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GRANDES HOMÓFOBOS DE LA HISTORIA FUERON IZQUIERDISTAS

El bar Sloppys Joe´s, propiedad del gallego José García Albea y situado en la calles habaneras de Animas, esquina a Agramonte, era como un paraíso para los que buscaban relaciones homosexuales en aquella década del 1950.

Los izquierdistas van de progres y defensores de las minorías, sin embargo históricamente no hubo tanto homófobo como ellos. Y no lo decimos por Fidel Castro ni el argentino Guevara que lo eran en grado sumo, si no por el propio presidente de Chile Salvador Allende, otro que se jactaba en pregonar que en su gobierno no había "ni ladrones ni maricones".

Friedrich Engels, el coautor junto con Karl Marx del manifiesto comunista, identificó el sexo entre los hombres como "repugnante pederastia". De Iosif Stalin mejor ni hablemos. El caudillo georgiano la incluyó en su código penal, mientras que Máximo Gorki la consideraba como destructora y deshumanizante, e incluso pensaba en su condena como un "Humanismo Proletario".

Decía que la homosexualidad se practicaba sin restricciones en la Alemania nazi, pero allí donde los trabajadores gobernaban se la consideraba una fuerza corruptora de la juventud. Su presencia era uno de tantos rasgos que demostraban la influencia “destructora y desmoralizante” del fascismo. Si se quería poner fin a esta ideología reaccionaria, lo primero que había que hacer era acabar con los homosexuales.

En un artículo del izquierdista catalán Federico Urales, publicado en 1905 y titulado “Hacen falta hombres”, el famoso sindicalista y anarquista presentaba las relaciones entre individuos del mismo sexo como una práctica inmoral, contraria a lo establecido por la naturaleza. Y fíjese que curioso, que en su condición de izquierdista - ateo no vacilaba en apelara a la Biblia para recordar que "hubo pueblos destruidos por el fuego de Dios”.

Del asesino en serie argentino, ya sabemos de sobra de la pata que cojeaba. No solo eso, es que entre las auto declaradas feministas, como la doctora Amparo Poch y Gascón, pasó de defender el amor libre entre las mujeres a condenarlo entre los hombres, a los gays les llamaba "caídos". Como doctora, aseguraba que si un hombre no podía satisfacer sus exigencias sexuales, enseguida "aparecían las desviaciones". Y ya ve, hoy la izquierda se apropia del estandarte.

Hay que admitir que mucho antes del triunfo de la Revolución Castrista, periodo señalado como el peor en la historia de Cuba en este sentido, al menos después del 1900, la sociedad y la política cubana no constituían un buen ejemplo tampoco de respeto, más bien todo lo contrario. La orientación homosexual era entendida como viciosa e improductiva, con lo cual era demonizada y hasta en muchas ocasiones condenada también.


Bien atrás en los tiempos, los del cruel encomendero extremeño Vasco Porcallo de Figueroa y de la Cerda, un conquistador que llegó a la isla de la mano de Diego Velázquez en el siglo XVI, ya se reprimían las practicas homosexuales entre los indios.

En conquistador estuvo casado con la hija del líder Camagüebax, un importante cacique local en la región de Camaguey llamada Tínima, que se hizo famoso por las numerosas concubinas de esa raza que tuvo y la cantidad de violaciones que cometió.

Se enriqueció con el descubrimiento de las minas de oro y plata, llegando a ser el terrateniente más poderoso de la isla en ese momento. Como de cruel habrá sido el fornicador de nativas, que un informe que aparece en el libro del escritor cubano Abel Sierra, "La Nación Sexuada" del año 2000, se describe con mucha dureza como castigaba "la sodomía" en aquellas tribus.

Tal fue su barbarie, que al ser interrogado por una alarmada corte en Madrid les confesó que para combatir "inclinaciones suicidas" había tenido que someter a la hoguera a quince indígenas, mientras que a otros les había cortado el pene y los testículos haciéndoselos comer para ejemplarizar a los demás. 

El escritor Eduardo Zayas-Bazán le describió como “el español más odiado y temido por los siboneyes", en cambio el inca peruano Garcilaso de la Vega, decía que era "un buen hombre y generoso". Debió ser que como las que se follaba no eran peruanas como su madre, por eso lo decía.

La historia le recoge con cuatro esposas y trece hijos, mientras que el finado historiador de la Habana, Eusebio Leal, le endiñó más de trescientos "inditos", e incluso llegó a afirmar que viajaba con una litera lista para la ocasión.

La historia cuenta que estaba perdidamente enamorado de la bella Caucubú, una india hija de otro cacique de Guamuahaya en la entonces Santísima Trinidad, y que al saber que el cruel encomendero la pretendía, se encerró en una cueva y nunca más salió de ella.

