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MEDRANO - CASTRO. HISTORIA DE UN ENCONTRONAZO


El catorce de abril de 1941 el militante auténtico y miembro de la famosa Pentarquía que depuso al puesto a dedo Carlos Manuel de Céspedes, Sergio Carbó Morera, fundaba Prensa Libre cuyo lema de combate era: “Ni con unos ni con otros: con la República”. La redacción y talleres estuvieron primero en un taller arrendado en O´Reilly, luego en el No 359 de la calle Obrapía y luego en Manrique No 563.

En agosto de 1947 el administrador general era José Sobrino González y su yerno Humberto Medrano el subdirector y secretario de la empresa hasta 1960. El mayor éxito del periódico despegó en 1957, cuando se le reconoció por la Asociación de Anunciantes de Cuba como uno de los de mayor circulación de la nación, siendo el preferido entre las familias de la llamada clase media.

Tal consolidación y prestigio en el sector hizo que para 1958 se instalaran en una sede propia, con las más moderna y veloz rotativa de la nación, construida detrás del edificio de la Alcaldía de La Habana, en el entorno de la Plaza Cívica de la República, posición que lo ubicaba entre los edificios símbolos de la nación.

El martes 20 de enero de 1959 comenzó a circular la edición número 3099, ya desde sus nuevos talleres y oficinas. Prensa Libre construyó dos Repartos residenciales al oeste habanero, Querejeta 1 y 2 (5ª Ave. y calle 110) y Flores 1 y 2 (5ª Ave. y calle 180) cuyas viviendas se obtenían por sorteos a través de planes publicitarios de regalos para los suscriptores de su periódico. Desde el primero realizado el sábado 25 de junio de 1949 hasta 1960 regalaron 129 viviendas. 

Aunque era abogado, Humberto Medrano comenzó a trabajar en el respetado y popular vespertino Prensa Libre, bajo la dirección de su suegro Sergio Carbó. Estamos hablando de una Habana donde se publicaban dieciocho periódicos de diversas líneas editoriales amparado por el Artículo 25 de la Constitución de 1901, encabezados por el País, Diario de la Marina y Prensa Libre precisamente.  

Un día recibió la visita de Fidel Castro. Prensa Libre ocupaba su edificio de 6 pisos recién construido e imprimían sus periódicos con las rotativas más modernas de la industria tras invertir la cantidad de tres millones de pesos. El último piso estaba vacío, allí tenían pensado instalar una emisora de radio que llevaría por nombre "Radio Libre".

Desde los primeros días cuando Castro usurpó el poder, Prensa Libre alertó al pueblo de la inminente catástrofe que se cernía sobre Cuba. En marzo de 1959 Castro acusó a su director Sergio Carbó de estar dañando el prestigio de la revolución. Ya lo venía haciendo con El Excelsior, El País y El Crisol, que tuvieron que cerrar.

Solo Prensa Libre y el Diario de la Marina se mantuvieron firmes no sin antes desprestigiarlas totalmente. Otro día decidieron que le había llegado la hora al periódico El Mundo empezaron con robarle a Amadeo Barletta sus negocios ajenos al periódico. Lo relacionaron con Batista y, acusado y vilipendiado, se vio y obligado a buscar refugio en la embajada de Italia.

Volviendo a la sorpresiva visita, Castro le dijo a Humberto Medrano que quería conocer las nuevas instalaciones del periódico y este se las mostró piso por piso. Cuando llegaron al sexto Castro preguntó por qué estaba vacío, Medrano le contestó que “aún no sabían para qué sería utilizado”. Entonces Fidel le dijo: 

—Yo creo que aquí en este piso quedaría muy bien el Ministerio de Información, Humberto. ¿Qué opinas? ¿Te parece buena idea? 

—No, comandante, no me parece buena idea —le contestó Medrano. 

En silencio bajaron los dos hasta la calle y Castro fue directo a su automóvil. Se paró junto a la portezuela trasera esperando a que Medrano le abriera la puerta, hasta que un ayudante se percató y le abrió la puerta a "Su Majestad". Castro I. 

—No le falles a la Revolución —le dijo a Medrano, sin dejar de mirarlo. 

—No le falle Ud. a Cuba, Comandante- fue la respuesta de Medrano. 

Castro cerró la portezuela y se fue, con su numerosa comitiva. No volvieron a verse. Prensa Libre había denunciado los abusos de poder, la ilegitimidad de los llamados tribunales revolucionarios, los fusilamientos sumarios y el desmantelamiento del periodismo en Cuba. Desde muchos meses antes las redacciones de los diarios estaban infiltradas por agentes de seguridad del Estado.

En mayo de 1960 solo quedaban Prensa Libre y Diario de la Marina, el periódico conservador más influyente de Cuba y respetado por editores y público, que en su momento apoyó a Castro, tenía un señorial edificio de piedra en la esquina de Paseo del Prado y la calle Brasil.

Los dos diarios se defendían bravamente de un Fidel y Raúl Castro llamándoles traidores a sus directores. Unos días antes Medrano y su hijo Ulises, que por cierto fue integrante después de la Brigada 2506 que desembarcó en Girón, recibieron la visita de un periodista "amigo mutuo" con la propuesta de decretar un "armisticio".

