MINISTERIUM FUR STAATSSICHERHEIT: LA SINIESTRA STASSI ALEMANA COMUNISTA

Viejos archivos que aun se encuentran en los almacenes de la ex sede de la tenebrosa Stasi. En 2021, y tras treinta y un años, esos expedientes fueron trasladados al Archivo Federal. // 

"¡Camaradas, debemos saberlo todo!": Este fue el mensaje que Erich Mielke, jefe del Ministerio de Seguridad del Estado, o Stasi (policía secreta de la RDA desde 1957 hasta 1989), transmitió a sus empleados, que de hecho todos eran sospechosos. 

La Stasi (Ministerium für Staatssicherheit) fue la policía secreta y servicio de inteligencia de la Alemania Democrática (RDA). Cuando después de la II Guerra Mundial, Alemania quedó dividida en dos estados, la RDA siguió el ejemplo del hermano mayor soviético. El régimen instauró el comunismo pero hasta 1961, cuando se levantó el Muro, los alemanes circulaban libremente a ambos lados de la ciudad de Berlín. 

Para los ciudadanos de la Alemania del Este las posibilidades que se les abrían a sus vecinos occidentales eran inalcanzables. Entonces las cartillas de racionamiento, los discursos grandilocuentes y la propaganda comenzaba a contar cada día con menos apoyo entre el pueblo y cuando el régimen se vio amenazado y en 1950, creó el aparato de control y represión más eficaz del bloque comunista y mentor de la policía política Castrista en Cuba. 

La Stasi comenzaba aquí un camino aterrador contra su propio pueblo. Con casi cien mil agentes, la Stasi iba muy por delante de la temida KGB. Su máximo objetivo era controlar a todos los ciudadanos ante la más mínima sospecha de lo que llamaban "la desviación de la norma socialista": represión, intimidación y terror para mantener en el poder al régimen. ¿Les recuerda algo?.

"Aprendimos los entresijos del oficio, cómo poner escuchas, cómo interrogar a la gente, aprendimos a tratar a los informadores", relata el antiguo oficial de la Stasi, Bernd Roth. La Stasi contaba con unos ciento setenta mil espías que reclutaban entre la población, los llamados informadores no oficiales, "chivatones por amor al arte", que podían ser desde vecinos o compañeros de trabajo, familiares, e incluso ¡padres a hijos y viceversa!. 

Angela Marquardt

Es que para la Stasi los límites no existían. Un ejemplo fue Angela Marquardt, que con apenas quince años de edad fue reclutada para espiar a sus compañeros de clase. "Hice lo que me dijeron que hiciera", comenta hoy, confundida, mientras se debate entre aquellos que la consideran una traidora o los que creen que fue una víctima más del régimen.

Los espías de la Stasi podían acechar en cualquier lugar: entre colegas, entre amigos. Su tarea: identificar a los "enemigos públicos". Desde la perspectiva del régimen de la RDA, estos eran personas que criticaban el sistema y se aliaban con el "enemigo de clase", es decir, los capitalistas "imperialistas" o "fascistas" de Occidente.

Para proteger a los ciudadanos de la RDA de la supuesta amenaza occidental, se construyó el Muro de Berlín en 1961 como una "barrera protectora antifascista". Durante 40 años, el pueblo había sufrido a manos de su policía política vigilancias masivas, detenciones arbitrarias, represión, torturas y terror. 

En enero de 1990, dos meses después de la caída del Muro de Berlín, los ciudadanos de la extinta RDA asaltaron la sede del Ministerio de la Seguridad del Estado donde cientos de ex agentes intentaban destruir a destajo miles de documentos incriminatorios. De hecho destruyeron muchísimo, pero no todo.

Los archivos de la Stasi ocupan más de 110 kilómetros de estanterías:

Cuarenta y un millones de tarjetas de registro, casi un millón y medio de fotografías, numerosos informes de grabaciones y audios que los ciudadanos salvaron de las destructoras de papel que la Stasi había puesto en marcha. Ahora se empiezan a conocer nuevos datos sobre los siniestros métodos empleados por la policía secreta de la Alemania comunista contra sus propios conciudadanos.

Aparte de la vigilancia, la manipulación, la represión, los encarcelamientos y las torturas hasta ahora conocidas, la policía política planificó campos de concentración que permitían encerrar hasta ochenta mil opositores en veinticuatro horas y se pusieron en marcha métodos de terror psicológico diseñados para aislar y destruir la personalidad sin usar la violencia.

Sin duda, se seguirán revelando secretos de la Stasi en las 16.000 bolsas que guardan 600 millones de pedazos de papel rasgados a mano y que aún quedan por restaurar. De la reconstrucción manual se ha pasado ahora a la tecnología más actual que está agilizando el proceso.

En la Firma o "Horch und Guck" - escucha y observa - trabajaban noventa mil empleados oficiales, y unos doscientos mil "no oficiales". 

Miles de bolsas se conservan e incluso con documentos ya triturados. Una imagen de sus lúgubres calabozos. 

El diecisiete de diciembre de 1989, se anunciaba la disolución de la Stasi o la máquina más sofisticada de vigilancia y represión puesta en marcha por una dictadura. Con saberlo nosotros los cubanos. A diferencia de otros países como Polonia o Republica Checa, las actas de la Stasi en Alemania son accesibles siempre y cuando se avise a quien van a "investigar".

Más de cuatrocientas mil solicitudes de acceso a las actas provienen de estados de Alemania Occidental, es decir, más de un 12 por ciento. La estadística sobre pedidos provenientes del extranjero refleja el interés mundial: hay unas veintiún mil solicitudes de cien países.

Curiosamente las que menos lo solicitan son aquellas que lo sufrieron en carne propia, personas con un pasado en la ex RDA que luego se mudaron a Alemania Occidental o al extranjero. Esta claro que las experiencias negativas suelen tener un mayor impacto emocional y, por lo tanto, son más memorables, de ahí que no quieran transitar en ese pasado.

Gracias a la creación del Comisionado Federal para la Documentación del Servicio de Seguridad del Estado de la antigua República Democrática, no todos los expedientes fueron destruidos y gracias a la apertura de esas actas, se ha podido identificar a los perpetradores y exigirles justicia para sus crímenes.

Maldita Hemeroteca

Fuentes: TVE, DW, Internet