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ANTONIO Y JOSÉ MACEO MACEO. DOS MUERTES MARCADAS POR UN FANTASMAGÓRICO DESTINO.

Finca "Soledad" en Ti Arriba, Santiago de Cuba, donde dicen que José Maceo exhaló por ultima vez. // 

El combate de "Loma del Gato" tuvo lugar el cinco de julio de 1896. En este lugar, que se encuentra en la provincia de Santiago de Cuba, se produjo el primero de los dos fatales enfrentamientos.

Este, entre el Mayor General del Ejército Libertador José Maceo Grajales y el también general del ejército español, Tirso Albert, y el entonces coronel Joaquín Vara del Rey, quien fue puesto a las órdenes del general Calleja, capitán general de Cuba, embarcando en Santander, el 20 de marzo.

Curiosamente a Cuba llega solo unos días antes que los hermanos Maceo, pero donde ya operaba la partida de Bartolomé Masó, y sólo una semana antes de que José Martí y Máximo Gómez que se incorporaran también.

Laureado con la medalla de San Fernando y declarado, además, héroe de El Caney, lugar donde encontró la muerte al producirse la invasión norteamericana de 1898, tras haber sido designado por Weyler como jefe del Regimiento de Infantería Cuba número 65 y ascendido a general.

Este combate revistió gran importancia en la historia de Cuba, ya que fue donde cayó el hermano del lugarteniente general Antonio Maceo, mayor general José Marcelino, que por cierto, se encontraba en esos momentos muy tocado en su orgullo personal al ser designado Calixto García como lugarteniente del ejercito en Oriente y no él. Incluso, le llevó a presentar su renuncia al encontrarse abrumado por el "lleva y trae" de sus adeptos. No era aquel un día como para combatir precisamente, pero sí el señalado para partir de este mundo. De hecho, dicen que ante la demora del ataque español se mostró impaciente y hasta gritó.... 

¡.... que pasa que estos no atacan!. ¡"Arriba mi escolta que uno se muere en su fecha!". Sin duda él mismo fue a buscar a la muerte. Mientras que el llamado "León de Oriente", impetuoso y desprevenido, recorría la posición que ocupaba su escolta de caballería dando órdenes y aliento, de la nada surgió aquel plomo que le perforó el cráneo derribándolo mortalmente herido de su caballo.

En su "encabronamiento", José le había servido de blanco perfecto a los franco tiradores hispanos. Por esta acción Vara del Rey fue premiado con la segunda "Cruz Roja del Mérito Militar".

Muerte de Maceo. Obra del pintor cubano Armando Menocal

De inmediato acudió el teniente Salvador Durruty miembro de su escolta, que también recibe un balazo que le impide cumplir el propósito de recoger el cuerpo de su jefe; acto seguido el coronel José Justo León, con otro número de su escolta, logran terciarlo en el caballo y alejarlo del lugar. Ordena cortar un palo para confeccionar una hamaca, con la que fue trasladado por el camino que conduce desde Loma del Gato hasta Ti Arriba, en Santiago de Cuba.

En el trayecto, precisamente en la finca “El Aguacate” es asistido por su médico, el doctor Porfirio Valiente del Monte, quien sondeó la herida (se dice que hasta extrajo el plomo) declarando que no había nada que hace y que el impacto sería mortal por necesidad. Posteriormente es trasladado a la finca “La Soledad”, propiedad de Madame Lombar, madre de Elvira Cape, donde lo declaran oficialmente muerto.

Existen algunas contradicciones en cuanto al lugar y hora de su muerte. Un documento publicado en 1939 y que está avalado por datos aportados por el Coronel José Justo León y Brito, capitán José Palacio y el teniente Salvador Durruty, se expresa que José Maceo expira en el tramo comprendido entre “El Aguacate” y “Soledad de Ti Arriba”. Por otro lado su médico Porfirio Valiente del Monte dijo que su muerte ocurre sobre las 4 y 20 en la casa de la finca “La Soledad”.

LA MUERTE DE SU HERMANO ANTONIO.

Un comentario hecho por su medico personal, el doctor Máximo Zertucha, quien fuera acusado de entregar al titán de bronce a las tropas del general Valeriano Weyler, y que fuera recogido en los apuntes del general catalán José Miró Argenter, resulta estremecedor cuando menos:

"Me dijo que presentía que lo iban a matar.". Un día antes de su muerte, -cuenta Miró-, estando dormido se le aparecieron en un sueño todos sus hermanos muertos y que lo habían llamado por su nombre. En especial su madre Mariana y este hermano José que le gritaban: "Basta ya de lucha, basta ya de gloria".

Miró agrega que Maceo se encontraba muy preocupado por no tener noticias de la enfermedad de su esposa en Costa Rica, más las lógicas preocupaciones que le suponían saber que Valeriano Weyler lo estaba esperando del otro lado de la trocha, y en ese sentido se hizo rasurar la barba y el bigote para no ser reconocido.

Miró*, que aunque dicen que era bastante fantasioso en sus escritos, sobre todo si se trataban de su ídolo Antonio Maceo, fue de los que no se cortó ni un pelo a la hora de acusar al doctor Zertucha de entregar a las tropas Españolas, todos aquellos valiosos documentos que se encontraban junto al cadáver de Maceo, incluso su reloj. 

¿Cómo saber si fue cierto o no aquella traición?, menos cuando después se le sometió a juicio y se le exoneró de toda culpa. Pero lo que sí fue cierto es lo que declaró Zertucha, que todos salieron huyendo y ninguno hizo lo más mínimo por recoger los cadáveres (más el de Panchito Gómez). Solo a la marcha de los Españoles, que ni siquiera sabían a quien habían matado, es que consiguieron "rescatarlo". 

Ese es el motivo por el cual existen esos objetos privados de Antonio Maceo en el museo en las islas baleares, donde era natural Weyler. Hasta su rústica silla, tallada en el tronco de una palma y que tenía sus iniciales y una estrella, se llevó el general Weyler para España como trofeo de guerra y que luego, con el paso de los años, fue "cedida en calidad de préstamo" por el gobierno de la socialista Francina Armengol, que el presidente Pedro Sánchez "devolvió" en su viaje a Cuba de 2018. 

Esta silla pertenecía en propiedad al general Weyler, pero en 1931 su familia optó por cederla al museo de la isla. En específico se encontraba expuesta en uno de los salones del Castillo de Bellver, en Palma, pero antes estaba en el Museo Histórico Militar de San Carlos, de la misma ciudad, junto a otros valiosos objetos de aquellas guerras y no solo la de Cuba, también de Filipinas.

Maldita Hemeroteca 

NOTA: José Miró Argenter. Nació en Sitges, cataluña, hijo de un famoso funcionario de esa ciudad llamado José Miró Armengol. Su hijo, Miró Cardona, fue designado como primer ministro del gobierno castrista en 1959, y si no llega a ser que consigue asilarse a tiempo en una embajada en la Habana, el barbudo no jefe aún se lo "lleva en la golilla".