Muy pocos años tuvieron que pasar para que el conflicto bélico entre España y Cuba fuera cosa del pasado. Y para muestras un botón de la época. El diez de octubre de 1917, la revista "Mundo Grafico" publicaba un artículo que decía lo siguiente:
"Su Majestad, el Rey Don Alfonso XIII, ha hecho al presidente de la República de Cuba, Doctor Mario Menocal, un espléndido regalo consistente en un hermoso tronco (pareja) de yeguas y un caballo árabe de pura sangre, así ha querido demostrar el monarca español su simpatía al pueblo cubano, y su afecto personal al más alto representante de aquel país.
El regio regalo fue enviado a Santander en el ferrocarril del Norte, y en la capital montañesa se hizo cargo de él, en nombre del doctor Menocal, el teniente veterinario del Ejército de Cuba, Doctor Celestino Fons, venido expresamente desde la Habana con tal objeto. Con el oficial cubano, llegaron un sargento y varios soldados para dedicarse al cuido de las yeguas y el caballo durante la travesía.
Los hermosos animales fueron embarcados en el vapor correo español "Reina María Cristina", y para que pudieran hacer el largo viaje con toda comodidad, el cónsul de Cuba en Santander dispuso la construcción de varias jaulas debidamente acondicionadas. Se trata de un espléndido regalo de nuestro monarca Don Alfonso XIII por las simpatías que siente hacia la isla".
Menocal, ingeniero de profesión, fue presidente electo en Cuba por sufragio universal. Nació en la localidad de Jagüey Grande, provincia de Matanzas, y durante la guerra de independencia había alcanzado los grados de mayor general. Una vez acabada la guerra, fue electo candidato a la presidencia por el partido conservador, ganando las elecciones presidenciales del uno de noviembre de 1912.
LLEGADA DE MARINÉ
Lu curioso también de este hecho, es que al cuidado de estas yeguas llegó a Cuba desde Cataluña un joven llamado Jaime Mariné, que con el tiempo se hizo miembro de la dirección general de deportes, y alcanzó el grado de coronel bajó la protección de Fulgencio Batista de quien se hizo un gran amigo en los días del golpe de 1933 que depuso al hijo de Carlos Manuel de Céspedes, de igual nombre.
Presidió igualmente la Comisión Nacional de Boxeo y ese año organizó un campeonato amateur de carácter nacional. Y a propósito del boxeo, Mariné fue creador de la cocina "Franz De Beche", instalada en la antigua Arena Cristal, en la calle Infanta, que le daba comida gratis a todos los boxeadores que estaban activos, algo que jamás se había hecho y que más nunca se repitió.
El nombre de esta cocina fue en memoria al joven Franz Hoed De Beche, que con tan solo 17 años de edad cuando y en un gesto heroico, perdió la vida en el desastre del barco “Morro Castle”. En 1940 - por indicaciones suyas - se creó además la construcción del nuevo y bellísimo Palacio para Convenciones y Deportes en Paseo y Mar, un proyecto del arquitecto Pérez Benitoa que fue inaugurado cuatro años después. (Frente al hotel Riviera).
Esta obra fue demolida lamentablemente más tarde en 1955, por obras de la ampliación del malecón habanero. Esta demolición ya había dado como resultado el proyecto de la construcción del Palacio de los Deportes en 1952, en el área comprendida entre la avenida Rancho Boyeros y las calles Santa Catalina y Primelles, lo que es el actual Coliseo de la Ciudad Deportiva, que fue inaugurado el 26 de febrero de 1958 convirtiéndose en una de las grande obras de la ingeniería civil cubana, sobre todo su cúpula.
Mariné (sombrero en la mano) junto a peloteros amateurs cubanos. |
El nombre de esta cocina fue en memoria al joven Franz Hoed De Beche, que con tan solo 17 años de edad cuando y en un gesto heroico, perdió la vida en el desastre del barco “Morro Castle”. En 1940 - por indicaciones suyas - se creó además la construcción del nuevo y bellísimo Palacio para Convenciones y Deportes en Paseo y Mar, un proyecto del arquitecto Pérez Benitoa que fue inaugurado cuatro años después. (Frente al hotel Riviera).
Mariné llegó a amasar una gran fortuna en Cuba, y también adquirió una vista muy larga como coronel de la inteligencia militar, ya que el diez de octubre de 1944 supo marcharse a tiempo a Venezuela huyendo de las hordas terroristas de Ramón Grau San Martín. A Mariné le siguieron en el cargo el tenista Roberto Fernández Miranda, Luis Orlando Rodríguez, Juan Sosa Zamora, Juan Fresno, el Dr. Luis Bejar, Jacobo Saif, y con el advenimiento del "castrismo", el capitán Felipe Guerra Matos.