En cambio a la otra, la Tínima, que le dio hasta nombre y apellidos cristianos, Elvira Tínima de Mendoza, se suicidó en un río al ver como su cruel marido trataba a sus congéneres. Porcallo, que era natural de Cáceres en España, murió en la provincia de Camagüey en el año 1550, y sus restos fueron enterrados bajo el altar mayor de la parroquia de Santa María de la entonces Puerto Príncipe.

Total que luego de este extenso desvío, regresamos a la historia de hoy. Con los años se llegó a crear un centro en la Habana para encerrar o aislar a la entonces considerada "escoria de la sociedad", los homosexuales entre ellos, la conocida cárcel de Cayo Puto o Isla de las mujeres. Entonces se les conocía como "Amujerados". "Cayo Puto", según lo describe el autor Sierra Madero, era un islote cercano a la Bahía Habanera y que luego conocimos como el famoso vertedero de "Cayo Cruz".

Brandon, supuestamente homosexual, visitada a menudo la Habana 

En un artículo aparecido en el "Esquife", concretamente en septiembre cuatro de 1813, al beaterio de Cayo Puto lo mismo enviaban prostitutas, homosexuales, violadores y hasta "empinadores de papalotes" en azoteas (voladores de cometas). En ese esquife, un tipo de embarcación pequeña, eran recogidos en el espigón de Tallapiedra y llevados hasta este centro de internamiento un tanto separado de la Habana. 

En su libro "Ciencia y poder en Cuba", de 1965, el medico, escritor y ensayista Pedro Marqués de Armas, refleja el caso de la doctora francesa Enriqueta Faber, de 32 años de edad y viuda de Juan Bautista Renau, un oficial del ejército galo que resultó muerto en la guerra contra Alemania. Según ella, la muerte de su esposo la llevó a vestirse de hombre, e irse a estudiar a París donde se recibió de cirujana.

Esta señora, llegada desde la isla de Guadalupe a Cuba en 1819, y considerada después como la primera mujer que ejerció la medicina en la isla, no solo era una travestida, tambien era lesbiana. Contrajo matrimonio en Baracoa con la señora Juana de León Hernández que terminó por denunciarla a las autoridades por "haber sido engañada". 

La doctora Faber fue desterrada de Cuba por lesbiana. Por otro lado, y bajo el seudónimo de "El amante del periódico", el presbítero José Agustín Caballero aseguraba esta perlita: 

“Dios nos libre quando el hombre dá en afeminarse, que vestido de la condición femenina, es peor que la misma muger, al paso de monstruo que espanta(...)

A finales del siglo XIX habían tantos homosexuales en la Habana, que el nueve de septiembre de 1888 en el periódico "La Cebolla", tabloide oficial de las prostitutas habaneras, se publicó un artículo titulado “Los maricones”, donde se afirmaba esto:

"Cualquier extranjero que se pasee por las calles de San Miguel y adyacentes en La Habana, quedará sorprendido al ver unos tipos inverosímiles: de la cintura para arriba son mujeres; pero de la cintura para abajo son hombres; pero de los pies a la cabeza no son hombres ni mujeres (...) Los maricones de San Miguel y otras calles y en las casas de prostitutas, ¿deben ser tolerados por la autoridad?. 

Sabido es que no pocas de aquellas meretrices compartían techo, e incluso cama, con muchos de estos "sodomitas o pederastas", que era como les llamaba el término jurídico que se usaban en aquella época, y se siguieron usando hasta bien entrada la mitad del siglo XX.

Las prostitutas los empleaban como "criados sin paga" a cambio de que limpiaran, fregaran y hasta lavaran la ropa. Un negocio redondo para ellas. Aún así constituían "competencia desleal" para una clientela que, por otro lado, debió ser también bastante "bugarrona". (activo)

José Martí, en su denuncia "Vindicación a Cuba" del 21 de marzo de 1889, le salió al paso a un artículo publicado en "The Manufacturer" de Filadelfia titulado "¿Queremos a Cuba?, donde se señalaba a los cubanos de débiles, incapaces de vencer a España e incluso de "afeminados".

Aunque está claro que no fue por eso que el apóstol alzó su voz, o su pluma en este caso si no por lo de cobarde, su denuncia fue publicada cuatro días después en el "The Evening Post". Pero no vaya usted tan lejos. Para el generalísimo Máximo Gómez los habaneros éramos "unos saltimbanquis, unos vagos e incapaces, que lo único que saben es bailar".

