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Y ESE PUEBLO QUE HACE?


Es cierto que nos desesperamos cuando vemos que el pueblo Cubano aguanta lo imposible. No se sabe que más puede pasar en Cuba para que se tire a la calle, y barra de una vez y por todas con esa lacra de tiranía corrupta y asesina. Y es precisamente por eso, por lo asesina que es, que le apodera el pánico.

Sin embargo, retrocedamos en la historia....

Dieciséis años antes de que el abogado Carlos Manuel de Céspedes se apropiara del levantamiento organizado por el potentado y acaudalado Francisco Vicente Aguilera, un patriota de Puerto Príncipe, Joaquín de Agüero y Agüero, ya se había levantado en armas contra una España que estaba representada en la isla en ese momento en la persona del capitán general José Gutiérrez de la Concha, marqués de la Habana.

Alentado por la invasión del venezolano Narciso López, Agüero se alzó en la "Loma de San Carlos", localidad de Cascorro, y al mando de una tropa sin experiencia y mal organizada de cuarenta y cuatro hombres se atrevió a atacar nada menos que Victoria de las Tunas. Sin embargo lo hizo tan chapuceramente, que hasta sus hombres pelearon entre ellos en medio del desorden y la oscuridad.

Se refugió en Punta Ganados con la intención de poder escapar del país, pero una delación de sus hombres muchos de aquellos patriotas fueron hechos prisioneros. El general José Lémery e Ibarrola, a la sazón jefe del departamento centro de la isla le ofreció un indulto si abandonaba su rebeldía, pero el patriota se negó rotundo. "Se que me va la vida en ello, pero no puedo traicionar ni a mi mismo", dijo.

A las seis de la mañana del día 12 de agosto de 1851, Agüero fue fusilado en la Sabana de Méndez junto a tres de sus seguidores, Fernando de Zayas, Tomás Betancourt y Miguel Benavides. Nadie protestó, nadie gritó, nadie se expresó siquiera en favor o en contra de aquella ejecución, en el Camaguey se hizo silencio total. La lección había surtido el efecto deseado. El pueblo entró en pánico.

Su esposa Ana Josefa de Agüero Perdomo, su prima hermana además, abrumada y contrariada por la muerte de su amado, solo atinó a gritar desde New York, en donde se había refugiado.... "¿¡Y ese pueblo que es lo que hace!?". Nada, no hizo nada. La doña, con aspecto de anciana y casi demente le guardó riguroso luto hasta que murió, a los 48 años, el 25 de diciembre de 1868 en New York.

Se tuvo que esperar casi veinte años, para que en Bayamo se decidieran a hacer lo mismo que su valiente marido. Mire usted, no digamos ya los años 50 del siglo XIX, en plena guerra del 95 y siendo bastante conservador, el historiador Lawrence Tone nos contaba en su obra, “Guerra y Genocidio en Cuba 1895-1898”, que en la isla habían más de 40 mil voluntarios cubanos a favor de España, otros, en cambio, van más allá en el abanico de cifras y se aventuran a afirmar que fueron entre 60 a 80 mil.

Da igual la cantidad, como quiera son muchísimos para un pueblo que no movía ni un solo dedo en favor de su libertad. El de hoy la desea, no cabe ninguna duda, pero marcha a la deriva sin saber como obtenerla, sin saber muy donde es que está, y en eso mi amigo, la dictadura si ha hecho muy bien su trabajo. 

Maldita Hemeroteca