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SESENTA Y CINCO AÑOS DE UNA FOTOGRAFÍA.


La mugrienta taberna madrileña "Garibaldi", es un establecimiento de copas propiedad del extremista de izquierdas Pablo Iglesias, antiguo dirigente de la casi extinta formación política Podemos. 

En la entrada había un cartel que decía: «En este lugar no se admiten fascistas». Sin embargo, me hubiera gustado ver la jeta que hubiera puesto, si un día, antes de que abriera la persiana, se encontrara a varios militares fuertemente armados prohibiéndole el acceso a su local: 

"Desde ahora este establecimiento es propiedad del pueblo". ¿Usted se imagina?. Y eso fue lo que pasó en Cuba precisamente, que ese régimen que tanto le hubiera gustado al señor Iglesias encabezar en España, comenzó su brutal "zafari" de expropiaciones sin pagar nada a cambio.

A finales de junio de 1960, el periodista Andrew St. George tomó esta fotografía de milicianos cubanos impidiendo que los gerentes de las refinerías de petróleo americanas entraran a las puertas de la planta. Lejos de ser caótica, la escena ejemplificaba el plan ordenado mediante el cual el entonces Primer Ministro Fidel Castro logró un importante enfrentamiento con Estados Unidos.

Castro impuso precipitadamente una radicalización de la política económica, basado en la defensa de la soberanía nacional cubana. El plan ordenado de Fidel Castro comenzó cuando la Unión Soviética ofreció vender a Cuba petróleo crudo soviético a un precio mucho más barato que el de los productores estadounidenses.

Después de que las refinerías de petróleo de propiedad extranjera se negaran a procesar el crudo soviético, Fidel Castro actuó con rapidez para decretar una toma de control gubernamental de estas propiedades.

El gesto fue estratégico, perfectamente diseñado para enfurecer a los funcionarios estadounidenses y provocar así que Estados Unidos cancelara unilateralmente la compra de la próxima cosecha de azúcar de Cuba y suspendiera el comercio en una oleada de represalias.

Ambas medidas habrían devastado económicamente a Cuba. Sin embargo, la hostilidad de Estados Unidos sirvió a Fidel Castro y a los partidarios de un Estado autoritario: Permitió a la Unión Soviética salvar a Cuba del borde de la destrucción prometiendo comprar no sólo la cuota de ventas de azúcar de Cuba a Estados Unidos, sino toda la cosecha de azúcar.

Tras este vaivén con las superpotencias de la Guerra Fría, Fidel Castro siguió reivindicando victoria tras victoria la soberanía de Cuba a pesar de décadas de dominación histórica por parte de Estados Unidos. Entre agosto y noviembre de 1960, remató el drama del verano con un inesperado aluvión de decretos: nacionalizó todas las empresas de propiedad extranjera y, después, todas las grandes y medianas empresas.

Cuba era socialista en todos los sentidos —sino en nombre—al llegar al mes de diciembre de 1960. No fue hasta después de que la CIA lanzara la invasión de Bahía de Cochinos [Playa Girón] en abril de 1961 cuando Fidel Castro anunció formalmente que el gobierno era «socialista» y se alió formalmente con la Unión Soviética. 

Fuente: Colección Andrew St. George.
Biblioteca Smathers, Universidad de Florida.