LA REPUBLICA

En la república, especialmente durante los gobiernos del doctor Carlos Prío Socarrás, y la dictadura del general Fulgencio Batista y Zaldívar después, la homosexualidad era consentida mientras no se metiera en política, entre otras cosas porque les generaba un lucrativo negocio de prostitución masculina procedente de los Estados Unidos principalmente. 

En la Habana había de todo y para todos los gustos, y sobre todo algo muy importante como el anonimato. En una entrevista para su biografía, publicada en 1976 y titulada “The Only Contender”, el famoso actor Marlon Brandon comentó: “la homosexualidad está tan de moda que ya no es ninguna noticia".

Sobre todo viniendo de él, que a la Habana se iba en los años 50 "a buscar lo suyo". Nos referimos a las tumbadoras y los bongoes, pues se conoce que el actor del Padrino era un fanático a estos instrumentos musicales. Dos de sus contactos en la Habana mientras estuvo hospedado en el hotel Packard de Prado y Cárcel por tres días, eran el pianista Bebo Valdés y el pelotero Sungo Carrera. 

El escritor Darwin Porter, autor de "Brando Unzipped", de 1975, afirmó que Brando tuvo encuentros sexuales con otros actores famosos de aquella época, como Burt Lancaster, Laurence Olivier, John Gielgud, Tyrone Power, James Dean, Montgomery Clift o el compositor musical Leonard Bernstein.

De la misma forma por su cama pasaron grandes actrices, tales como Shelley Winters, Ava Gardner, Marilyn Monroe, Gloria Vanderbilt, Ingrid Bergman, Anna Magnani y hasta al mito de la canción francesa, Edith Piaf. Al morir sus cenizas fueron esparcidas junto con las de Wally Cox, su amor de la infancia, fallecido en 1973.

Muchos homosexuales Cubanos se vieron obligados a marcharse por el puerto del Mariel, durante el éxodo de 1980.

También los hay que se pasan dos pueblo en sus confusas consideraciones. No por lo que haya sido si no por lo que dijo, como el bailaor flamenco Rafael Amargo, un bisexual confeso en una entrevista en la revista Carteles de 2018, donde llegó a afirmar que había tenido "líos" como hombres y que hasta había repetido porque le había gustado. En cambio soltó: 

«Es que a mí no me gusta que llamen a otra persona maricón, porque se trata de una palabra despectiva. Creo que un maricón es un terrorista, un pederasta, un hijo de puta, un ladrón, alguien que hace mal».

El pasado colonial y después republicano consolidó sin ninguna duda una estructura social machista y homófoba en la isla, que luego continuó en aumento en el Castrismo. Pero la colonización española tuvo mucho que ver en todo esto, ya que fue clave en la construcción de un patrón machista de masculinidad en nuestra sociedad, aunque tampoco es responsable de este obsoleta forma de pensar que aun, a día de hoy, sigue patente en Cuba, incluso por las mujeres.

Todas estas citas conservadoras dichas por figuras auto proclamadas "progresistas y de izquierdas" nos pueden parecer sorprendentes, pero en realidad no lo son. Siempre tuvieron el puritanismo incrustado en el ADN de la izquierda, y quizás en otros ámbitos defendían posturas avanzadas, pero en el terreno sexual se dejaban llevar por prejuicios con mucha más fuerzas a veces que los mimos conservaduristas. 

Hoy, en cambio, se auto proclaman bandera de los gays y de todo lo que se menea en este sentido. Es un arma de combate, no un sentimiento real. Nuestra sociedad se ha configurado en base a un crisol de culturas que igual defendían los valores patriarcales que al final terminaron por estimular aún más la desigualdad y fomentaron el desprecio hacia estos colectivos.

Asentada sobre esta base, el desprecio, la desconfianza e incluso la condena, vimos como después surgieron en Cuba los campamentos de la UMAP. Y a pesar de los tenues avances que se han conseguido en este sentido, la isla sigue siendo patriarcal y muy, pero que muy homófoba. "Usted podrá ser todo lo que quiera, menos ladrón y maricón". ¿A cuantos de nosotros nos dieron ese consejo cuando chicos?, probablemente a muchísimos. 

Fuentes:

-Hotel Telégrafo
-La Habana Elegante
-“Antecedentes de la homofobia cubana contemporánea” (2006) de Emilio Bejel,
-“Género y masculinidad en Cuba: ¿el otro lado de una historia?” (2002) de Julio César González Pagés, -“Sexualidades disidentes en el siglo XIX en Cuba” (2005) de Abel Sierra Madero
-“El travestismo y la tradición del desconocimiento en Cuba” (2006) de James J. Pancrazio.
-Roig de Leuchsenring, Emilio, “La primera mujer médico de Cuba, en 1819”