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NOS ADVIRTIERON Y NO SUPIMOS ESCUCHARLOS


Hay estudios que demuestran que nuestras decisiones son más acertadas cuando aceptamos los consejos de las personas que nos rodean. No por gusto los Romanos ya tenían a su "Consilium principis" y luego, con el pasar de los siglos, los mafiosos a los "Consiglioris".

Lo malo fue que en el caso de Cuba, esto de recibir consejos de gente que sabe más que uno como que no funcionaba mucho, y menos con un hombre como Fulgencio Batista que, aunque resultó una pieza clave de nuestra historia política y social, tenía un exceso de autoestima que se la pisaba, y por tanto no era muy propenso a escucharlos.

Marianao era entonces una zona clave del entretenimiento, con casinos, cabarets y hoteles. Allí se concentraba gran parte del capital estadounidense en Cuba. Tropicana, en Marianao, era el símbolo máximo de esa relación. Era común que líderes extranjeros fueran llevados allí como muestra del “lujo” y la estabilidad del país.

Fue por eso que que el vice estuvo en Marianao en 1955 porque, siendo vicepresidente de Estados Unidos incluyó a la Habana como parte de una gira diplomática por América Latina. Durante esa visita oficial al gobierno de Fulgencio Batista, Nixon recorrió varios lugares de La Habana. Sin embargo... 

El astuto político no solo se limitó a ver el famoso show o la vida nocturna, recorrió varios barrios y se dio rápidamente cuenta de que aquel oropel no era del todo real. Nixon quedó impresionado por el contraste entre el glamour y la pobreza que también observó fuera de esos espacios.

En memorias posteriores, reconoció que Cuba parecía “próspera en la superficie”, pero políticamente frágil. Esa visita influyó en su desconfianza temprana hacia la estabilidad del régimen de Batista y luego, tras cumplirse lo que ellos ya suponían, fue uno de los primeros políticos estadounidenses en desconfiar de Fidel Castro.
Marianao era entonces una zona clave del entretenimiento, con casinos, cabarets y hoteles. 

Tras la fallida invasión de Bahía de Cochinos (1961), Nixon criticó duramente a Kennedy por su manejo del tema cubano y luego como presidente - periodo de 1969 al 1974 - mantuvo la línea dura contra la tiranía Castrista. Fortaleció el embargo económico y el régimen de la habana siguió siendo un tema clave dentro del contexto de la Guerra Fría.

OTRO QUE LO VIO ENSEGUIDA

El poderoso David Rockefeller visitó Cuba varias veces entre los años 1940y 1950 cuando era ejecutivo del Chase Manhattan Bank. No fue otro de los que no solo se conformó con ver los casinos: pidió recorrer barrios humildes de La Habana. Comentó en privado que la desigualdad social era “una bomba de tiempo”.

Años después, usaría el caso cubano como ejemplo de lo que EE. UU. no debía ignorar en América Latina. La familia Rockefellers eran magnates de la industria petrolera y tenían numerosos negocios en la isla como la Esso Standard Oíl que Castro les confiscó primero, y luego se las custodió en Angola con los miles de tontos forzosos que allí envió.

De labrar ese camino ya se había encargado su hija Peggy Dulany, que tras el colapso de la URSS y la profunda crisis económica en Cuba, actuó como cabildera entre Fidel Castro y figuras políticas de EE. UU. Se dice que era el canal directo entre Castro y el Secretario de Estado George Shultz. 

Eran los conocidos contactos secretos o "Back Channels", especialmente durante el conflicto de Angola, de ahí que Castro "les protegiera" sus plantas petroleras. En sus 35 años en el Chase, Rockefeller visitó 103 países –algunos, hasta 40 veces–, asistió a 10 mil comidas de negocios, y fue recibido por más de 200 jefes de Estado.

Y es que desde antes de que los órganos de inteligencia de EEUU fuera la CIA, entonces era la OSS, ya operaban en Cuba y conocían sus riesgos. Los tenían infiltrados como empresarios, diplomáticos, periodistas, y hasta gerentes de esos mismos lugares de esparcimiento, como en los hoteles Nacional, Sevilla-Biltmore y el Havana Hilton.

Incluso agentes soviéticos del anterior organismo del KGB, la NKVD, ya apuntaban a que Cuba era “un país que no sabe que está a punto de cambiar de dueño”. El famosos analista y espía Nikolái Leónov, había tenido contactos con Raúl Castro en 1953 en México. 

Fue uno de los primeros espías soviéticos en evaluar personalmente a Fidel y Raúl, y tras 1959 se convirtió en el principal analista de Cuba para Moscú. Se dice que fue el artífice del veloz acercamiento entre Moscú y la Habana. Antes y después de 1959, México era el verdadero centro del espionaje en America Latina de la entonces NKVD y no La Habana.

Por no escuchar, Batista ni prestó atención al Diario de la Marina y otros medios que le alertaron tempranamente, y la prueba fue este medio - principal tirada en Cuba - fue de los primeros en ser clausurado por las hordas verde olivas. En fin, que como dice el dicho el que avisa no es traidor, o mejor aún, al que no oye consejos "le suenan por el lomo" una tiranía que de 67 años.

Maldita Hemeroteca