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TOMÁS ESTRADA PALMA Y LA DOBLE CONDENA CASTRISTA


El diez de octubre de 1918 fue develado en la ciudad de Santiago de Cuba un monumento a la memoria de uno de los hombres más grandes que dio Cuba en su historia, el mayor general Don Tomás Estrada y Palma. (Bayamo 1832-Santiago 1908). No por gusto fue el escogido por José Martí para quedarse al frente del partido revolucionario Cubano, cuando el apóstol marchó a Cuba en busca de la muerte.

Según las memorias, la idea fue impulsada por el destacado abogado Antonio Bravo Correoso, que por medio de la recaudación popular adquirió los fondos necesarios para su proyecto. Demás está decir que allí donó dinero desde el más rico hasta los más pobres. Y es que Palma fue ejemplo de dignidad y decoro, pero sobre todo de honradez. De hecho, murió en su humilde casa de Santiago, a diferencia del resto de los políticos que se edificaron verdaderas mansiones en la Habana. 

Total que la obra, en mármol de Carrara, fue fruto del arte del escultor italiano Ugo Luisi, y se develó en un pedestal situado en la misma esquina de las entonces calles Trocha Sur y Santo Tomás. Allí estuvo hasta que el Castro Comunismo decidió removerla en 1960, siendo sustituida por otra del político ortodoxo Eddy Chibás. Se conoce que la obra fue a parar a un callejón sin salida, según fotos mostradas en su momento (2010) por la web miamense "On Cuba".


El propósito del tirano Fidel Castro no era otro que liquidar la democracia cualquiera que fueran sus aciertos y defectos. Con la llegada de su comunismo, impuesto por supuesto, el maldito se apropió no solo de toda la nación, de su historia, y solo para crear un nuevo ser aislado, totalmente ignorante, a un llamado “hombre nuevo” del que hoy nos avergonzamos.

LA HABANA

La otra, de junio de 1921 y obra del escultor italiano Nicolini, estuvo ubicada en Ave de los Presidentes, entre las calles 7a y 5a en el Vedado, otro pedestal olvidado, más bien condenado y del que solo quedaron sus zapatos, decía en su parte central:

CUBA A DON TOMAS ESTRADA PALMA 1836 - 1908 MCMXVTI 

En la derecha: 

Amó a cuba rectamente por su independencia y prosperidad laboró con firmeza invencible y magnífico desinterés. 

En la izquierda: 

Hombre modesto, ciudadano ejemplar gobernante previsor, hizo de su vida perenne sacrificio, de su muerte altísima enseñanza.

Como es bien conocido, Palma ocupó la Presidencia de la República en armas, y tras la paz de la República cubana desde su inauguración el 20 de Mayo de 1902. Dejó el poder, por renuncia irrevocable del cargo, en 1906, retirándose con su familia a la finca que poseía en Bayamo.

Murió en Santiago de Cuba el cuatro de noviembre de 1908, y entonces el pueblo de Cuba, que para nada era aquel que jaleaba a los alzados y celebraba paredones, lo recordó y enalteció como el incorruptible, sencillo, austero y demócrata que siempre fue, y por el alto concepto que siempre tuvo de la dignidad ciudadana.

En fin. Como si fuera poco las cenizas de este engendro del mal hoy se encuentran depositadas a muy poca distancia del mausoleo que guarda los restos del apóstol José Martí, altar sagrado de la patria, y donde yacen los restos de Don Tomás en el cementerio de Santa Ifigenia, en Santiago de Cuba.

Maldita Hemeroteca