Ingeniero español Don Rafael del Pino Calvo-Sotelo. // 

Para los que no están al tanto de la vida en España, le diremos que Don Rafael del Pino Calvo-Sotelo es un empresario, ingeniero de profesión, muy famoso en este país.

Su padre, tambien empresario de la época Franquista y del mismo nombre, fallecido en el 2008, había fundado en 1952 la conocida empresa "Ferrovial", encargada de suministrar el material de construcción a Renfe, la Real federación de trenes de España, entre lo que estaban las traviesas de madera donde se asientan los raíles de las líneas férreas.

Además, con ese apellido, su hijo es sobrino del expresidente del Gobierno Leopoldo Calvo-Sotelo, hermano de la madre Ana María. Para que tenga una idea, cuando en 1962 su padre fabricó la primera carretera que unió Bilbao con Behobia en Gipuzkoa, en el país vasco, que contó con 165 puentes, su empresa ya contaba con 500 empleados, ahora tiene unos 96 mil, y facturaba ciento veinticinco millones de pesetas.

Hoy su hijo, y protagonista de esta historia, ha obtenido ingresos por valor de más de doce mil millones de euros. Dicho esto. La historia comienza en febrero del año 2001, cuando este empresario se presentó frente a las costas de Santiago de Cuba, imaginamos que procedente de la República Dominicana o de Jamaica porque fue en su yate de cien millones de euros, y solicitó un permiso para entrar en la isla. 

Carlos Lage. 
Habló por teléfono con el embajador español en la isla y este, a su vez, se comunicó directamente con Jose Ramón "El falso gallego" Fernández, que le prometió tramitarle el permiso. Recuerde que allí el único que podía dar un permiso de este tipo era el dictador Fidel Castro.

A partir de aquí, surge un dialogo entre "la mermelada" al más alto nivel en el gobierno, Fidel Castro incluido, que lejos de lo que pudiera tener de gracioso, lo que saca a relieve es la ambición y el poderío que disponía Castro en esa isla, que por desgracia sigue siendo patrimonio privado de esa familia.

El gallego Fernández, que pese a tener ese acento tan raro que nadie se explicaba porque nació en Santiago de Cuba y vivió allí casi toda su vida, llamó de inmediato al entonces todo poderoso vice presidente del consejo de estado y de ministros, Carlos Lage, para que éste le transmitiera a Fidel la situación de este visitante tan especial $$$$.

--“Lage, oye, en un yate frente a Santiago de Cuba está Rafael del Pino y pide autorización para entrar a puerto. Tú dirás.”

--“Coño, Gallego, no me jodas. ¿Pero un yate? ¿Con expedicionarios? ¿Para desembarcar?”

--“Qué desembarco ni qué niño muerto, Lage. No me jodas. Un yate de recreo, como corresponde hombre, y parece que hay mucho embullo a bordo.”

--“Cojones. Bueno, déjame transmitírselo al Jefe.”

Lage pulsa el interruptor de la línea directa y de asuntos urgentes con el Comandante en Jefe.

--“Comandante, me acaba de informar el gallego Fernández que el embajador español le ha comunicado que Rafael del Pino está frente a Santiago de Cuba, y pide autorización para entrar a puerto.”

--“¡El colmo!”, bramó el comandante a través del inter comunicador. “¡Esto es el colmo! ¡Que Aznar (presidente de España Jose María Aznar) se preste a estas mariconás! ¿Y cuántos hombres se supone que trae?”

--“El Gallego no sabe, Comandante. Solo me dijo que había tremendo embullo a bordo.”

Se hace un corto silencio. Apenas un segundo. Fidel reacciona con su habitual rapidez.

--“Que dejen entrar a ese maricón. Lo voy a descojonar. Localízame a Furry (Vice ministro de las Fuerzas Armadas) y dile que tenga lista a su gente que se van a dar banquete.”

Lage vuelve a llamar al Gallego y le transmite las instrucciones de Fidel. El gallego no entiende lo que se ha formado aunque se percata del error en el nombre, y le pide a Lage que le pase la comunicación con el jefe.

--“¡El que tú tienes en mente sí es un hijo de puta, pero este no!”. (Se refería al general de la aviación cubana Rafael Del Pino, que en 1987 escapó a Miami en un Cessna).

--“¡Que sí, coño, que todos los Rafael del Pino son unos traidores, maricones y cabrones!”

--“¡Fidel, que este es el billonario, el dueño de Ferrovial, en España!”

Entonces Castro muestra la misma reacción acelerada pero dando marcha atrás:

--“Ah, coño…”

--“Él es un hombre muy influyente en España y tiene mucho dinero, ¿tu que dices?”, le agregó el Gallego.

--“¿Tiene mucho dinero tú dices?”

--“Billonario, Fidel. Billonario.”

Fidel Castro.
--“Bueno, pues dile al embajador que lo voy a enviar a Santiago en uno de mis aviones ejecutivos y puede traer al visitante hasta Playa Baracoa, que de allí se vaya al Palacio Presidencial que los invito a cenar.”

Cuando Don Rafael atracó en el muelle de Santiago de Cuba, allí estaba el gallego Fernández con el embajador para llevarlo a la Habana en la citada nave. 

Antes lo llevó a la casona del gobernador de Cuba, Don Diego Velázquez de Cuellar, que data del 1515 y es una verdadera joya colonial, y visitaron además las tumbas de personajes importantes sepultados en el campo santo de Santa Ifigenia.

Al final de cuentas no había prisa, para eso esperaba el avión que Castro había puesto a su disposición. La velada en la Habana fue un éxito, al magnate y a su hijo del mismo nombre le ofrecieron una cena de bienvenida por todo lo alto en los pulcros salones del Palacio de la Revolución, pero no como dios manda, más bien como Castro mandaba en ese caso. 

Maldita Hemeroteca
Fuentes: El Debate
Dialogo: Cubaencuentro.