| Cascada en Buey Arriba, en Oriente Cuba. // |
Publicada originalmente entre 1993 y 1998 en el magazine francés “Fluide Glacial” de forma serializada en capítulos de cuatro páginas, donde el caricaturistas Manuel Fontdevila y Alfons López dejaron constancia de una divertida sátira medieval que trata de un santo -apócrifo por supuesto- llamado San Apapucio, que tras recibir una sobredosis de agua bendita se empeñó en ser santo, hacer milagros y llegar a Tierra Santa.
Se cree que el origen de “San Apapucio” -verdadero o ficticio-, se remonta a los primeros tiempos de la era cristiana, entre los siglos IV y V, allá por la lejana Siria donde se le conoció como "el estoico", más que nada por su firme decisión de no ceder ante las tentaciones del diablo. Cierto o no, lo que si sabemos que ha sido siempre presa de frases ingeniosas en la cultura popular, trascendiendo tiempo y lugar.
De hecho en zonas de España como Granada, Sevilla, Madrid, País Vasco o en Barcelona, la gente blasfema con algún que otro -"¡me cago en san Apapucio¡", sabedores de que no pecan en faltar el respeto a nadie en el santoral. Y de ahí, quizás, es que nace esta propuesta de los dos artistas en forma de historieta de cuatro páginas, que aquí en España se conoce como Tebeo, dicen que por una revista de historietas fundada en 1917.
Debió ser por esa misma razón, la medieval me refiero, que en Cuba San Apapucio dio por nombre a una comunidad, mejor dicho un paraíso en sí mismo, que se encuentra asentado muy cerca del Río Babatuaba, en los límites de los municipios Bayamo y Buey Arriba y muy cerca de la Sierra Maestra, que según cuentan los historiadores fue fundada en 1840 y que contiene una rica historia relacionada con la guerra de independencia.
De hecho recordamos que el destacado humorista Nelson Gudín, creador de los personajes Urbinito y El Bacán, y que ha sido autor de varias novelas y cuentos entre ellos uno que llevó por nombre "Cuentos de San Apapucio". Por cierto, a Gudín le escuché decir una vez algo que me hizo convencer que somos más los Cubanos que no veneramos tan ciegamente la etapa independentista.
Me refiero a una entrevista ofrecida en la ciudad de Miami donde recuerda el incendio de Bayamo en enero de 1869, lamentándose que dentro del fervor patriótico que se siente por la fecha nadie piensa en aquellos inocentes, los llamados pacíficos, que tuvieron que pagar muy caro, incluso con la vida o la de sus familias, el capricho de un grupito de violentos que ni siquiera pedían la libertad de Cuba. Y ahí lo dejo.
Por Jorge García
Maldita Hemeroteca
Fuente: Tebeosfera





