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LOS CATALANES MUERTOS EN LA GUERRA DE CUBA


En el censo de defunciones militares procedentes de Cataluña, se registró un total de 3.083 muertes, que representan el 60 por ciento del total de los efectivos catalanes enviados. De ellos, 307 murieron en 1895; 847 en 1896; 1.147 en 1897; y 782 en 1898. Solo lo que Madrid llamó "una cuestión de honor", o sea, la batalla naval de Santiago de Cuba, se saldó con 343 muertos, 151 heridos y 1.889 prisioneros.

El 30 de enero de 1899 atracaba en el puerto el Chateau Laffitte —de pabellón francés—, procedente de Cienfuegos (Cuba). El Chateau Laffitte había salido con un pasaje inicial de 1.264 personas: 76 civiles y 1.188 soldados de la Tercera —y definitiva— Guerra de Cuba (1895-1898); la inmensa mayoría, catalanes. Durante la travesía murieron 53 soldados que habían embarcado enfermos. 

Esos no llegaron a descansar nunca en su tierra, ya que según la documentación del barco, sus cadáveres fueron lanzados en alta mar, para evitar el contagio a la tripulación y al resto del pasaje. La Vanguardia, en su edición del 31/01/1899, describe el Chateau Laffitte como un auténtico barco de la muerte: 

“Los soldados eran inmundos depósitos de escuálidos muchachos... y cuentan que la muerte misma les ha ido haciendo sitio por el camino. Cincuenta y tres cadáveres fueron arrojados al agua”. Era solo una parte de los sesenta mil efectivos españoles que murieron en esa ultima guerra, la gran mayoría por las enfermedades. De hecho, de esos sesenta mil, solo diez mil murieron combatiendo.

El 26 de septiembre de 1898 llegaban a la Estación de Francia los supervivientes catalanes que habían ido a la guerra en Cuba, soldados sin ningún tipo de formación que habían hecho lo que habían podido por salir adelante. La treintena escasa que volvió a pisar Barcelona en ese día habían participado en la batalla de Santiago de Cuba.

Los que tuvieron la suerte, por decirlo de alguna forma, de llegar vivos a España, Catalanes en este caso, fueron enterrados en el cementerio de Les Corts, donde existe un complejo funerario erigido en memoria a los soldados repatriados de Ultramar en general. Esta imponente obra que ocupa la zona central del departamento III, fue un encargo del Ayuntamiento de Barcelona al arquitecto municipal Pere Falqués i Urpí, quien llevó a cabo el proyecto ajustándose a los deseos del promotor

El entonces presidente del Gobierno, el liberal Práxedes Mateo Sagasta, ordenó que el retorno fuera poco a poco para evitar así que las noticias en los periódicos acabaran por hundir, todavía más, la moral del país. Además de los vivos también regresaron los restos de algunos muertos.

El Ayuntamiento de Barcelona decidió crear un gran mausoleo para todos ellos en el cementerio de Les Corts. El arquitecto encargado de llevar a cabo el proyecto fue el modernista Pere Falqués, que ideó una especie de fortín militar realizado con piedra de Montjuïc y donde hay cuatro cámaras. En total hay 726 soldados inhumados, aunque las cifras pueden variar hasta los 732. 

En el mes de noviembre del 2023 el conjunto fue cuidadosamente restaurado por el Ayuntamiento.  La obra de rehabilitación duró cuatro meses y tuvo un presupuesto de 93.233 euros, provenientes de la aportación económica de Cementerios de Barcelona y del Impuesto de Estancias en Establecimientos Turísticos.

Fuente: Prensa Española.