En toda la historia del arte jamás se había mostrado así, en primer plano, una imagen del sexo femenino. El «inventor del realismo» Gustavo Courbet, pintó este explícito cuadro en 1866, para el deleite personal del diplomático y millonario turco, Khalil Bey.
Hatvany decidió comprar todos los cuadros de Courbet. Los llevó a Hungría y procedió como todos los propietarios anteriores de “El origen del mundo”: lo mantuvo oculto bajo el citado cuadro. Entonces el conde se fue a París y, en 1955, le se lo vendió al psicoanalista Jacques Lacan que también lo mantuvo oculto.
Tras la muerte de Lacan y como pago de derechos de sucesión, fue cedido al Estado francés por la Fundación que lleva su nombre. Desde 1995 se expone en el Musée d'Orsay de París.
Estamos ante toda una apología del vello púbico, algo que nunca mostraron ni siquiera los idealizados desnudos herederos de la cultura grecorromana a lo largo de la historia del arte. En realidad estas partes del cuerpo empezaron a mostrarse en la obra del siempre revolucionario Goya, pero en el futuro metió en problemas a otros artistas, como Modigliani.
De hecho Courbet nunca escapó a la polémica, ni porque consideraba que los órganos genitales femeninos eran dignos de un cuadro. Y desde luego que estaba en lo cierto, el cuerpo humano en general es la mejor obra de arte que existe. Aun así, resulta curioso ver como los visitantes pasan de largo, sin detenerse mucho a mirarlo.
Eso sí, jamás se le ha conocido un performance en contra del arte musulmán. Vea aquí la dueña de esa misteriosa vagina
Museo d’Orsay.…
Título original: L'origin du monde
Museo: Museo d’Orsay, París (Francia)
Técnica: Óleo (55 × 46 cm.)
Escrito por: Miguel Calvo Santos.
Museo: Museo d’Orsay, París (Francia)
Técnica: Óleo (55 × 46 cm.)
Escrito por: Miguel Calvo Santos.

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