.

Ajusticiamiento del falso Gallego Morán. (Segunda parte y final)

Sepelio de Frank País el 31 de julio de 1957. Un mes antes había muerto su hermano Josué, de apenas 19 años, junto a Floro Vistel y Salvador Pascual. // 

Una vez que el Gallego Morán fue perfectamente identificado por los sicarios, el grupo se dio a la acción. Esta identificación se produjo en el bar de Hugolino Devesa, situado en las calles "Calixto García y Donato Mármol", en tanto que el movimiento 26 de julio tenía a un integrante del ejercito trabajando para ellos, el cabo Ángel Luis Barreda Ricardo, un joven de ascendencia campesina que para esta acción recibió el nombre en clave de "Fernandito".

En calidad de chofer del sargento de la inteligencia militar, Marcelo Tomás Agüero, "El agente Fernandito" tenía al gallego Morán perfectamente localizado. No por gusto había sido contactado directamente por Frank País a través de Aquilino Marcheco, alias Chichi, y de Demetrio Montseny Villa, quien fuera posteriormente general de brigada de las Fuerzas Armadas.

Según el relato de este profesor, el comando debía ajusticiar al hombre que acompañaba a "Fernandito" en un "Picking Chiken" (Especie de Pío Pío) ubicado entre las calles "Paseo" y "Oriente", propiedad de Rolando Suárez, el tío de Tata Salgado, jefe del grupo de sicarios antes mencionados. Así fue.

Tras una breve conversación entre Fernandito y Morán, el grupo, armados con tres pistolas Colt calibre 45 recién extraídas de la Base Naval de Guantánamo, se dio luz verde a la acción. Debido a la presencia de "Fernandito" no pudieron ajusticiarlo allí mismo, evidentemente, por lo que esperaron otro momento. Mientras tanto, Frank País se desesperaba en Santiago al no escuchar noticias.

Tras un soplo de Fernandito, el Gallego Morán fue cazado al fin en una cafetería conocida por “La Siriana”, propiedad de Alfredo Amado y situada en la esquina de calle "Ocho Oeste y Dos Sur", a un costado del servi centro. Tato Salgado y Mario Ravelo, en ausencia de Conflé enfermo, arribaron a la cafetería y, tras percatarse que no había guardias dentro, procedieron a dispararle junto al mismo mostrador.

“¡Por traidor al Movimiento 26 de Julio!” - le gritaron antes de accionar sus pistolas. Mario, que estaba más cerca de él, apretó el disparador de la suya y "el sombrero del Gallego Morán voló por el aire", según la cita. Aún estando mal herido, Morán consiguió extraer de su cintura una pistola Walter P-38 que portaba, pero el propio Mario acabó de ultimarlo con varios disparos más. Morán yacía en medio de un gran charco de sangre, a la diez de la mañana del 24 de octubre de 1957.

Frank País envió la noticia a la Sierra y el cuatro de noviembre de ese año, en carta a Fidel desde Santiago de Cuba, René Ramos Latour, en su condición de jefe de acción, le informaba al jefe la nueva noticia: "El traidor Morán ha sido ajusticiado". Según el Archivo de la Oficina de Asuntos Históricos del Consejo de Estado, ese día se ajusticiaron a ocho supuestos chivatos más, aunque Morán fue el único en Guantánamo.

Lo que no sabían ni Latour ni Frank País era lo que el destino les tenía deparado. El primero cayó mortalmente herido el treinta de julio del siguiente año en medio de un combate en la zona del Jobal en Sao Grande, localidad perteneciente al municipio "El Caney", falleciendo posteriormente en un pequeño caserío llamado "El Hormiguero".

Por otro lado Frank, que a día de hoy nadie ha podido explicar de manera razonable el porque fue mantenido tanto tiempo en la ciudad con los peligros que estaba corriendo, no salió vivo de aquella ratonera santiaguera. Sabemos que Frank era religioso, bautista, y era buscado vivo o muerto desde que dos días antes del desembarco del Granma, había asaltado dos estaciones de policía, robado las armas, y a una tercera le había dado candela.

Si usted osara cometer una acción similar en el actual régimen Castrista, tenga la seguridad que nadie daría un duro por su vida, ni el posterior infierno a que sería sometida toda su familia. Pero pasa que que las historias la cuentan los vencedores a su manera. Bajo esa presión, un tío sumamente valiente como Frank se las había arreglado para enviar cuatro cargamentos de armas y hombres hacia la Sierra Maestra.

Por tanto, no cabe otra conclusión aquí: Bajo ningún concepto un cobarde como Fidel Castro hubiera aceptado "en sus dominios de Sierra Mestra" a un tipo con "semejantes cojones" que le hiciera sombra. Una prueba la dio el periodista villareño Carlos Franqui Mesa, refiriéndose a una anécdota relatada por el propio comandante Manuel "Piti" Fajardo y que él incluyó en su obra, "El libro de los doce", de 1967, su único publicado en Cuba.

"Cuando se supo la noticia de que Frank País García había caído abatido en el callejón "Del Muro", junto a su compañero Raúl Pujol Arencibia, la tropa en la sierra - extremadamente hambrienta - se sintió tan triste que no probó bocado alguno del rico lechón asado que les había ofrecido un campesino. Sin embargo, el único que sí se "jartó de lo lindo" (se lo comió completo), fue el futuro tirano que, con toda probabilidad, lo estaría celebrando. ¡Anda que no!.

FIN 

Nota: De cabo del ejército de Batista, "Fernandito" terminó siendo coronel de las Fuerzas Armadas castristas.  


Maldita Hemeroteca

Fuentes: 

---Roger Florentino Obregón Tejeda
“La espiral de la traición del Gallego Morán”
2018. (Fuente única)

---"Fidel, ¿por qué no desapareces". Carlos Franqui. Articulo publicado en la web Letras Libres, en el mes de Abril del 2015