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LA SAGA GALLEGA DE MARTA FERNANDEZ DE BATISTA


En la primera década del siglo XX, D. Emelina Miranda Casals (Ribadeo, 1896?), deja Galicia con diez años y se traslada con su familia a La Habana. Procedía de una familia acomodada de Vilameá (A Pontenova) y en la Habana tenía a dos tías con buena posición, lo que le permitió estudiar en el prestigioso Colegio de las Ursulinas.

A Emelina le respaldaba un pasado selecto dentro de la hidalguía Gallega, como Pedro de Miranda, Caballero de Santiago en 1667. Mariana Miranda, casada en 1817 con el Capitán General de Galicia, Manuel de Latre. Elena Miranda, esposa de Narciso Obanza Alonso, hijo del banquero ribadense. Y Adriano Miranda, que cedió la capilla de San Caetano en 1913 a Celeiro de Mariñaos.

Mientras tanto un paisano suya hasta entonces desconocido, Ramiro Fernández Ledo, llegó a la capital cubana en 1910 desde Chantada, concretamente desde la parroquia de San Fiz de Asma, en Lugo, Galicia. Desde su puesto de chofer escolar conoce a la joven Emelina y con ella se casa. El matrimonio se instala en Bellavista y tiene cinco hijos, Martha, la mayor, Roberto, Rafael, Cecilia y Lilia.

Su historia podría ser una más, si no hubiera sido porque en 1943, durante su paseo en bicicleta por el barrio de Marianao _ otros dicen El Vedado _, su hija Martha, a la sazón 22 años, se cruza con el coche del mandatario Fulgencio Batista. El presidente, de 44 años, casado con Elisa Godínez desde 1926 y padre de tres hijos, queda prendado de ella.

Se hace cargo de su hospitalización, comienza a verla con frecuencia y la relación desemboca en una segunda boda el año 1945. Después vendrá el auto exilio en Daytona Beach, EE.UU., el golpe de estado de 1952 en el que implanta la dictadura, la llegada de los barbudos de Sierra Maestra _ liderado por otro hijo de un Lucense _, y su escapada a España como destino final.

Batista, el cardenal Manuel Arteaga, su esposa Marta y su suegra Emelina. // 
Pero cinco años antes, en junio de 1953, doña Emelina llega Madrid en viaje privado. Es recibida como madre política de Fulgencio Batista. Al informar de su llegada salta la primera pista sobre el origen de su hija, pues afirma que la viajera viene con la ilusión de visitar Ribadeo, su lugar de nacimiento, aunque la familia estaba radicada en Mondoñedo.

La prensa madrileña le hace una entrevista, donde se descubre que apenas le queda familia en Lugo, aunque es propietaria “de unas tierritas, poca cosa”, en A Pontenova. El presidente del Centro Gallego de Madrid, Constantino Lobo Montero, le ofrece un banquete al que asisten, entre otros, el secretario del Instituto de Cultura Hispánica, Manuel Fraga Iribarne y el alcalde de Betanzos, Tomás Dapena. 

A los postres Lobo le hace entrega del libro "Aguafuerte de Castro Gil", de Santiago Aguilar. De todo ello se hace eco Gallego Tato en "El Progreso". La actividad de Martha como primera dama se desarrolla en dos direcciones. Por una parte se distingue como mecenas de las artes con la construcción de la Galería Nacional y con ayudas a la infancia.

Por otra, es la propietaria de medio Banco de Fomento Comercial y del 80% del Banco Hispano Cubano, así como la mayor accionista de la azucarera Agrícola Defensa. También participa en algunas de las cien empresas controladas por Batista, que ya hacían a la familia la más rica de Cuba.

Todos ellos logran establecerse en lo más alto de la sociedad cubana. Roberto su hermano es ministro de Deportes, además de general jefe de la escolta de Fulgencio, dueño de hoteles y restaurantes y socio de Codeco, la constructora del régimen. Cecilia se casa con un hijo del ex primer ministro Saladrigas Zayas. Rafael es secretario de Obras Públicas y Lilia se casa con el ministro de Sanidad, Carlos Salas Humara.

Batista y Grau San Martín durante la rebelión de los sargentos que el primero encabezó en 1933.

Se dice que en la huida de la isla, en diciembre de 1958, Martha y Fulgencio marchan con 300 millones de dólares y otros 700 en obras de arte. El Guiness World of Records de 1962 la considera una de las mujeres más ricas del mundo. Ese mismo año, Batista, Martha y el periodista Jesús Evaristo Casariego, aparecen de forma sorpresiva en la fonda de Rosendo Cabanela en Mondoñedo. 

Hacen el viaje de Coruña a Oviedo, capital de Asturias, y el matrimonio quiere conocer los orígenes de Emelina. Su hija ya es Hija Adoptiva de Ribadeo desde 1957. Fallecido Fulgencio, su viuda se traslada a West Palm Beach, en Florida, donde muere en 2006.

Y mire lo que son las cosas. El padre del suegro de Batista, Ramiro Fernández Ledo, como el de Fidel Castro participó en Cuba en la guerra de Cuba, algunos dicen que fue mambí, y a su vuelta se casó en 1885 en San Fiz de Asma (Chantada) con Rosa Ledo Castro y tuvieron cuatro hijos.

Uno de ellos fue Ramiro, que nació en 1888, y para escapar del servicio militar se fugó a Cuba donde como decíamos los cubanos, "le dio la patá a la lata" conociendo a la joven Emelina. Se conoce que Ramiro regresó a España sólo una, en 1937, para defender la República, mientras que Emelina sí, y varias veces, en la ultima se radicó en Madrid donde murió el cuatro de julio de 1968.

En casa de unos campesinos entregando donaciones. 

Finalmente nos gustaría decir que, aunque su marido "se cargó" la constitución cubana en 1952 por ambición o por una buena causa, nos gustaría mejor pensar, Doña Marta aprovechó su belleza y carisma para convertirse en una abanderada de causas humanitarias. 

Una especie de Eva Perón, de hecho le llamaban Marta del Pueblo o Marta del Pobre, ya que no se inmiscuía en política sino en labores sociales. No como la "totomoya" que está impuesta ahora, que no hace si no otra cosa que restregarle en la cara a un pueblo que languidece, sus bolsos y zapatos de cientos, y hasta miles de dólares.


Maldita Hemeroteca
Fuente: El Progreso de Lugo