En 2021, a 22 años de su muerte, el Museo Reina Sofía de Madrid le dedicó a la pintora Cubana Belkis Ayón Manso, licenciada en grabado por el Instituto Superior de Arte (ISA), en La Habana, su primera retrospectiva en Europa.

Reunió 84 obras que estuvieron expuestas hasta el 18 de abril del siguiente año y que fueron realizadas por la artista entre 1986 y 1999, incluyendo obras inéditas, entre ellas tres matrices que se exhiben por primera vez, y tres obras en cerámica que realizó para la Bienal de Venecia de 1993.

El trabajo de Ayón estuvo marcado, especialmente, por dos hechos. Por un lado, la sociedad secreta Abakuá , original de la actual Nigeria, que llevaron a Cuba los esclavos africanos a principios del siglo XIX y cuyas leyendas se difundieron oralmente. Una hermética y misteriosa hermandad creada por hombres y solo para hombres , en la que la mujer está vetada y que aún hoy sigue en activo. 

Este grupo religioso también funciona como sociedad de apoyo a los más desfavorecidos de la sociedad. Ayón reinterpreta este mito y sus rituales con una poderosa iconografía no para perpetuarlo, sino para transgredirlo: le permite abordar asuntos como la agonía, la angustia, la soledad, el miedo, el desasosiego. Observe como en su obra las mujeres no tienen boca, a fin de representar la ausencia femenina dentro de esta sociedad.

La princesa-diosa Sikán , que es sacrificada por los hombres de esta comunidad secreta, es considerada un ‘alter ego’ de Belkis Ayón. Las figuras en muchos casos semejan a la propia artista. Fue abandonando el color de su primera etapa para centrarse en los grises y el blanco y negro. En los años 90 realiza colografías de gran formato para acabar a partir del 97 con colografías en forma de tondos. (redondas)

Belkis
Las ediciones de sus grabados oscilan entre los seis y los diez ejemplares. Tiene obra en museos como el MoMA, la Tate o el Nacional de Bellas Artes de La Habana. Su cotización, en torno a 55.000 dólares una obra de tamaño medio. 

Se ocupa de gestionar su legado el Estate Belkis Ayón. Su hermana Katia murió hace dos años y ahora está al frente de él su cuñado Ernesto. «Su obra es más política de lo que parece». 

Las claves de su muerte, dice, «siguen siendo una incógnita para la comunidad artística que admiró su ascenso a los circuitos del arte más exigentes», aseguró Cristina Vives, comisaria y amiga de Belkis: «como de casi todos los artistas de su generación, con los que convivió.

Estos se vieron obligados a camuflar su discurso tras las técnicas y narrativas de sus obras para no tener problemas con la censura en la isla». Tal y como pasó en su obra que fue transitando del color al blanco y negro así fue el preámbulo de la desagracia. El disparo que se dio el once de septiembre de 1999 y que acabó con su vida de apenas treinta y dos años.

Nadie, ni amigos ni familiares de la artistas conocen los motivos por los cuales tomó esa decisión. “Son cosas que tengo dentro y que echo para afuera porque son cargas con las que no se puede vivir ni se pueden arrastrar”, eso fue lo que dijo de su arte poco antes de morir, y quizás no la tomaron en cuenta.

El trabajo de Belkis Ayón, nunca mostrado en Europa, ha sido expuesto en diversas sedes en Estados Unidos entre las que destacan el Museo del Barrio de Nueva York (2017), el Fowler Museum de UCLA en Los Ángeles (2017) o el Station Museum of Contemporary Art de Houston (2018).
 

Maldita Hemeroteca.

Fuentes:
New York Times
Museo Reina Sofia