LA SIERRA MAESTRA: EL GRAN NEGOCIO DE FIDEL CASTRO

El historiador británico Hugh Thomas, así como buena parte de la historiografía universal, han coincidido en que la Sierra Maestra de Cuba no se dieron grandes combates, y que los rebeldes no consiguieron tomar ciudades de más de diez mil habitantes hasta -por lo menos- el mes de diciembre de 1958.

Quedaría por tanto en entredicho el citado argumento del control territorial de la guerrilla. Sin embargo, el éxito insurgente no residía en apoderarse de las grandes urbes sino en su sólida retaguardia, basada en lo que recaudaban por medio de la extorsión a los centrales azucareros, puertos marítimos y todo lo que considerasen una fuente de dinero fácil.

No se alarme por esto. Fue el mismo método que utilizaron los generales Máximo Gómez y Antonio Maceo y unos cuantos en su etapa libertadora del siglo XIX. Es que generalmente esto no sucede en las guerras donde predomina la técnica y la táctica, en cambio en los conflictos irregulares, como fue Sierra Maestra donde apenas se combatió, florecen enseguida las tres modalidades esenciales, el soborno, la extorsión y el sabotaje.

Una misiva anónima dirigida directamente a Batista solicitaba una actuación más enérgica por parte del ejército para contener a los rebeldes: «la provincia de Oriente está en plena ruina y llegará hasta Pinar del Río»; además, se preguntaba, «¿quien gobierna en Oriente y quien da pase de tránsito?… ¿los rebeldes?».

Los rebeldes optaron por emplear una mejor estrategia: en lugar de realizar incursiones y secuestros bastante inútiles, se concentraban en cortar las comunicaciones y, por tanto, estrangular gradualmente la economía del país. Santiago de Cuba, por ejemplo, estuvo prácticamente sitiada durante el otoño de 1958. 

"Para octubre habían ganado «el control de prácticamente todo el Oriente, excepto las ciudades principales y, de igual modo, habían extendido sus operaciones al resto de las provincias, incluso a menor escala Pinar del Río, en el extremo oeste de la isla". (T. Hugh)

El 14 de julio de 1958, Raúl Castro dictó la «Orden Militar 39» que establecía la obligatoriedad del pago de un impuesto en efectivo o especie del 10 % sobre el valor del total de «la producción agrícola, forestal, ganadera y minera del "Territorio Libre de Cuba" ocupado por el Segundo Frente Oriental.

Con esa plata se sufragarían, en teoría, los gastos de obras, servicios públicos y mantenimiento del ejército revolucionario, que hasta entonces habían sido cubiertos por aportaciones voluntarias. Tal fue así, que ya para septiembre de 1958 habían cobrado, solo a centrales azucareros, la friolera de 169,500 pesos de un total de ciento noventa y un mil que ya estaba pactado a cobrar. 

"Por la misma piedra" pasaron haciendas cañeras, cafetaleras y ganaderas. En uno de esos "cepillos" de primeros del mes de octubre de 1958, la capitana Pastorita Núñez, encargada por Fidel Castro de "visitar" a los poderosos de Oriente, tuvo que regresar a la sierra haciendo un rodeo imprevisto. Según dijo Núñez Jiménez, comandante del segundo frente oriental, Pastorita había sido declarada objeto de interés por parte de Rolando Masferrer y sus hombres. 

En un reportaje que fue publicado por la revista Bohemia, el periodista Pardo Llada relató que para evitar encontrárselo, los rebeldes tuvieron que vadear varios ríos por lo que Pastora, que según Jiménez «llevaba una faja con 50 mil pesos en billetes de cien para Fidel Castro», debió tener extremo cuidado para evitar mojarse. 

Ese dinero procedía de la extorsión a los cosecheros de café, los que pagaban un peso por cada quintal (cien libras) recogido con cáscara, mientras que a los ganaderos se les cobraba dos pesos por cada cabeza de ganado sacrificada; y, por último, los productores de maíz y boniato debían pagar veinticinco centavos por quintal cosechado. No escapaba nadie. 

Para los renuentes al pago, como la Guantánamo Sugar Company por ejemplo, solo había un remedio a su obstinación, la candela y la destrucción de los centrales, las comunicaciones y las vías férreas. Según Meneses, era tanta su ambición que hasta el hermano le advertía que iba a matar del corazón a su madre.

De hecho, para el mes de noviembre de 1958 varios despachos recibidos en la oficina del Estado Mayor del Ejército pusieron de manifiesto que, tanto la compañía Bacardí, propietaria de una destilería de ron, Coca-Cola y Canada Dry Ginger Ale, así como la fábrica de cerveza Hatuey, paralizaron la actividad económica por los estragos causados por la guerrilla Castrista.

Aun así, y según el periodista español Enrique Meneses, uno de los privilegiados en vivir en la Sierra Maestra y que luego fue expulsado de Cuba por Fidel Castro, en aquellos días de euforia, cuando Castro se daba el baño de masas en dirección a la Habana, al pasar por Matanzas, tuvo que abordar un helicóptero --- ESCUCHE BIEN --- para poder llegar al almuerzo que la familia Bacardí le ofreció en su fábrica de cerveza Hatuey en el barrio habanero de El Cotorro.

Meneses, que subió a la Sierra junto con Vilma Espín, se pasó cuatro meses entre los barbudos, sin embargo entró en conflicto desde el momento en que empezó a sentir la "peste a comunismo" entre ellos. Incluso años después se encontró con Ernesto Guevara en el Cairo, y ante este mismo señalamiento le respondió: "Tu eres el primero de todos, luego están Raúl, Escalante y Carlos Rafael". (Artículo de Meneses aquí)

Se calcula, según el libro "Caída de la burguesía en Cuba 1959-1961", del académico y funcionario del Servicio Exterior norteamericano Alfred Padula fallecido en 2018, que Fidel Castro debió recaudar en su etapa rebelde entre cinco y diez millones de pesos en total, aunque señala que fue un calculo bastante conservador debido a la dificultad para contabilizar adecuadamente todo el dinero.

Maldita Hemeroteca

Fuentes: 

--Thomas, Hugh S., Cuba, la lucha por la libertad, 3 vols., Barcelona, Grijalbo, 1974.

--Padula, Alfred L., The Fall of the Bourgeoise: Cuba, 1959-1961, PhD Dissertation, University of New Mexico, 1974.

--Oscar López Ancón: «Deserción de las élites y fiscalidad rebelde: la historia subterránea de la Revolución cubana» Universidad de Zaragoza