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EL GENERAL QUE LO INTENTÓ TODO POR LA PAZ DE LOS CAMAGUEYANOS

General Pedro Mella, gobernador del Camaguey. // 

Carlos Manuel de Céspеdes era un terrateniente liberal y masón conocido por ser un excelente amigo del general español Juan Prim, el hombre que se atrevió en España a concederle la independencia a los Cubanos si así la pedían.

Su relación con este oficial es lo que determina que inicie la lucha el 10 de octubre de 1868. Entonces en España había un gobierno liberal con una de las constituciones más progresistas que había, de hecho ya no existía la monarquía, pero de ahí a que el senado estuviera de acuerdo con Prim en concederle la independencia a los cubanos, había un buen trecho. 

No obstante sí que estuvieron dispuestos a ceder en cuanto a la necesidad de conseguir en Cuba una igualdad de derechos entre los criollos y los peninsulares, lo que prácticamente significaba la autonomía. Y en ese objetivo se centró el llamado "Pacificador" en 1895, el capitan general de Cuba Don Arsenio Martínez Campos, lo único que esta vez no tendría el mismo éxito del Zanjón. 

EL PERSONAJE DE HOY

El general Pedro Mella tomó el relevo en el mando y dirección de la Academia. Antes estuvo destinado en Cuba donde combatió durante la guerra de los diez años, 1868-1878.

Participó sobre todo en operaciones en Camaguey, ciudad cubana de relevancia histórica donde se celebraron dos asambleas constituyentes a fines del siglo XIX: la de Jimaguayú y la de Yara, en la que se decidió rechazar la autonomía ofrecida por el gobierno español.

Pedro Mella luchó al lado de generales tan prestigiosos como Cassola, Armiñán y Báscones. Con éste último, siendo su jefe de estado mayor, marchó desde Puerto Príncipe en socorro de una brigada española acorralada en las Guásimas de Machado. Otras acciones fueron las del Potrero de La Sacra, en las de Naranjo - Mojacasabe, y en las de Najasa.

Fue el jefe de la segunda brigada desplegada en Manzanillo, Bayamo y Jiguaní; y colaboró con el capitán general Martínez Campos tanto en la guerra como en los preliminares de la paz de Zanjón en 1878, que pusieron fin a la lucha de la también llamada “la guerra larga” o “de los diez años”.

GOBERNADOR DE CAMAGUEY 

Al asumir el mando de Camaguey, se dirigió a los conciudadanos con esta arenga:

"Camagüeyanos: nos conocemos de mucho tiempo atrás; sabéis los afanes y desvelos prodigados por mí en el bien de la paz material primero y de la tranquilidad moral después.

Conocéis los vínculos que por conceptos varios me unen en estrechos lazos de cariño a esta hermosa provincia, pero hoy, en ocasión en que un puñado de fanáticos, arrastrados por mayor número de aventureros ambiciosos, tratan de perturbar de nuevo el país amenazando destruir el producto de nuestro constante y honrado trabajo y sumir en la miseria a vuestras familias, vuelvo a encargarme del mando de esta Provincia".

Para nadie es un secreto, solo para los cubanos que apenas conocen una parte de la historia totalmente manipulada, que no todos en Camaguey estaban por la labor de la libertad. Ya no estaba el mayor Agramonte y la destrucción que venía ocasionando Máximo Gómez a la industria criolla era ya insostenible.

Aún así, en su favor hay que decir que a modo de preservar la integridad de los rebeldes, tuvo bien en avisarles uno a uno que se encontraban en el ojo de las autoridades y, por lo tanto, les convidaba a que abandonaran el país cuanto antes a modo de evitar males mayores.

Uno de ellos, el marqués de Santa Lucía, Salvador Cisneros, que ya había sido alertado por el capitán general, general Arsenio Martínez Campos, le respondió: "Sí, pero solo respondo con mi cabeza". (No con el corazón).

Sin embargo: Máximo Gómez hace caso omiso a esta arenga y se adentra con sus tropas en territorio Camagüeyano, y el día 5 de junio corta el telégrafo y anula la vigilancia de Martínez Campos. Cruza el río Jobabo en medio de una insurrección que ya era imparable. El Capitán General dicta entonces el siguiente bando:

Gobierno Civil

Don Arsenio Martínez Campos y Antón:

Gobernador y Capitán General de la Isla de Cuba.

Habiendo aparecido partidas armadas en la provincia de Puerto Príncipe y llegado por ello el caso a que se refieren los artículos 12 y 13 de la ley del Orden Público del 28 de abril de 1870, vengo a decretar lo siguiente:

Bando

Artículo 1 –Queda declarado en estado de guerra el territorio de la provincia de Puerto Príncipe.

Artículo 2 –Las Autoridades Civiles de la citada provincia, continuarán funcionando en todos los asuntos propios de sus atribuciones que no se refieran al orden público, reservando, no obstante, a la Jurisdicción de Guerra el conocimiento de todo los asuntos criminales en que considera conveniente entender.

El 13 de junio de 1895, el general Martínez Campos notifica oficialmente al Consejo de Ministros de que «habiendo invadido los insurrectos el Camagüey, cosa que creía imposible, y que no había podido evitar, su política y su misión, habían fracasado, y por consiguiente ofrecía su dimisión al Gobierno».

Maldita Hemeroteca.
Fuentes: Notas del capitán Ángel Rosende
miembro de la escolta de Máximo Gómez
Fundación Ego de Kaska