Medrano le respondió o de otra manera acabarían con ellos. Ellos respondieron ser un periódico no un cuerpo de ejército, que solamente contaban con la verdad desarmada y que por tanto no estaban alzados en armas contra nadie. Aclarándoles que, si el armisticio suponía el callarse y dejar de atacar al comunismo, esas armas no las depondrían jamás.

Entonces FC y RC en un mitin celebrado en la sede de la CTC afirmaron que los hombres de Prensa Libre eran los peores porque eran traidores a la revolución. La noche del martes 10 de mayo de 1960 se consumió la ocupación del Diario de La Marina, luego de una violenta polémica de su director José Ignacio Rivero con José Pardo Llada, vocero favorito del régimen. 

Como la mayor parte de los empleados y obreros (más de 300) del Diario habían firmado unas declaraciones de apoyo al director J. I. Rivero y esa noche iba ser publicada, la quinta columna dio el chivatazo y así se adelantó la agresión que estaba programada para el 15 de mayo. 

 Al frente de los milicianos armados marchaba Tirso Martínez, un fotógrafo ambulante que había recibido el título de periodista en época de Batista, sin haber escrito jamás una línea en algún medio.

El jueves 12 de mayo, la ya domesticada Federación de Estudiantes Universitarios (FEU) controlada por los castristas, como todo en Cuba, entre burlas y bufonadas se produjo en la escalinata de la Universidad de La Habana, un entierro simbólico de un ejemplar del último Diario de La Marina que se publicó.

Poco después la familia Rivero, dueños y administradores del periódico se exilaron. El “señorial edificio de piedra” le fue entregado, con sus talleres y oficinas, al periódico comunista Hoy, órgano del Partido Comunista cuya publicación había sido prohibida en época del Dr. Carlos Prío Socarrás.

Se cerró así, violentamente, la vida del Diario de la Marina que entonces celebraba 128 años de haber sido fundado. Treinta años antes se había criticado a Machado por haber hecho lo mismo con Sergio Carbó. Aquello no quedó ahí, el comandante José Quevedo, un ex líder comunista de la Universidad de la Habana, lanzó a través de la radio y la TV la pregunta siguiente: ¿Cuándo enterramos a Prensa Libre?.

El sábado 14 de mayo cuando empezaba a circular Prensa Libre con un editorial titulado “Bajo el Fuego”, grupos comunistas protegidos por la fuerza pública, organizaron una manifestación que pasó cerca del edificio portando cartelones insultantes, lanzando piedras y pidiendo paredón. 

El 16 de mayo de 1960, el grupo formado por la quinta columna injertados en el sindicato de trabajadores de Prensa Libre, acompañados de milicianos armados y ajenos al periódico se apoderaron del edificio bajo el mando de Hugo Vázquez, miembro del Partido Comunista, edecán del director del periódico Hoy y agente del G2, quien luego bajo aprobación de Fidel Castro nombró director al títere Mario Kuchilán hasta cerrarlo en noviembre de 1961.

Desde 1965 el libelo Granma ocupa el edificio robado a los dueños de Prensa Libre. Desde los primeros momentos se produjo la renuncia de la mayor parte de los periodistas y casi la totalidad de los empleados administrativos y un número considerable de obreros del taller, que terminaron posteriormente marchándose del país.

Entonces el libelo Revolución con su director Carlos Franqui (un antiguo comunista, corrector de pruebas del periódico Hoy que estuvo en la Sierra Maestra sin disparar un solo tiro) se mudó para el edificio del periódico que había codirigido durante 20 años, el Dr. Humberto Medrano quien aquel 16 de mayo se vio obligado a abandonar su oficina, bajo acoso de la chusma, montó en su auto y se fue a pedir asilo a la embajada más próxima, la de Panamá. 

Medrano
UN DETALLE CURIOSO

En 1984, a sugerencia del presidente de la Fundación Cubano Americana, el señor Jorge Mas Canosa, ya fallecido, el presidente Ronald Reagan nombró a Medrano subdirector de Radio Martí. 

El 20 de mayo de 1985, a las 5 am fue la voz de Humberto Medrano la que dijo: “Buenos días, Cuba, aquí Radio Martí transmitiendo para ti desde Washington, DC, capital de los Estados Unidos de América”. 

Entonces fue que todos los cubanos escucharon aquella cortina musical que el régimen castrista se encargó de suprimir también y que decía así:  “Aquí falta, señores, una voz, ay, una voz, de ese sinsonte cubano, ese mártir hermano que Martí se llamó, ay, se llamó”. 

Medrano murió a los 96 años a consecuencia de un infarto en su casa de Coral Gables el 24 de diciembre de 2012. Su sepelio se realizó el jueves 27 en el cementerio Flagler Memorial Park donde mismo reposaban sus padres, tras la misa de recordación en la iglesia St. Hugh, en Coconut Grove, Florida.

Maldita Hemeroteca
Sintetizado de un extenso artículo de Humberto Medrano en LIBRE