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BREVE VISTAZO A LA ALTA COSTURA CUBANA


Llegados los años cuarenta, la alta costura alcanzó en Cuba, más específicamente en La Habana, un período de elocuente desarrollo. Las dos últimas décadas de la colonia sirvieron para consolidar el poder real de la burguesía criolla con la implantación de la nueva Constitución que la refrendaba. 

Además, la relativa estabilidad política y económica que se logró en este período, permitió el fortalecimiento de dicha clase social. Los influjos de la capital francesa y otros centros de Moda se extendieron también hacia el contexto nacional por medio de múltiples publicaciones seriadas cubanas dedicadas a la mujer; puntales en ello fueron Vanidades, Ellas y Romance, verdaderos portavoces de los lineamientos universales de los grandes modistos del mundo.

Para las últimas décadas de la República, en nuestro país existía un gran número de modistos que elaboraba ropa de acuerdo con la medida del cliente. Entre ellos podemos mencionar a Raúl Hernández, Hugo Rodríguez de Soto, Zoraida Hernández, Gloria Inclán, Carlota Pérez, Isabel Martínez, Antonio González, Rodolphe Wiel, Manuel Carvajal y Tony M. Spaulding, y al mismo tiempo existían otros de mayor reconocimiento aún, como Rivero y Mojena, René Sánchez, José "Pepe" Fernández y Fernando Pena, conocido como Marffel. 

Para la sociedad habanera de los años cuarenta y cincuenta la alta costura era entendida también como copia o interpretación de modelos de grandes Casas reconocidas a nivel internacional, hecho que no tiene en cuenta la originalidad de los diseños.

O sea, para dicha sociedad poseía el mismo significado una pieza creada por una modista cubana como María del Carmen López Pedroso, alias Melly, que una copia o interpretación que ofreciese Ismael Bernabeu, de origen catalán, de un diseño de una firma parisina, léase Christian Dior u otros, radicaba en la calle Obispo y O’Reilly.

María del Carmen, que en realidad era de ascendencia gallega radicada en Cuba, así como Eric de Juan y Emilio Porras, tambien con nacionalidad cubana o como su nombre indica la imagen de arriba, el establecimiento que tenía Ismael Bernabeu en la calle Aguacate, No.52, que después mudó a Prado en el No.121 y, finalmente, en la calle 12, No 256, en el Vedado, coincidiendo con lo antes expuesto.

Poco a poco la sociedad burguesa Cubana se fue alelando del centro de La Habana hacia el novedoso Vedado, de hecho muchos comercios se trasladaron para la calle San Rafael. Tiendas como La Filosofía y La Francia se situaron en la zona; El Encanto se trasladó para la calle Galiano, entre San Rafael y San Miguel, luego de haber estado situado en la calle Luz, mas al centro del caso habanero.

Maldita Hemeroteca

Fuentes: Fragmentos tomados de “Amables figuras del pasado”, de Renee Méndez Capote y de ¿Alta Costura en Cuba?: Bosquejo sociocultural de un silencio, de Arasy Vázquez y Olivia Pombo.