He callado durante medio siglo. Tengo unos cuantos años sobre mis aún no cansadas espaldas y he decido hablar ya.
Corrían los años ‘50 y el Gobierno del Doctor Carlos Prío Socarrás, muy creativo en Leyes Sociales, perdió el control gubernamental y los grupos políticos del Partido Auténtico se habían convertido en bandas de pistoleros, que arreglaban sus problemas en tiroteos y asesinatos de políticos.
La corrupción llegaba a las puertas del Palacio Presidencial, mientras el Jefe del Ejército, General Ruperto Cabrera, entregaba al Primer Mandatario informes de varias conspiraciones que se fraguaban en el país. Y una madrugada, producto del malestar existente, un hombre, en manga de camisa y acompañado por 16 amigos, llega al Estado Mayor del Ejército y les dice a los allí presentes:
"Yo soy Batista, ayúdenme a arreglar esto. Después de varios "Vivas al general Batista", se hicieron seis llamadas a los Regimientos de Provincia y, al día siguiente, el pueblo aplaudió el Golpe y el país continuó funcionando y se le dieron garantías a todos los políticos y no pasó nada.
El año siguiente un joven abogado asaltó el Cuartel Moncada, en Oriente, con un saldo importante de muertos de ambas partes; sin embargo fue juzgado y condenado, con todas las garantías constitucionales, a 15 años de una prisión militar. En su celda disfrutó de privilegios y dispuso de una biblioteca, además de recibir y enviar correspondencia.
Él mismo, como consta en el hoy llamado Museo de la Revolución, el Presidio Modelo de Isla de Pinos, se cocinaba sus comidas según los pedidos que hacía a sus familiares y amigos y que se les dejaban pasar. ¡Ojalá cualquiera de los miles de prisioneros políticos de este último medio siglo pudiera tener estas condiciones de encarcelamiento! ¡
Pero el favorecido por todas las garantías de la Ley logró convertir al General Batista en el gran malo de la película, o mejor, de la tragedia actual del pueblo de Cuba.
En 1954 el Presidente Batista convoca a elecciones y es electo en una coalición de partidos, que se llamó la coincidencia.
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| Batista |
Y 20 el de mayo de 1955 el Consejo de Ministros aprueba y otorga la amnistía al joven abogado Fidel Castro y sus seguidores, a pesar de los numerosos muertos y la incontable sangre que pesaba sobre sus espaldas. ¡Ése sí fue el gran error del General Batista!
El país continúa su carrera exitosa, ninguna fábrica cierra, ni ningún banco quiebra, ni los trabajadores organizan huelgas y hasta los exilados reciben sus checks en el exilio.
Había hecho lo que había entendido como más razonable para salvar del caos a la República de Cuba en una época, la de la Guerra Fría, en la cual el “Todo vale” había sido establecido en política y gobierno con el asalto al poder de los bolcheviques en Rusia, el leninismo primero y el estalinismo después que llegó hasta el extremo de asesinar a un opositor político, LEÓN TROTSKY a miles de kilómetros de su país.
No afirmo que hayamos logrado los resultados que deseábamos y esperábamos (la situación venía muy convulsa desde mucho tiempo y no existía ningún respeto hacia los políticos y las instituciones), pero hasta hoy siempre el paso de Fulgencio Batista por la Historia de la República de Cuba se ha presentado de forma manipulada, interesada y sesgada.
El 2 de diciembre de 1956 Castro desembarca en Cuba por la Provincia de Oriente acompañado por un grupo de guerrilleros perdiendo 70 hombres en los enfrentamientos con la fuerza pública.
La provincia de Oriente inicia el terrorismo que se riega por toda la Isla y el 13 de marzo de 1957 un grupo del Directorio Revolucionario ataca el Palacio Presidencial en plena tarde, logrando la Guarnición Militar y la Escolta Personal del Presidente responder enérgicamente al ataque, desanimando a otras fuerzas que no llegaron.
Las clases vivas del país organizaron una Manifestación de Apoyo al Presidente y el 7 de abril de 1957 las calles se llenaron de pueblo, que visitó al Palacio Presidencial como desagravio y los representantes de todas las instituciones profesionales, comerciales, industriales, ganaderas, azucareras, religiosas, políticas y un gran etc. vitorearon al Presidente Batista y su familia.
El país continuaba creciendo, el terrorismo nos atacaba despiadadamente, la isla quedó casi dividida cuando otra fuerza se internó en la Sierra del Escambray. Los miembros de la fuerza pública eran asesinados en las calles y las bombas explotaban en los cines y centros de diversión.
La Habana era un centro de terrorismo organizado ahora fríamente por el Movimiento 26 de Julio fundado y comandado por el cincuentenario tirano Fidel Castro. El 31 de diciembre de 1958 el General Eulogio Cantillo, acompañado por un grupo de oficiales, le comunicó al Presidente Batista que el Ejército no quería pelear. El Presidente Batista entregó el gobierno y marchó al exilio con su familia y un reducido grupo de colaboradores.
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| Fidel Castro |
Esa lección la aprendieron muy bien las fuerzas políticas de nuestro país, empezando por el propio Fidel Castro. No existía para la oposición otro recurso que no fuera el revólver de cowboy. Debo recordar que ya antes el General Batista había sido democráticamente elegido Presidente (1940-1944) y que, cumplido su mandato, había entregado la Banda Presidencial a Ramón Grau San Martín.
En esos 6 años de un terrorismo cruel y despiadado en los que el país logró sus mejores resultados económicos y se terminaron muchas obras sociales, la oposición apoyó a los terroristas, por envidia, rabia y odio, porque era el uso y el abuso. Ya el gran Lenin había acabado con uno de los logros más importantes del pensamiento político y de la democracia: el pluripartidismo y el cambio de la realidad mediante el cambio democrático de los gobernantes.
A los estudiosos de la historia les pido que busquen las publicaciones de ese período para que comprueben que todo lo que les digo es cierto. Busquen datos de la época sobre Cuba del Fondo Monetario Internacional, del Banco Mundial, de la ONU, de la OEA. Mi interés es presentar la historia que a mi me tocó vivir. Es posible que muchos de ustedes, lectores de hoy, hayan leído o alguien les haya contado otra Historia sobre Cuba. Yo, yo estaba allí.


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