sus días guardada en un almacén en cumplimiento de una Memoria Histórica que solo recuerda de un solo lado, el caballo sí tenía las cuatro patas posadas en el pedestal como se correspondió con su muerte.

Se entiende entonces que pese a morir de causas naturales, la estatua del emperador romano Marco Aurelio, que data del año 180 después de Cristo, tampoco cumpla con el supuesto códice. Situada en la "Colina Capitolina" en el campo de marte en Roma, su caballo en este caso presenta una sola pata apoyada en el suelo.

Hyatt en New York
NI ASÍ.

Es que si venimos a ver, no se trata de un problema de fechas tampoco, porque la del libertador José de San Martín, que de haber muerto en paz en 1850 durante su exilio en Francia, sin embargo su efigie, tanto la de Argentina como la de Chile, no lo muestra con su caballo con las dos patas delanteras en el aire. 

La de Buenos Aires fue inaugurada en 1862, mientras que la Chilena un año después en la plaza de Santiago, pero con la diferencia de que el prócer enarbola una bandera. En ambos casos ignoraron el susodicho código, como también se lo saltaron con la gigantesca que está en Lima, Perú, inaugurada en 1921, que esa pata del caballo en el aire tampoco encaja.

Varias de las estatuas del Simón Bolívar presentan a su caballo relinchando, como la que existe en Moscú o en la República Dominicana, en cambio Bolívar murió en 1830 de tuberculosis en la hacienda "Santa Marta" en Colombia. En este caso la que se encuentra en Tunja, municipio colombiano de Boyacá, y que fue erigida en 1883, así como la del paseo de las Delicias en Sevilla en España en 1981, si responden con la norma.

Y por ultimo, la del insigne patriota de la guerra de independencia cubana, general Máximo Gomez, situada en la avenida que lleva su nombre y la esquina John F. Kennedy en Santo Domingo, ha sido vandalizada en tres ocasiones. En la ultima le robaron la espada que esgrimía en su mano derecha, amen de que representaron a su caballo con una pata en el aire, cuando el generalísimo murió de septicemia finalizada la guerra. 

A lo mejor ni lo saben. Al menos la que está situada muy cerca del malecón de la Habana, y que muestra las cuatro patas de su potro "Cinco", sí reposan como dios manda. Antes de terminar, nos gustaría referirnos a un impresionante conjunto escultórico situado en el parque de la calzada de Ayestaran y la avenida 20 de Mayo, al fondo del estadio de béisbol del cerro, que para nuestra sorpresa se trataba de una réplica de "El Relevo" en Madrid.

Esta obra fue donada al pueblo Cubano en 1956 por el hispanista y magnate de los ferrocarriles Central Pacific, Southern Pacific y Chesapeake and Ohio, en EEUU, el filántropo Milton Huntington, esposo de la escultora Anna Vaughn Hyatt, sin embargo el original de esta obra, obra de la misma artista, se encuentra en la plaza Ramón y Cajal, muy cerca de la facultad de medicina de la Universidad Complutense de Madrid. 

Además, se trata de la misma autora del monumento a José Martí en el Central Park de New York en 1965, que si se corresponde con esta supuesta regla. Como la anterior, una réplica de esta estatua fue donada a Cuba por la artista en 2017. Total, que pese a las incongruencias que puedan haber lo que está claro es que las estatuas, con ese simbolismo que nos transmiten, nos ayudan a comprender la historia con tan solo mirarlas.

Maldita Hemeroteca

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